Entre salteadores y el Buen Pastor
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
- El Buen Pastor.
La Palabra de este IV domingo de Pascua es la del Buen Pastor, el redil, el rebaño, las ovejas, la puerta, (Juan, 10).
En el transfondo de la imagen de Cristo como Buen Pastor subyace una amplia mentalidad del AT:
- Jesús llora ante el pueblo, que vivía como ovejas sin pastor, (Mc 6,30-34).
- Jesús defiende las ovejas frente a los depredadores (asalariados, salteadores).
- El salmo 22 es una espléndida oración a partir de la experiencia del buen pastor: Dios es nuestro Pastor.
- El Pastor sugiere y confiere Vida: yo les doy vida eterna y no perecerán. (v 28).
Inspira gran confianza saber que el Señor es el pastor que guía y apacienta nuestra vida.
- El pastor da vida y da su vida.
Para escuchar hay que guardar silencio. El silencio es el sonido de nuestro vacío personal. El silencio humano lo llena sola y plenamente la palabra del Pastor. (Podemos recordar lo que decía el escultor vasco, Jorge Oteiza, cuando hablaba de los vacíos (huecos) en sus apóstoles del friso de Aránzazu y en tantas otras esculturas suyas: esos vacíos los llena solamente Dios, decía Oteiza).
En la vida percibimos muchos sonidos, mucho ruido, la vida sociopolítica y los medios de comunicación… Nos atolondran con su palabrería tertulianos y eclesiásticos, etc. pero palabras de vida escuchamos menos, muy pocas.
- pastores hoy en día: en medio de dos campañas electorales
Hoy en día en gran medida el pastoreo de la sociedad lo ejercen los políticos, las ideologías, que son los que después rigen la vida social, los medios de comunicación, la educación de los niños y de los jóvenes, la Seguridad médica, la ética, la justicia, etc.
Esta temporada nos han pillado entre dos fuegos de dos campañas electorales.
No cabe duda de que también entre los políticos hay gente honesta, que quieren ser buenos pastores, pero hace daño el ansia de poder que muestran las ideologías, la ligereza y brutalidad con la que hablan.
Resuenan las palabras de Jesús cuando hablaba de salteadores o de los pastores que se apacientan a sí mismos (Ezequiel 34,2).
Todo el evangelio es una presencia de la palabra que vive con nosotros. La palabra es Cristo y esa Palabra es sentido de la vida, sensatez, luz y vida. En el principio existía la Palabra y la Palabra se hizo uno de nosotros, (Jn 1,1.14).
La Palabra es Cristo. También podemos hallar huellas de esa Palabra, semillas de Cristo, en la vida: en los pobres, en la creación, en la ciencia, en los voluntarios, en la caridad.
- Somos pastores: seamos buenos pastores.
para que tengan vida
La alusión a nuestra tarea como pastores en la vida es directa. En algún sentido todos somos pastores: padres, maestros, educadores, ministerios en la Iglesia, médicos, políticos, periodistas, etc.
Unos padres son guías, pastores de sus hijos. Un buen médico es un buen pastor, que no solamente receta, sino que enseña a vivir: que tengan vida. Un buen cura es un buen pastor. Un buen amigo es un buen pastor.
La tarea de ser buen pastor es hermosa y la responsabilidad grande.
- Sigamos al Buen Pastor: no errantes, sino peregrinos.
El pastoreo es trashumancia, como la vida es peregrinar. Estamos todos de paso. Es decir que la vida es siempre ir hacia delante.
Somos peregrinos hacia las “verdes praderas del Reino, no somos seres erráticos: que deambulamos de aquí para allá, (como nos condenó Nietzsche), somos peregrinos (per agrum: por los campos de la vida, por la mies del Señor) caminantes hacia el redil, hacia el aprisco del Señor
El que compuso el salmo 22 sabía por experiencia que en la vida pasamos por valles oscuros. Esto es así por ley de vida y por ley de los hombres: vamos a tener y sufrir crisis, enfermedades, envejecimiento, problemas de todo tipo, y muerte.
El Señor es nuestro pastor, nada nos falta.
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