Del blog de Xabier Pikaza:
Expuse ayer la visión de la Iglesia según 1 Cor 13. Hoy vuelvo al tema,comentando 1 Cor 12, conforme a la segunda lectura del domingo del Domingo 3 del tiempo ordinario.
Pablo no quiere una iglesia de héroes en religión y misterio, gobernada por carismáticos famosos ni por jerarcas de ley. Por eso le parecerían secundarios (e incluso peligrosos) los gestos de aquellos que por entregarse en sacrificio pretendieran luego gobernar la iglesia.
No busca virtuosos de la ascética o mística, sino personas capaces de amar en gratuidad. Tampoco quiere administradores perfectos para una organización dirigida o gobernada a modo de sistema, sino amigos, testigos de la gracia.
No busca unos jefes que organicen con poder superior las comunidades, pues la iglesia no es una institución de Ley, sino de gracia, un “cuerpo de amor” donde los más importantes son los que están en riesgo de perderse, los pobres, los pequeños, los despreciados.
Este es el reto y camino de Pablo.Él ha sido un buen fariseo y conoce el sistema de la Ley, con su modelo de normas y méritos. Ha sido un buen romano, y conoce la organización del imperio, Pero lo que juzgó ganancia se le ha vuelto pérdida, ante el valor superior de la gracia de Cristo (cf. Flp 3, 2-11), que se expresa en la comunión de amor de los creyentes.
Ciertamente, los servicios eclesiales resultan necesarios, pero organizarlos de forma jerárquica (poder sagrado), fijando desde ellos el orden de la iglesia, es recaer en un camino que no es propio de Cristo. La iglesia es un carisma, un milagro de amor, de comunión en la palabra. La autoridad o ministerio de la iglesia, como cuerpo mesiánico, ha de verse en esas claves claves de palabra y amor.
La Iglesia es Palabra que convoca y edifica a los creyentes: por eso, en la base de la iglesia hay apóstoles y profetas que la proclaman y expresan como fuente gratuita de comunicación salvadora (1Cor 12, 28).
La iglesia es Amor: la misma Palabra se vuelve principio y signo de comunión interhumana y gratuidad universal. La iglesia no se eleva sobre místicos y héroes (que todo lo saben o pueden), sino sobre amados y amigos .
Esta es la paradoja. La iglesia quiere ser universal, como palabra y amor, que se abren a todos los humanos. Pero, al mismo tiempo, ella es libertad: no necesita organizaciones sistémicas como el imperio romano, ni esquemas legales perfectos como la ley judía (cf. 1Cor 1, 18-25). Ciertamente, tiene ministerios, pero no se funda en ellos: no necesita leyes, armas ni dinero. Tiene algo mayor: la palabra que ama..
Así terminará el comentario que sigue, tomado del Diccionario de la Biblia. Buen domingo a todos.
Texto. 1 Corintios 12, 12-30
Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro
Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
El cuerpo tiene muchos miembros, no uno sólo.Si el pie dijera: “No soy mano, luego no formo parte del cuerpo”, ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: “No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo”, ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.
Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.El ojo no puede decir a la mano: “No te necesito”; y la cabeza no puede decir a los pies: “No os necesito.” Más aún, los miembros que parecen mas débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.
Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían.
Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros.Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
COMENTARIO, LA IGLESIA DE PABLO
Conocemos la vida y obra de Pablo de primera mano, por sus cartas. Se siente directamente enviado por Cristo (=Dios) y quiere mantenerse en comunión con su movimiento mesiánico, representado por Pedro (Roca) y Santiago (Hermano del Señor), aunque tengan ciertas diferencias. No ha escrito un tratado sobre la iglesia, pero lo que dice en sus cartas, y especialmente en Romanos, es suficiente para situarla en el ámbito de historia y cultura de su tiempo:
–Iglesia desde Israel: origen (Rom 9-11). En un primer momento puede parecer que Pablo rompe con Israel, y así lo hace al declarar cumplida y superada la ley nacional del judaísmo. Pero él ha sido y quiere seguir siendo israelita, aunque de un modo mesiánico y universal, por Cristo. Su disputa con los judeo-cristianos se plantea en un nivel intra-israelita: la apertura de la iglesia a los gentiles, con el rechazo de gran parte de los judíos, es sólo un rodeo, una estrategia de Dios: quiere que la culminación mesiánica incluya con Israel a todos los pueblos.
–Iglesia ante Roma: universalidad (Rom 13, 1-8). Siendo plenamente judío (cf. Flp 3, 2-11), Pablo se sabe romano, hombre ecuménico en plano social y cultural. Se llama Saulo, primer rey de su pueblo, pero no quiere la independencia nacional de Israel, sino la apertura universal del judaísmo que puede pactar y pacta con Roma, signo de globalidad en un plano económico y político. Más que un estado particular, Roma es para Pablo el sistema total, expresión de racionalidad humana, que brota de Dios y está avalada por una ley buena, aunque no divina ni salvadora. Su estrategia eclesial resulta incomprensible sin la referencia a Roma.
–Iglesia en sí: “todos sois uno en Cristo. Pero la iglesia no se define sólo desde Israel y ante Roma, sino en sí misma, a partir de la experiencia mesiánica de Jesús, que ha unido en fe a todos los humanos, de manera que “ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, macho ni hembra, sino que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 28). Esta es la fe bautismal que Pablo ha recibido de una comunidad anterior (¿Antioquia?) para aplicarla luego en diversos contextos (1Cor 12, 13; Rom 10, 1; cf. Col 3, 11). La unión de los humanos en Cristo es su tarea escatológica e histórica (eclesial)..
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Pablo tiene, por tanto, dos modelos de comunidad: israelita y romano (o griego). Ambos son valiosos y ofrecen elementos positivos, como irá mostrando la historia posterior: la iglesia asume, de manera normal, estos principios para definir con ellos su estructura y ministerios. Debía ser así; no podemos lamentarlo o criticarlo. Pero podemos y debemos fijar la novedad cristiana, desde una perspectiva institucional.
Pablo no ha querido fijar la organización y ministerios de la iglesia, porque ella ya existía en el momento de su “conversión” y porque él es ante todo un carismático, un creador. Más que organizar lo que hay busca alto nuevo: suscita comunidades mesiánicas por todo oriente, de un modo rápido (a su juicio, Cristo viene ya), pero al mismo tiempo programado. Tiene tiempo de trazar un plan y cumplirlo: quiere ir a Roma y desde allí hasta España, para plantar en toda la ecumene o mundo conocido (cf. Rom 15, 14-32) iglesias universales y concretas: comunidades de dimensión humana, donde todos puedan conocerse y compartir la vida, como sinagogas, casas o asociaciones:
–-Sinagoga. Pablo, judío, conoce y asume el modelo de reunión sinagogal, lo mismo que otros muchos cristianos, de origen igualmente judío. Sus iglesias son sinagogas mesiánicas, abiertas a la libertad y universalidad cristiana. Por eso, tenderán a recibir estructuras y servicios propios de ellas: ancianos, escribas, servidores etc. Como iremos viendo, este modelo es básico, pero resulta insuficiente, porque los cristianos no se distinguen por cultura y raza (nación) de las gentes de su entorno. Por eso, junto a la federación de sinagogas judías, surgirá la comunión de iglesias cristianas.
–Casa: familia ampliada (extensa). Pablo emplea ese modelo judío y romano: los cristianos se reúnen en la casa de algún “patrono” de cierta fortuna que les ofrece su hospitalidad, no para ser sus “clientes”, sino para crear una familia mesiánica, de tipo igualitario y fraterno. De todas formas, es normal que el dueño/a de la casa tienda a verse como dirigente o responsable de la comunidad, en un camino que llevará a la patriarcalización del evangelio, con el obispo como padre de familia del conjunto de la iglesia.
–Asociación voluntaria (club), escuela filosófica. Había otros modelos de vinculación, tomados de las agrupaciones sacrales o culturales, festivas o funerarias: grupos igualitarios de encuentro o trabajo, que solían tener sus servidores (diakonoi) e inspectores (episkopoi), con una disciplina interna en plano económico y administrativo. Otras veces, el movimiento cristiano ha podido tomarse como “escuela” o asociación filosófica, con fines no sólo de conocimiento, sino también de organización social, como han mostrado luego algunos “padres” de la iglesia . Leer más…
Biblia, Espiritualidad
Ciclo C, Dios, Evangelio, Jesús, Tiempo Ordinario
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