VOX: “Una pareja gay con hijos no es una familia”
Transcribimos en su totalidad este artículo con el que coincidimos plenamente ante el peligro que supone la extrema derecha para nuestros derechos en España.
Queridas familias LGTB, queridas personas LGTB que aún no formáis una familia pero que deseáis hacerlo en algún momento de la vida… cuidado. Nuestros derechos están amenazados. Y nos ha costado mucho llegar hasta aquí como para perderlos gratuitamente.
Vox, ese despreciable partido de extrema derecha que constantemente siente la imperiosa necesidad de opinar sobre la diversidad sexual sin siquiera pararse un minuto a reflexionar sobre lo que significa ser gay, ser lesbiana, ser bisexual… Y ya que decir de la transexualidad.
Esta vez ha sido el candidato de Vox para Albacete, Fernando Paz. Con decirte que este hombre niega que existiera el holocausto ya te lo digo todo. ¿Cómo se puede negar el horror que millones de judíos sufrieron en la segunda guerra mundial y que está extensamente documentado?
Para este hombre nuestras familias no son familias, así de sencillo. Para él las familias que importan, las que valen, las que pueden llamarse como tal son las que incluyen un padre y una madre.
En una entrevista en Espejo Público ha asegurado que “la familia natural es la unión de un hombre y una mujer”. Por ende “una pareja gay con un niño o una madre soltera que adopta un hijo no es una familia natural”.
Vamos, que no sé que se piensa este señor que es mi familia. ¿Personas que vivimos en la misma casa y nos queremos? ¿Compañeros de piso?
Entre las múltiples perlas de este personaje está el: “Miles de años de experiencia de la humanidad no los borra la iluminación de Zapatero hace diez años. Hay una corriente de esterilidad en todo occidente”.
“Si tuviera un hijo gay lo que haría es ayudarle, hay terapias para reconducir su psicología. Yo les quiero educar en mis valores y normas”, asegura.
Polémicas han sido también sus recientes declaraciones donde asegura que las lesbianas no lo son porque se sientan atraídas hacia las mujeres, sino que lo son porque odian a los hombres.
Estas declaraciones nos parecen no solo profundamente ofensivas, también denigrantes para nuestras familias, una puñalada en los derechos que hemos luchado durante décadas.
Esta gente cada vez tiene más alzas de popularidad en las encuestas. Esta gente, cuyas declaraciones pueden hoy parecernos anecdóticas, tiene cada vez más posibilidades de tener poder real en nuestra legislación. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Lo vamos a permitir?
Fuente Oveja Rosa
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