Luz
Del blog Nova Bella:
“Su luz se difunde
a través de mi obscuridad”
*
Dolores Aleixandre
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Del blog Nova Bella:
“Su luz se difunde
a través de mi obscuridad”
*
Dolores Aleixandre
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Del cardenal Segura a la exhumación de Franco y su posible entierro en la catedral de La Almudena
¿Está perdiendo la jerarquía una ocasión de oro para desmarcarse de su vinculación histórica?
“El Gobierno tiene la llave en sus manos, porque los intereses particulares siempre están sometidos a un bien mayor: el común y público, el respeto a las víctimas, la dignidad de la ciudadanía y de la democracia”
(Evaristo Villar).- La exhumación de los restos de Franco ha tocado a la Iglesia católica. La Conferencia Episcopal Española oficialmente sigue guardando silencio y la diócesis de Madrid se ha puesto de perfil.
La pregunta que se hace mucha gente es si la jerarquía católica no está perdiendo una ocasión de oro para desmarcarse de su vinculación histórica con el franquismo y romper con los nostálgicos que pretenden mantenerla “atada y bien atada” a un pasado nada edificante.
I. La Iglesia católica en el franquismo. Sometimiento y utilización mutua
Un juicio que da qué pensar. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, refiriéndose al comportamiento de la jerarquía católica con referencia a su pasado franquista, se expresaba, meses atrás, en estos términos: “ha facilitado la beatificación de sus mártires en la Guerra Civil y ha mantenido un terrible silencio acerca de su colaboración con el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Así como haber participado y formado parte de una terrible dictadura”. (La Vanguardia 18/03/2018). Esto da qué pensar.
Enfrentamiento con la República. La hostilidad de la jerarquía católica contra la II República es sobradamente conocida. Desde el 14 de abril de 1931, proclamación de la República y abandono del país del rey Alfonso XIII, hasta el 18 de julio de 1936, golpe militar, la jerarquía mantuvo un recio enfrentamiento con la nueva clase política integrada por socialistas y pequeño burgueses que sustituyeron al antiguo régimen.
Alineados al bloque opositor de derechas, -formado por Comunión Tradicionalista (Requetés), Renovación Española (nostálgicos de la monarquía) y Falange Española-, un grupo de obispos, liderados por el cardenal SEGURA, primado de España, e Isidro GOMÁ, -obispo de Tarazona y luego sustituto de Segura en la diócesis primada de Toledo-, mantuvo un duro enfrentamiento con el Gobierno de la República. Discrepando de la misma orientación de Roma, los jerarcas españoles vieron en el Gobierno republicano un decidido empeño por quebrar el vínculo, que ellos consideraban “natural”, entre el pueblo y la religión católica. Y, consiguientemente, se aliaron con el grupo opositor.
Testigo de esta alianza fue la Carta pastoral del 1 de mayo de 1931 del cardenal Segura llamando a la movilización masiva contra el Gobierno republicano. Motivo por el cual perdió la diócesis de Toledo y se ganó la expulsión del país.
Cabe señalar, por lo que supone para alimentación del conflicto, la aprobación por la Cortes Constituyentes, el 9 de diciembre de 1931, de la Constitución de la II República. En este importante documento se establece que “el Estado no tiene religión oficial” (art 3); que “no podrán ser fundamentos de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las religiosas” (art. 25); que “una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del clero” (art. 26); y que “la enseñanza será laica” (art.48).
Fusión con el franquismo. Apenas iniciada la guerra, el 30 de septiembre de 1936, Enrique PLA I DENIEL, obispo de Salamanca, publicó su famosa carta pastoral Las dos ciudades, donde define la guerra como “una cruzada por la religión, por la patria y por la civilización”. Pocos días después “entregó su pectoral, su anillo y un donativo a la suscripción nacional y su palacio episcopal a Franco que lo utilizó de Cuartel General durante su estancia en Salamanca” (José María García de Tuñón Aza, Pla y Deniel el obispo de la cruzada, en el Catoblepas 115:9 (2011).
Por su parte, el cardenal Gomá, con el beneplácito de Franco, organizó en este mismo año 1936, una colecta entre los católicos españoles con el fin de reconstruir los templos y lugares de culto destruidos o saqueados en las zonas liberadas por el ejército nacional. Además de la aportación económica, la colecta suponía para el bando golpista una buena propaganda hacia los católicos europeos que, desde los estragos causados por la Legión Cóndor en Durango y Guernica, no estaban viendo con buenos ojos que se pretendiera cubrir “con una máscara de Guerra santa lo que, en realidad, estaba siendo una guerra de exterminio”.
Preocupado por esta mala imagen en el exterior, Franco se reunió en Burgos el 10 de mayo de 1937 con el cardenal Gomá para reclamar del episcopado español que pusiera “la verdad en su punto” y se la diera a conocer al episcopado mundial. A los pocos días, el cardenal, junto con el borrador de una carta, pedía a los obispos “leerlo con toda detención” y responder “cuanto antes” para “dar autorizadamente nuestro criterio sobre el movimiento nacional y, especialmente, reprimir y contrarrestar las opiniones y propagandas adversas que, hasta en un gran sector de prensa católica, han contribuido a formar en el extranjero una atmósfera totalmente adversa al mismo”. La carta, apoyada por todo el episcopado español, no fue, sin embargo, firmada por el cardenal de Tarragona, VIDAL I BARRAQUER, ni por el obispo de Vitoria, Mateo MÚGICA. Ambos tuvieron que emprender luego el camino del exilio.
La causa de la guerra, para esta Carta Colectiva, no fue el golpe de Estado. El motivo hay que buscarlo en los legisladores de 1931 y en el poder ejecutivo que “se empeñaron en torcer bruscamente la ruta de nuestra historia en un sentido totalmente contrario a la naturaleza y exigencias del espíritu nacional, y especialmente opuesto al sentido religioso predominante en el país”.
Alfonso ÁLVAREZ BOLADO, reconocido investigador del nacionalcatolicismo, destaca las tres limitaciones mayores que, a su juicio, afloran en este texto del episcopado: su trivialización del conflicto social latente, dada la tradicional vinculación de la jerarquía católica con las derechas políticas; su simplificación del problema vasco y su disimulo de la represión franquista, debido a su complicidad con el bando golpista (Jesús López Sáez, Memoria histórica. ¿Cruzada o locura, p 34).
Desde estos breves datos, resulta difícil no advertir complicidad entre la jerarquía católica y el bando militar franquista. Complicidad que se irá profundizando posteriormente en la gestión de la paz, impuesta con violencia, durante 40 años.
De la fusión a la utilización mutua. La tragedia no acabó con el final de la guerra. Decenas de miles de “rojos”, en virtud de la Causa General, fueron fusilados, presos, desaparecidos o exiliados. Durante casi 30 años -entre el Decreto del 26 de abril de 1940, que persigue “los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja” y el Decreto-Ley 10/1969, que considera ya prescritos los delitos anteriores al 1 de abril de 1939- se sometió a la población vencida al silencio y a trabajos forzados, a la cárcel y la muerte.
Tampoco faltó la comedia, como en la introducción del general bajo palio en la Iglesia. El 20 de mayo de 1939, un día después del desfile de la victoria y en un acto cargado de simbolismo, Franco se acercó a la Iglesia de Santa Bárbara en Madrid para entregar su espada vencedora al Cristo de Lepanto. A la puerta lo recibe el obispo de la capital, Leopoldo EIJO Y GARAY, y le ofrece agua bendita en hisopo de plata. Luego, al son del himno nacional, es introducido en el templo y llevado bajo palio por miembros de su gobierno hasta el presbiterio, donde desenfunda su espada victoriosa y la ofrece al Santo Cristo. Inmediatamente después, cae de rodillas ante el cardenal Gomá, que lo bendice y ambos se funden en un abrazo. ¡Glorioso final para un sainete, si no fuera tan escandalosamente irreverente! La unión del trono y el altar en pocas ocasiones ha brillado con tanta magnificencia.
El abrazo final, con el que se cierra la estrecha colaboración durante la guerra civil, abre la puerta a la restauración típica de la confesionalidad del Estado durante el nacionalcatolicismo.
Así se declara oficialmente en dos documentos, de indudable valor, emanados durante la dictadura. El Foro de los Españoles del 17 de julio de 1945 donde se proclama que “La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado Español, gozará de la protección oficial. Nadie será molestado por sus creencias ni el ejercicio privado de su culto. No se permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la Religión Católica” (art. 6º). Y esto mismo es ratificado posteriormente y de forma más solemne en el apartado II de la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento del 17 de mayo de 1958: “La Nación española considera timbre de honor el acatamiento de la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación”. Esto por parte del Estado.
Por parte de la Iglesia católica desde la clave meramente sociológica se puede concluir, siguiendo a Rafael DÍAZ-SALAZAR, que la fusión entre la cultura política del franquismo y la cultura religiosa del nacionalcatolicismo se apoyaron mutuamente y ambas salieron beneficiadas en sus propósitos. Las relaciones institucionales entre la iglesia y la dictadura, a pesar de los conflictos religiosos deslegitimadores en la década de los setenta, se legitimaron mutuamente; la percepción que un colectivo tenía del otro posibilitó que el régimen se sirviera políticamente de la religión como de “un factor básico” para construir y preservar su orden social, y la iglesia jerárquica para que religiosamente se sirviera de la política franquista como “soporte” de su proyecto de recatolización de España, roto por el proyecto laico de la II República; y estratégicamente, si el régimen franquista utilizó a la institución religiosa “para socializar y someter políticamente al pueblo”, la religión utilizó al poder político para la socialización religiosa del nacionalcatolicismo. (Rafael Díaz-Salazar, Nuevo socialismo y cristianos de izquierda, p.17 y ss.).
II. Desde los datos que iluminan el pasado al problema que oscurece el presente
El conflicto surgido en estos días a propósito de la exhumación de los restos de Franco de Cualgamuros y su inhumación en una sepultura privada en la cripta de la Almudena ha puesto en jaque al Gobierno y a la misma Iglesia. Se ha dicho que es una jugada maestra de la familia del dictador -a la que la sociedad española nada tiene que agradecer-. El Gobierno tiene la llave en sus manos, porque los intereses particulares siempre están sometidos a un bien mayor: el común y público, el respeto a las víctimas, la dignidad de la ciudadanía y de la democracia.
Y la Iglesia católica, ¿nada tiene que ver en este asunto? El cardenal arzobispo de Madrid -máximo responsable de la diócesis y de la catedral de la Almudena donde “hay una propiedad de Franco” y la familia quiere inhumar sus restos- se ha desentendido públicamente como si nada tuviera que ver en este asunto. Ante la reiterada pregunta de los medios, se ha limitado a repetir con pequeñas variantes los mismos argumentos: que “la Iglesia acoge a todas las personas”; que, “como cualquier cristiano (Franco) tiene derecho a enterrarse donde ellos (sus familiares) crean conveniente”; y que, en consecuencia, “no es un problema de la Iglesia, sino del Gobierno y de la familia”.
Con este tipo de evasiones, a mi juicio, se trivializa el problema, se absolutiza la propiedad privada, y se acaba normalizando cristianamente al dictador.
1ª Se trivializa el problema cuando se afirma que en la inhumación del dictador en la Almudena nada tiene que ver la Iglesia. Yo más bien creo que, como propietaria, la iglesia tiene mucho que decir. Y no solo contra la supuesta identidad cristiana de Franco, ni por la división que este asunto está causando ya entre los fieles católicos. De mayor peso es el “escándalo público” que dará al mundo la Iglesia católica al estar custodiando en su recinto los huesos de un sujeto que, además de los crímenes de lesa humanidad de los que es responsable, representa justamente valores contrarios a la democracia y a la reconciliación que ella misma predica. No se puede trivializar de este modo un tema tan grave que cae bajo la fortísima denuncia del escándalo que hacen todas las versiones del Evangelio (Mc 9). Desentenderse de él supone pérdida de memoria, sacrilegio y hasta el desprecio por las víctimas -muchas de ellas católicas: seglares, sacerdotes, religiosos y religiosas-. La jerarquía católica haría bien en aprovechar este momento para hacer justicia y reconciliarse con la verdad de la historia.
2ª En segundo lugar, se está absolutizando la propiedad privada contra la Doctrina Social que la Iglesia oficialmente profesa. Una línea bien importante de la argumentación del arzobispo Osoro se apoya tácitamente sobre el carácter absoluto de la propiedad privada. ¿Qué puede decir la Doctrina Social de la Iglesia al respecto?
La respuesta es contundente y clara. Desde los Santos Padres, pasando por Santo Tomás y la escolástica hasta llegar al siglo XX -con la Gaudium et Spes del Vaticano II-, mayoritariamente diría que se trata de una postura desafortunada y en nada acorde con la tradición mantenido durante siglos. Cuando hay litigio entre el interés común y el particular la suerte cae sobre el primero; cuando se trata de la alternativa entre el destino común de los bienes y la propiedad privada la opción es siempre en favor de la primera alternativa.
Una tumba en propiedad en la Almudena es evidente que tiene unos derechos. Pero, por estar enclavada en un espacio público (iglesia con culto público), estos derechos están supeditados a otros de mayor rango, los comunes y universales. Los clásicos, refiriéndose a los derechos que acompañan a la propiedad privada, afirman rotundamente que no son “exigidos por la naturaleza ni por la ley de Dios”, sino que nacen del derecho positivo o “ad gentes” (como los llama Santo Tomás). Y, en consecuencia, serán legítimos siempre que respeten y respondan al destino originario de los bienes “que es común a todos”.
Por si no fuera suficiente, la doctrina Social de la Iglesia, siguiendo a los clásicos, todavía pone en manos del cardenal Osoro otra herramienta importante. Se trata de la “epikeia” o la capacidad hermenéutica que el legislador deja al buen criterio del intérprete para liberarse del dominio de la letra -cuando la gravedad del caso o el interés público lo requieren- y ser más fiel al espíritu de la ley.
3ª Normalización cristiana del dictador. Visto objetivamente, “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,16), Franco no puede ser tratado “como cualquier cristiano”. No se puede normalizar cristianamente la conducta de un general golpista; que desencadenó un guerra fratricida contra la legalidad establecida en la que murieron violentamente cientos de miles de personas; que, finalizada la guerra, siguió con las ejecuciones de los vencidos, las desapariciones y expulsiones; que, fruto del odio, sembró el terror y el genocidio durante 40 años de dictadura. Quien así actuó no fue un cristiano normal, por más que estuviera bautizado, entrara bajo palio en las iglesias, y convirtieran su guerra en un “cruzada”.
La conducta de una figura así es justamente la contraria de la moral cristiana. Los primeros seguidores de Jesús de Nazaret entendieron perfectamente que el mandato que de él habían recibido no era la imposición por la práctica sistemática de la violencia. Muchos de ellos perdieron la vida por negarse a integrar las legiones del Emperador. Entendieron perfectamente que lo de Jesús era justamente lo contrario, el amor convivencial del que son testigos los evangelios: “Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros; igual que yo os he amado, también vosotros amaos unos a otros” (Jn 13, 34). Un amor que llega hasta los mismos enemigos: “A vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian” (Lc 6,27).
Seguimos celebrando la “semana de unidad” de los cristianos, como preparación para la fiesta de la Conversión o, mejor dicho, de Vocación de Pablo, que se sintió llamado por Dios para proclamar el evangelio o buena nueva de la comunión de todos los pueblos, en el amor de Cristo, en gratuidad, en libertad, no por ley, sino por Revelación de Amor, como indicaré comentando el texto clave de 1 Cor 13.
1 Cor 13 no niega en modo algunos los problemas que había en la comunidad cristiana de Corinto, más fuertes que todos los enfrentamientos que hoy (2019) se dice que existen en la comunidad cristiana de Roma: Luchas de poder, visiones enfrentadas de la Iglesia, formas distintas de entender la organización de los creyentes…
Pues bien, como respuesta a esos problemas ofreció 1 Cor 13 un programa de amor, entendido como ágape (poder de Vida que impulsa y unifica a los creyentes). En ese contexto, como iglesia primada de la cristiandad, la Iglesia de Roma ha de ser, ante todo, un iglesia “amoroso”: Que sepa amar y ser amado
Así lo dice de forma ejemplar la primera noticia intensa que encontramos sobre el orden y sentido de la Iglesia de Roma, hacia el año 110/120 d.C. (o un poco más tarde), el “obispo” Ignacio de Antioquía de Siria (imagen 2), en una carta apasionada escrita a los Romanos cuando le llevan allí atado para “echarle a los leones” (así, al pie de la letra).
Da la impresión de que en ese momento no existía todavía un obispo (papa) en Roma, pues la Iglesia estaba regida por un Colegio de Presbíteros, es decir de hombres de cierto prestigio, como supone la la Primera Carta de Pedro (es decir, escrita por un hombre que asume la herencia de Pedro, hacia el final del siglo I d.C.). Los obispos y los papas vendrán después. Entonces no existían todavía, pero había una iglesia importante.
Pues bien, en ese contexto, Ignacio escribe a la Iglesia de Roma (no a su obispo o papa, que no existía) una carta impresionante de humanidad, de compromiso cristiano cristiano en el amor …diciendo en su encabezado unas famosas palabras:
Ignacio… a la Iglesia que,
conforme al amor de Jesucristo, nuestro Dios,
preside (=se asienta) en la región de los romanos…
que preside (=prokathêmê…) en el amor (=agapê)…
Conforme a estas palabras, Ignacio concede a la Iglesia de Roma un primado o presidencia en el amor. No es una presidencia de puro honor, pero tampoco de organización política, sino un tipo de “la primacía en el amor”, de forma que ella (la Iglesia de Roma está (ha de estar) a la cabeza en la caridad(agape) entre las iglesias.
Ésta es la primera y la más importante de todas las palabras que el obispo de una iglesia que era por entonces quizá la más importante del mundo (Antioquía de Siria) dirige a la comunidad de Roma, a la que reconoce y concede una primacía en el amor…
No le da una primacía de jurisdicción según Derecho, ni una primacía de organización o de poder (como han pretenden todavía los obispos de Roma), sino un primado de ejemplo y testimonio en el amor.
Esto ha de ser, por tanto, el Papa, que ha sido después (desde el siglo III) el obispo de la Iglesia de Roma: Un Primado personal en el amor, no para dominar sobre las restantes iglesias, sino para ofrecerles su testimonio de amor, que nunca se impone o exige por derecho, sino que se ofrece en gesto de solidaridad.
Éste ha de ser el sentido no sólo de la Iglesia de Roma, sino de su obispo, cuando exista (hoy es Francisco): Una iglesia, un hombre, que sepa “presidir” a las iglesias, un hombre o mujer que sea ejemplo y testimonio de amor entre los Romanos.
Así lo quiero recordar en esta “semana de la unidad de las iglesias”, recordando la función importante de primacía de amor que Ignacio de Antioquía concedió en su tiempo a la Iglesia de Roma, en un momento en que aún no había papa en Roma… una primacía de amor que queremos que Roma siga ofreciendo en solidaridad cristiana a todas las iglesias. Leer más…
El pasado sábado 19 de enero fue día de celebración para las personas LGTBI que residen en Barcelona y alrededores, ya que el Ayuntamiento presidido por Ada Colau ha inaugurado esta mañana el Centro Municipal de Recursos dedicado al colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales; pionero en el estado español.
La alcaldesa realizó un discurso en el que subrayó el papel comprometido de la ciudad de Barcelona en la defensa de las libertades civiles e individuales de toda clase, sobre todo en un momento político de claros retrocesos, con el auge de las ultra derechas confirmándose gran parte del mundo occidental.
Por eso la puesta en marcha de un centro como éste es de vital importancia para el colectivo LGTBI, y como es importante que el colectivo lo conozca la inauguración se celebró con una jornada de fiesta popular y puertas abiertas (que ha coincidido con la Fiesta Mayor del barrio de Sant Antoni) en la que se han organizado múltiples actividades que acabaron con una buena fiesta…
El Centre LGTBI de Barcelona estará gestionado por la Plataforma de Entidades LGTBI de Cataluña, y será un referente de residencia fija o puntual para las entidades del colectivo de la ciudad, tales como el Observatori Contra l’Homofòbia (OCH), Casal Lambda, la Asociación de Familias Lesbianas y Gais (FLG), la Asociación de Padres y Madres de Gais, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales (AMPGIL), y Gais Positius (asociación histórica de hombres gais y bisexuales seropositivos).
Inauguració del #CentreLGTBI Quina il-lusió tenir un centre de referència com aquest, tan llargament reclamat! Benvingut al barri! 🌈 pic.twitter.com/1Bzt4KXxgl
— Laia Rosich (@LaiaRS) 19 de enero de 2019
Sus instalaciones, abiertas a todo el mundo, tienen como objetivo promover la creación cultural y artística LGTBI, la organización de charlas, debates, conferencias y exposiciones de todo tipo, convirtiéndose en un importante altavoz para la promoción de los derechos del colectivo y la sensibilización de la ciudad. Entre los servicios propios que se complementarán con los de otras entidades figuran la acogida personal y familiar, el asesoramiento psicológico, la atención especializada para casos de LGTBIfobia… Y, para personas transexuales e intersexuales se ofrecerán servicios de orientación legal y jurídica, de asesoramiento laboral, información sociosanitaria y formaciones varias.
Su horario de atención será de lunes a viernes, de 10 a 21 h., y está ubicado en el Carrer de Comte Borrell, 22; y allí esperamos encontrarnos en futuras actividades y eventos.
Fuente HazteQueer
Personalidades como la periodista Paloma del Río y el waterpolista Víctor Gutiérrez analizarán la situación actual del deporte desde una perspectiva LGTBI y de género
La Comunidad de Madrid, pionera en la garantía de los derechos de las personas LGTBI en el deporte, albergará los próximos días 15 y 16 de febrero, el primer Congreso Deporte y Diversidad. Se trata de una iniciativa que parte de la colaboración entre el Gobierno regional y la Asociación Deporte y Diversidad, y tendrá lugar en la Sala El Águila del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.
Este evento, pionero en España, permitirá analizar las necesidades, derechos y demandas de todas aquellas personas y colectivos excluidos en el deporte. De esta forma, las distintas mesas de análisis que se llevarán a cabo durante las jornadas pondrán el foco en la situación de las personas LGTBI en el mundo del deporte, así como la desigual presencia y reconocimiento público del deporte femenino.
La última parte de las jornadas, que arrancará el sábado a mediodía, se dedicará al análisis del marco jurídico existente en materia deportiva. Próximamente se anunciará el programa y elenco completo de intervinientes. La inscripción al evento es gratuita y puede formalizarse a través de la página web www.comunidad.madrid/actividades/2019/i-congreso-deporte-diversidad.
A lo largo de esta legislatura, el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha implementado políticas de sensibilización y formación en materia de diversidad sexual, acciones de apoyo y reconocimiento institucional de los eventos deportivos LTGBI, así como acciones dirigidas a la integración de personas transexuales, entre otras iniciativas.
Por ejemplo, el pasado año se firmó un protocolo de colaboración entre el Gobierno regional y la asociación Deporte y Diversidad con el fin de adoptar medidas reales que certifiquen los derechos de los deportistas pertenecientes al colectivo LGTBI. Se trata del Protocolo para la Promoción de Medidas en Materia de Igualdad y Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI en el Ámbito del Deporte, entre cuyos objetivos se incluye el de facilitar la práctica deportiva a las personas transexuales, así como favorecer la detección y denuncia de conductas de acoso, discriminación o violencia a deportistas por su orientación sexual o su identidad de género.
Un protocolo del que han surgido iniciativas como las ‘Jornadas de Prevención de la LGTBIfobia en el deporte’ y el Congreso Deporte y Diversidad del próximo mes de febrero, entre otras. Asimismo, el Gobierno regional realiza acciones de apoyo y reconocimiento institucional de eventos deportivos en el ámbito LGTBI.
Siguiendo esta línea, el Ejecutivo patrocina a la Selección ‘Madrid por la Diversidad’ (que participó en los Eurogames de Estocolmuo 2015 y París 2018); el ‘Union Cup’, el campeonato de rugby gay inclusivo más importante de Europa; y los ‘Juegos del Orgullo’, organizados por el club deportivo madrileño ‘GMadrid Sports’. Por otro lado, la Comunidad de Madrid tiene en cuenta las necesidad adicionales de las personas transexuales dentro del colectivo LGTBI.
En este sentido, se han iniciado acciones de remodelado en sus instalaciones deportivas incorporando en sus vestuarios cabinas individuales de intimidad en todas ellas. Además, la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, a través de la Dirección General de Juventud y Deporte, presta asesoramiento a las entidades deportivas de la Comunidad de Madrid con el objetivo de que ningún madrileño deje de practicar el deporte de su elección de conformidad con su sexo sentido. En definitiva, una batería de medidas con las que la Comunidad de Madrid garantiza la igualdad de trato por motivos de orientación sexual e identidad o expresión de género entre deportistas y su entorno.
El periodista, que ha alegado estar en contra de la conducta homosexual, ha sido condenado a un año de prisión y al pago de una una multa. La cadena también tuvo que cesar sus emisiones durante dos semanas. Un hecho que se suma a otros ejemplos de negación a la diversidad social en los medios egipcios.
La homofobia en el mundo no cesa y no para de sorprendernos, para mal. Egipto es la protagonista de la triste y bochornosa noticia homófoba de hoy. Allí, Mohamed Ghaity, un presentador de la televisión egipcia, ha sido condenado a un año de cárcel por entrevistar a un homosexual en su programa.
En agosto de 2018, el presentador Mohamed Al-Gheiti, de la cadena privada de televisión por satélite LTC, entrevistó a un joven homosexual. Durante el espacio, el joven -con el rostro difuminado- explicó su experiencia ejerciendo la prostitución con otros hombres. Ahora la justicia egipcia ha actuado contra Al-Gheiti, cuyos comentarios en varios espacios asegurando estar en contra de la conducta homosexual no le han librado de ser condenado a un año de prisión, otro de libertad condicional y al pago de 3.000 libras egipcias (unos 150 euros). El Consejo Superior de Regulación de los Medios en Egipto prohíbe expresamente la aparición de personas homosexuales en televisión. Una clara discriminación en un país que sobre el papel no condena de forma expresa las relaciones homosexuales (aunque hay partidarios de hacerlo), pero que de facto la persigue bajo los pretextos de «indecencia», «libertinaje», «conducta inmoral» u «ofensa a los sentimientos religiosos» o «prostitución». De hecho, la cadena LTC fue condenada en su momento a cesar sus emisiones durante dos semanas de manera inmediata, acusada por el Consejo Supremo para la regulación de los medios de “violar una decisión del consejo que decía que no podía invitar a homosexuales y propagar sus ideas”. Pero la cosa no acaba ahí, porque un tribunal de asuntos menores de El Cairo ha pedido un año de cárcel para el presentador acusándole de “desprecio a la religión, libertinaje y propagar la homosexualidad”. Además, deberá pagar una multa de 3.000 libras egipcias, unos 150 euros, así como estar un año bajo vigilancia.
Al-Gheiti podrá eludir la prisión si recurre la sentencia y realiza un desembolso de 1.000 libras (50 euros). La denuncia al presentador fue interpuesta por el abogado ultraconservador Samir Sabry, que también ha presentado recientemente una denuncia contra la actriz Rania Youssef. El supuesto delito de esta actriz es el de haber llevado un vestido demasiado sugerente para la gala del Festival Internacional de Cine de El Cairo.
La represión contra el colectivo LGTBI en Egipto y contra otros grupos contestatarios al régimen se ha intensificado en los últimos años. Son numerosos los ejemplos que hemos recogido en esta misma página (el último de ellos la detención, hace pocos más de un año, de nueve hombres en un domicilio privado en Alejandría). El país fue protagonista en su momento del movimiento conocido como Primavera Árabe, una movilización espontánea que pretendía alcanzar mayores cuotas de democracia en la región y que acabó expulsando del poder a Hosni Mubarak. Posteriormente se celebraron unas elecciones libres en las que fue elegido el islamista Mohamed Morsi, que poco después fue depuesto por un golpe de Estado del militar Abdelfatah Al-Sisi. El Ejército egipcio redactó después una Constitución a su propia medida para apoltronarse en el poder y legitimar su imagen internacional. Sin embargo, el Ejército ha impedido presentarse a las elecciones a candidatos que pudieran hacer frente al partido de Al-Sisi.
Esto ha provocado que Egipto viva sumido en un sistema autoritario y de corte conservador que niega la libertad de expresión a periodistas, disidentes y representantes de la diversidad social.
Ataques a la diversidad en los medios egipcios
En Egipto la homosexualidad no está penada teóricamente, pero lo cierto es que a los homosexuales se les persigue en nombre de la moral. Este caso, además de sus claros tintes de homofobia, es también un atentado a la libertad de expresión, algo habitual en un país que vive actualmente bajo la dictadura del exgeneral Abdelfatah al Sisi.
El daño que ha sufrido la comunidad LGTBI al verse negada del derecho a la libertad de expresión y ser estigmatizada también se extiende hacia mujeres y otros colectivos alejados de la doctrina oficialista. El periodismo egipcio es con este hecho otro de los grandes perjudicados de una legislación que niega el derecho de opinión y de libre información, base de una sociedad libre y democrática.
El caso de este programa guarda cierta similitud con el que se daba a conocer en febrero de 2018 en la cadena privada Alhadath Alyoum. Comenzaba un espacio de actualidad por el debate promovido por los legisladores egipcios de si el ateísmo debía ser prohibido en la sociedad. El programa contó con la presencia del presentador, de un imán y un joven que defendería la postura de no condenar la no creencia religiosa. Tras identificarse el joven como ateo, no se le permitió exponer sus argumentos y fue invitado a abandonar el programa tras ser acusado de hereje y suponer un peligro para la juventud egipcia. Además, cuando el joven citó la teoría del Big Bang en su más que breve discurso, el presentador le espetó que no se dirigiera al público con grandes palabras en inglés, que hablara en árabe de ideas sencillas ya que se estaba dirigiendo «a gente simple». Este insulto a la inteligencia de la audiencia continuó con la despedida del invitado y las disculpas del presentador por «invitar a un egipcio así al programa». Tras ser invitado a recibir ayuda psiquiátrica, el joven fue expulsado del programa y todo el espacio estuvo dedicado a las ideas del imán:
Egipto intensificó la LGTBfobia de Estado en 2017
Si bien la homosexualidad no está explícitamente prohibida por la actual legislación egipcia (aunque podría llegar a cambiar), la policía persigue a la población LGTB con cargos como la “indecencia o libertinaje”, la “conducta inmoral” o la “ofensa a los sentimientos religiosos”. Amnistía Internacional denuncia que algunos de los detenidos han sido sometidos a exámenes anales en contra de su voluntad. La ONU considera que este tipo de exámenes son “una forma de tortura”, así como “malos tratos prohibidos por el derecho internacional”.
El pasado 2017 no fue un buen año para en colectivo LGTB en Egipto. Ese año se produjo una intensificación de la persecución LGTBfoba de Estado: en octubre nos hacíamos eco de que, hasta ese momento 57 personas habían sido detenidas, básicamente, por su orientación sexual o identidad de género, así como por el mero apoyo a los derechos igualitarios (con los cargos oficiales anteriormente referidos).
De esas 57 detenciones, según EIPR (Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales) 54 todavía están en prisión. No obstante, hay que leer las cifras con precaución, pensando que la falta de transparencia de la administración y de la justicia de Egipto puede falsear la realidad y suponer, por lo tanto, un escoyo para esclarecer si hay otros casos ocultos por razones desconocidas e incluso por supuestos intereses de las élites.
En octubre de 2017 también conocíamos la noticia de que el Consejo Supremo para la Regulación de los Medios de Comunicación (SCMR) daba la orden para prohibir todas las formas de apoyo a la comunidad LGBT en los medios de comunicación egipcios.
Un mes antes, siete personas eran detenidas por ondear banderas arcoíris durante el concierto en la capital egipcia de la banda libanesa Mashrou’ Leila, cuyo vocalista Hamed Sinno es abiertamente gay. Además de estos arrestos, el grupo musical se enfrentó a descalificaciones y de momento no volverá a tocar en el país, debido al veto del Sindicato de Profesiones Musicales egipcio (ya fue vetada en Jordania tras una campaña promovida por Dima Tahboub, portavoz de Frente de Acción Islámica). Dos de los siete detenidos quedaron en libertad bajo fianza a comienzos de este año.
Los antecedentes LGTBfóbicos ya eran preocupantes
En abril de 2016 fueron condenados once hombres egipcios a penas que oscilaban entre los 3 y los 12 años de cárcel, acusados del delito de “libertinaje e incitación al libertinaje”, que es el cargo que se utiliza habitualmente en Egipto para detener y condenar a homosexuales. Las detenciones se llevaron a cabo en septiembre de 2015, fruto de unas redadas que formaban parte de una “campaña de moralidad” con motivo de la festividad que marca el fin del Ramadán.
Un año antes (abril de 2015) nos hacíamos eco de la nueva potestad que se arroga el Estado para deportar a extranjeros LGTB. Esta medida era ratificada por un tribunal que falló en favor de la decisión tomada por el Ministerio del Interior egipcio de extraditar y prohibirle la entrada al país a un ciudadano libio, por ser gay.
En junio de 2015, dábamos cuenta de la utilización que la “Policía de la Moralidad” hacía de apps de contacto para gais y redes sociales para engañar y detener a hombres homosexuales inocentes. La última víctima: un refugiado sirio que llegó a Egipto huyendo de las miserias y de la violencia de su país, para empezar una nueva vida, y que fue humillado, detenido y condenado a un año de prisión tras caer en una trampa policial.
Incluso algunos medios de comunicación se dedican a realizar “cacerías” contra homosexuales. Al Kahera Wal Nas emitía en diciembre de 2014 un reportaje de la denostada presentadora amarillista Mona Iraqi, que servía como excusa para detener a decenas de personas, vanagloriándose de la redada a una sauna gay de El Cairo (capital de Egipto). Un tribunal los absolvería a todos posteriormente. No obstante, siguió pesando sobre ellos otra condena que no se revoca: la estigmatización social. Un problema que a menudo deriva en violencia por parte de terceros o en intentos de suicidio. Uno de los detenidos en la sauna gay de El Cairo, por ejemplo, trató de quemarse vivo, tras difundirse las imágenes en televisión en las que se le reconocía.
En noviembre de 2014 nos hacíamos eco de la condena de un tribunal de Egipto a tres años de prisión para ocho hombres por aparecer en un vídeo en el que presuntamente se representaba la celebración de “la primera boda gay” de este país. Sin embargo, los ocho acusados habían negado los cargos que se les atribuían, así como que la controvertida boda fuese una ceremonia real, ya que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es posible en Egipto.
Ese mismo año, también informábamos de la sentencia de un tribunal egipcio que condenaba a cuatro hombres a varios años de prisión, por crear una supuesta red de prostitución homosexual, después de que la policía encontrase ropa de mujer y maquillaje en la casa de uno de ellos.
Fuente AmbienteG/Dosmanzanas/Cristianos Gays
Un hombre fue asesinado en el Municipio de Playas de Rosarito tras ser atacado junto a su pareja con piedras dentro de su domicilio.
Ulises Vázquez Mora de 32 años murió en el Hospital General de municipio tras horas de haber llegado por medio de urgencias.
La policía logró saber que el hombre y su pareja, con quien convivía, fueron atacados por varias personas noche del domingo, sin tener más datos de los homicidas.
Personal del Hospital informó a Punto Norte que la víctima tenía al menos 2 lesiones en la cabeza producidas por piedras.
Los hechos ocurrieron en la ampliación del Ejido Plan Libertador, en la parte Este del municipio.
Fuente Punto Norte
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