Pascua, Resurrección, tiempo de nuevos caminos de vida.
Creer en la vida es elemento fundamental para continuar apostando por ella, para no quedarse anclado en la muerte, en la desesperanza que nos paraliza y no nos permite ir abriendo nuevos caminos que nos lleven a avanzar. Las amenazas de muerte, y la propia muerte, es una realidad cada día más presente en la Amazonía, que se manifiesta en la persecución y asesinato de sus pueblos y del medio ambiente.
Ante esta realidad, la Pascua nos trae la posibilidad de regenerar nuestra esperanza, de aumentar nuestra fe, de entender que también depende de nosotros el echar una mano para hacer realidad ese mundo mejor para todos que Jesús anunció con su Resurrección. Ser testigo de la Pascua, de la vida, de la Resurrección es un desafío para todo bautizado, que debe llevar a cabo en medio de aquellos con quienes divide la vida del día a día.
La misión nos lleva a eso, y en este momento, la misión que el Papa Francisco ha encomendado a la Iglesia que peregrina en la Pan-Amazonía es la de abrir nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Esa es una tarea que dará mejores frutos en la medida en que todos los bautizados, y la propia Iglesia como un todo, lleve a cabo un ejercicio de escucha, de contemplación, que ayudará a descubrir las señales de vida, de Resurrección, presentes en medio de aquellos que nunca escucharon, o lo hicieron vagamente, hablar sobre el mensaje cristiano, pero que encierran muchos signos que nos pueden ayudar a entender que Dios siempre tiene sus canales de comunicación.
En la Amazonía la vida se regenera con una velocidad extraordinaria, siempre y cuando esa vida no es decepada por la acción maligna de agentes externos, principalmente el ser humano, que al servicio de un sistema que mata en busca de lucro y aparente bienestar, va destruyendo esa vida para siempre. Decir que creemos en la Resurrección y la Vida reclama de quien pronuncia esas palabras un compromiso cada día más firme y auténtico, que nos lleve a anunciar que Él está vivo y que debemos hacer todo lo que está en nuestras manos para que aquello que es de Dios pueda vivir para siempre.
Podemos decir, como recoge el Documento Preparatorio del Sínodo para la Amazonía, que “con la muerte y resurrección de Jesús se ilumina el destino de la creación entera, impregnado de la potencia del Espíritu Santo, ya evocada en la tradición sapiencial (cf. Sab 1,7). La Pascua lleva a cumplimiento el proyecto de una “creación nueva” (cf. Ef 2,15; 4,24), revelando que Cristo es la Palabra creadora de Dios (cf. Jn 1,1-18) y que «todas las cosas han sido creadas por medio de él y para él» (Co 1,16)”.
Es un tiempo nuevo, una nueva oportunidad de apostar por la Vida, de sembrar esperanza, de abrir nuevos caminos. No dejemos pasar una nueva oportunidad que Dios nos da, que en cada momento histórico nos habla a través de sus enviados, de aquellos en quienes podemos descubrir una voz que nos remueve, que nos regenera, que nos hace mujeres y hombres nuevos, a imagen de Aquel que se entregó a la muerte porque confiaba en la presencia de un Dios que nunca nos abandona en nuestras luchas, en nuestro empeño de hacer realidad el Reino en medio de los que nunca abandonaron el proyecto de Dios. Es Pascua, Resurrección, tiempo de nuevos caminos.
Luis Miguel Modino
Religión Digital
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