Armenia: Activista trans recibe amenazas de muerte tras su discurso parlamentario
Una mujer transgénero de Armenia se encuentra en el centro de una disputa internacional después de dar un apasionado discurso ante la Asamblea Nacional del país.
Lilit Martirosyan fue expulsada del parlamento de Armenia después de pedir mejores protecciones para las personas trans, y desde entonces ha sido objeto de amenazas de muerte.
Dirigiéndose a los diputados el 5 de abril, dijo: “Les estoy dando este discurso como mujer transgénero, pero les pido que me vean como una figura colectiva.Yo defiendo a las personas transgénero de Armenia torturadas, violadas, quemadas, apuñaladas, asesinadas, desterradas, discriminadas, pobres y desempleadas. Les pido que lleven a cabo reformas y políticas para lograr la igualdad de género y garantizar los derechos humanos para todos”.
Martirosyan fue escoltada fuera de la sala después de su discurso, y un diputado la calificó de “irrespetuosa” por “violar” la agenda del día. Naira Zohrabyan dijo: “No podemos violar la agenda: no se trata de una cuestión de discriminación. Si la pregunta estuviera dirigida a usted, le invitaríamos y usted hablaría”.
Después de que un video del intercambio fue compartido en línea, más de 100 manifestantes se manifestaron en contra de Martirosyan fuera del edificio del parlamento el 8 de abril. Muchos de ellos son figuras religiosas, y algunos piden la consagración de la Cámara de Diputados.
La UE y la ONU apoyan a Lilit Martirosyan
El 9 de abril, la UE emitió una declaración condenando “la incitación al odio, incluidas las amenazas de muerte contra Lilit Martirosyan, sus colegas y la comunidad LGBT+ en su conjunto. La UE hace un llamamiento a todos los armenios que promueven y creen en la universalidad de los derechos humanos para que condenen la incitación al odio y a los organismos encargados de hacer cumplir la ley para que adopten medidas urgentes que garanticen la seguridad física de los ciudadanos armenios e investiguen las acusaciones contra los sospechosos de haber cometido delitos motivados por el odio”, prosiguió el informe.
Un día después (10 de abril), la ONU emitió una declaración similar. “No se puede tolerar ninguna amenaza de violencia, ni ninguna forma de discriminación contra ningún grupo o individuo”, escribió la oficina de la ONU en Yeravan, la capital de Armenia.
Anna Naghdalian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores armenio, calificó de irrespetuosas las intervenciones. “Nuestros socios internacionales deben demostrar más respeto y sensibilidad hacia la sociedad armenia y abstenerse de participar indebidamente en el debate público”, escribió el 10 de abril. Añadió que el gobierno está plenamente comprometido con la protección de los derechos humanos y “no tolerará ninguna acción ilegal”.
Armenia es regularmente clasificada como un lugar hostil para las personas LGBT+. En 2018, Human Rights Watch acusó a su gobierno de “no investigar eficazmente la violencia contra la comunidad LGBT” después de la violencia contra activistas LGBT+.
Punto negro en el mapa LGTB
Armenia está muy lejos de situarse como un destino ‘LGTB friendly’ a corto plazo. Para ilustrar la tensión que producen los debates relacionados con la orientación sexual en el país caucásico, reproducimos las declaraciones del misionista Mesrop Arakelyan durante la campaña electoral de 2013 al Consejo de Ereván, recogidas en el documento de la ONG Información Pública y Necesidad de Conocimiento. El candidato llegó a asegurar que “a pesar de que tenemos un partido liberal, yo estoy a favor de la criminalización de la homosexualidad”.
Además de los políticos, la Iglesia Apostólica Armenia también contribuye a fomentar el odio y la discriminación social. El Archimandrita Komitas Hovnanian, una prominente figura eclesiástica nacional, advertía que “un nuevo movimiento religioso se está formando para combatir la homosexualidad, la pedofilia, el incesto y otras actitudes inmorales”. Según la homófoba y distorsionada opinión del jerarca, la homosexualidad no representa una opción sexual legal, ya que la sitúa en el mismo nivel que actividades delictivas como la pederastia, por lo que invita a los fieles y a la ciudadanía en general a “tomar medidas para prevenir estos fenómenos decadentes”.
Impunidad homófoba
La actuación de la Policía y de la Justicia tampoco queda en mejor lugar que la de los políticos o la Iglesia. El informe señala que ante muchas de las denuncias presentadas por personas LGTB, como consecuencia de violaciones de sus derechos, ataques homófobos, o pura discriminación “se inició un proceso penal en contra de las propias víctimas de la presentación por supuestos falsos delitos”.
Uno de los casos de discriminación y homofobia más flagrantes en el ámbito de la Justicia es la sentencia por el del atentado contra el pub DIY, situado en la capital del país (Ereván). En 2012, los hermanos Hambik y Arameh Khabazyan incendiaron el local por el simple hecho de ser frecuentado por personas LGTB y por haber reconocido a su propietario, Armine Oganezova, en una marcha del Orgullo Gay de Turquía. Se les juzgó por “daños a la propiedad privada” y fueron condenados a 1 año de prisión provisional y a 2 años y 7 meses de libertad condicional, sin ninguna mención a la motivación del delito por odio. Para mayor vergüenza del sistema judicial armenio, los autores del atentado fueron amnistiados por el Tribunal Supremo.
Sorprendentemente, la explosión del pub fue justificada por el portavoz del Partido Republicano de Armenia (en el Gobierno) y por el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Eduard Sharmazanov, así como por distintos representantes de fuerzas de la oposición como los miembros de la Federación Armenia Revolucionaria Vahan Hovhannisyan y Artur Aghabekyan.
Diáspora armenia: la excepción y la esperanza
Entre tanta discriminación y odio se atisba un rayo de cordura gracias a algunos ilustres representantes de la denominada “diáspora”. Se trata del colectivo de expatriados y descendientes directos de familias Armenias que, en distintos momentos de la historia, salieron de su país como consecuencia de conflictos bélicos, matanzas, persecuciones o, simplemente, buscando una vida más próspera. Las mayores comunidades de armenios se encuentran en Rusia, Estados Unidos y Francia. Según los datos de la Embajada de Armenia en España, se estima que la población armenia en nuestro país asciende a unos 40.000 ciudadanos. Las ciudades con mayor concentración de armenios son Valencia (14.000), Barcelona (12.000) y Alicante (2.000). Solo una quinta parte de los armenios vive en Armenia.
Más de dos docenas de armenios prominentes en la diáspora firmaron una declaración de apoyo a la igualdad y a la justicia para todos en Armenia. Entre los firmantes encontramos a la escritora Diana Der Hovanessian, al cineasta Atom Egoyan, al actor y productor Arsinée Khanjian o al músico Serge Tankian, entre otros. Este conjunto de artistas y profesionales armenios “se sintieron conmovidos por la legislación anti gay que se propuso en Ereván”. Su acción, de hecho, fue determinante para que las leyes homófobas no fueran aprobadas. La escritora Nancy Agabian dijo al respecto que “las personas con conciencia no deben permitir que nuestros primos LGBT sean etiquetados y endemoniados”.
Por lo tanto, los hechos apuntan a que la esperanza por una sociedad armenia más libre, más justa y más diversa pasa, en buena medida, por el papel que puedan seguir desempeñando los intelectuales de la diáspora, viendo que los principales estamentos e instituciones internas del país no tienen demasiadas intenciones de aparcar su ostensible y vergonzante actitud homófoba.
Fuente Cromosomax/Cristianos Gays
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