13 Enero. Bautismo del Señor. Ciclo C
“Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”
Todavía con la resaca de Navidad, del comienzo de año y de la Epifanía, y ya se nos presenta a Jesús tomando sus propias opciones.
En los versículos anteriores Lucas nos presenta a Juan anunciando un tiempo nuevo y aclarando que él no era el Mesías esperado. Jesús, como tantos israelitas, también escucha esta buena noticia por boca de Juan. También quiere Jesús participar de este cambio comenzando por el bautismo. Se mezcla con el pueblo, es uno más de tantos; también hace fila, también espera en el calor del desierto… ¿Y nosotras? ¿En qué nos toca esperar? ¿Cómo esperamos? ¿En qué situaciones optamos por ser una persona entre tantas?
Para Jesús, este momento está cargado de contenido, se da una íntima comunión con el Padre y con su Espíritu. En ese momento en el que Jesús está orando es cuando recibe la confirmación personal: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”.
El destinatario de ese mensaje es exclusivamente Jesús. Será más adelante en su vida cuando tres discípulos (Pedro, Santiago y Juan) escuchen esta misma frase, en el monte Tabor, al ser testigos de la Transfiguración de Jesús (Lc 9, 28-36). En esa ocasión se les pedirá que lo escuchen.
¿Y nosotras? ¿Hemos escuchado nuestro mensaje personal de parte de Dios? ¿Estamos atentas para escucharlo? ¿Nos sabemos sus hijos e hijas amadas?
Dios Trinidad se hace presente en este pasaje de forma palpable. También el Espíritu Santo, al que parece que es más difícil describir, aparece hoy en forma de paloma. Dios Trinidad se hace presente en la historia, también en la actualidad. Dios es comunión, una comunión a la que también estamos llamadas nosotras.
Oración
Trinidad Santa, que nuestras esperas sean oportunidades de comunión íntima contigo.
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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