Nosotros somos la Palabra.
“La palabra es el espejo de la acción” (Solón de Atenas)
13 de enero. Bautismo del Señor.
Lc 3, 15-16. 21-22
Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto (v 22)
Nadie sabía en aquel tiempo por dónde andaba la Palabra, pues andaba muy lejos de los hombres, sin que ninguno pudiera certificar dónde. Por eso, aunque era su luz y brillaba en las tinieblas, no la comprendieron. Y cuando vino a iluminar su casa, el mundo no la reconoció, y su casa permaneció en tinieblas. Desde entonces caminan a tientas como ciegos, con su bastón y perro por aceras, por calles y por campos. Aunque lo más comprometido es que el universo entero anda invidente por todos los espacios.
En la Galaxia nuestra, La Vía láctea, el Camino de Santiago, en lugar de ser blanco es negro. La Palabra quiso hacerse hombre y venir a hospedarse a nuestra tienda, pero al ver que no había día en ella devolvió su billete a la estrella y se quedó en el cielo.
Juan Bautista daba gritos solemnes en un desierto sin farolas, y el sonido de su testimonio también se quedó en tinieblas y sin la plenitud que le era propia. Quizás por eso nadie ha visto jamás a Dios, incluso cuando en el monte Horeb su voz ardía en una zarza asustando a Moisés.
“Cuando se necesitan brazos, el socorro y las palabras no sirven de nada” (Esopo, fabulista griego)
El Hombre no es demostrable, como no lo son el Mundo ni Dios. Si, a pesar de ello, el saber intenta demostrar uno de los tres, necesariamente se pierde en la nada. No puede equivocarlos, así se apodere de las alas de la aurora para ir a los confines extremos del mar. (Sam 139, 11-12: Si digo que me sorba la tiniebla, / que la luz se haga noche en torno a mí, / tampoco la oscuridad es oscura para ti, / la noche es clara como el día: / da lo mismo tiniebla o luz).
CORO
Al igual que la brisa ligera
levanta en espesos torbellinos
el polvo de los surcos,
¡que el vals nos arrastre!
¡Haced retumbar la llanura
con el estallido de vuestras canciones!
Apoteosis. Coro Celestial
ÁNGELES
¡Salvada!
¡Cristo ha resucitado!
¡Cristo acaba de renacer!
¡Paz y felicidad
a los discípulos del Maestro!
¡Cristo acaba de renacer!
¡Cristo acaba de renacer!
¡Cristo ha resucitado!
(Los muros de la prisión se han abierto.
El alma de Margarita sube al cielo.
Fausto la sigue con ojos cargados de
desesperación cae de rodillas y reza.
Mefistófeles, en el centro, es derribado
por la espada luminosa del arcángel.)
MISA DE ÁNGELIS
¡Oh, Dios, que brillas en el mundo!
He encendido las luces de mi tienda,
alfombrada con pieles y con sueños,
y yo te espero impaciente en ella.
Celebraremos una ‘Misa de ángelis’,
con serafines, querubines y tronos,
dominaciones, virtudes, potestades,
principados, arcángeles y ángeles,
entonando canciones a tu nombre.
De celebrantes, las brillantes estrellas
Sirio, Alpha Centauri, Arturo, Vega, Lira,
y los vistosos corazón sangrante,
anémonas, lirios y rosas
y, cómo no, el Arco Iris trazado sobre el cielo,
iluminando el corazón de gentes y universos.
………………………….
Y Tú y yo repicando campanas
Y llenando los bancos de la iglesia.
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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