Del Blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01. RELATOS DE LA INFANCIA, SÍ, PERO NO COSA DE NIÑOS.
A lo mejor todos estos relatos de la infancia son una lectura del Jesús que se desplegará en el Evangelio, una Palabra a lo largo de su vida de adulto, pasión, muerte y resurrección.
Los temas de los relatos de la infancia son de adultos:
Nacemos niños, pero nacer y la natalidad no es una cuestión infantil.
La noche y la luz, la estrella de los pastores y los magos (ver o no ver en la vida) no son cosa de niños, nuestra vida no está resuelta, basta mirar la noche cultural en que vivimos.
La huida a Egipto: la esclavitud y la libertad, las migraciones no son cosa de poca monta
Herodes comparado con el momento actual era San Luis Gonzaga:
5 millones de niños mueren al año de hambre / malnutrición.
1 millón de personas mueren de paludismo al año, la mayor parte: niños
La historia se repite, por desgracia.
02. JESÚS EN EL TEMPLO: UN ACONTECIMIENTO TEOLÓGICO.
El relato de Jesús en el Templo bien pudo ocurrir y bien está que conservemos estos relatos y tradiciones de Navidad: los relatos evangélicos, villancicos, “belenes”. Pero tengamos en cuenta en cuenta que, quienes los escribieron y meditaron, estaban pensando y creyendo ya en JesuCristo adulto.
A partir de una romería se arma un diálogo para sordos:
Es lógico que: “Tu padre y yo te buscábamos angustiados”
(Es evidente que María no está hablando de Dios Padre, sino de su marido, José).
María y José ¿encontrarían a Jesús discutiendo con los “doctores del concilio de Trento acerca de la transubstanciación”? ¿Jesús era un niño prodigio? ¿Se lo sabía todo? No parece que sea ese el significado.
La cuestión es que Jesús responde “extrañamente”:
“¿No sabíais que yo tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre?”
Nosotros enseguida lo resolvemos distinguiendo y diciendo que Jesús hablaba de Dios y en cambio, María se refería a un hombre, a José. Jesús es el Hijo de Dios” y es una especie de embajador o nuncio de Dios entre nosotros. Le metemos un “filioque” y solventada la cuestión.
03. CRISTOLOGÍA ASCENDENTE Y DESCENDENTE.
Quizás las palabras “ascendente y descendente” son un poco extrañas. Vamos a ver si nos entendemos y si comprendemos un poco -solamente un poco- el asunto Jesús.
CRISTOLOGÍA DESCENDENTE
La mayor parte de los creyentes tenemos la mentalidad de una cristología “descendente”. Jesús era una especie de “extraterrestre” que vivía en los espacios siderales, quién sabe dónde, y que -un buen día- a Dios se le ocurrió enviarlo a la tierra. Por eso se encarnó de manera muy extraña, pero ya desde niño “se lo sabía todo” de “este mundo y del otro”. Pasó unos treinta años esperando a su crucifixión, pero sin que tampoco tuviera demasiada importancia, pues Jesús ya sabía que iba a resucitar.
Jesús “desciende” del cielo a la tierra, pero la tierra y lo terreno no tiene excesiva importancia.
CRISTOLOGÍA ASCENDENTE.
La visión es otra. Jesús, el hijo de María, es la Palabra, lo que Dios nos quería decir, nos lo va a decir por medio de un Jesús que nace entre nosotros, vive en una familia, probablemente va al colegio-ikastola de Nazaret, alguna vez fue a Jerusalén, al templo y, poco a poco, iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Jesús no fue un “niño prodigio”, sino que fue creciendo, madurando. Jesús fue un gran creyente en Dios Padre y desde su fe profunda en el Padre, leía, vivía, curaba enfermos, discutía con las injusticias de fariseos, sacerdotes, del Templo, etc.
La Palabra de Dios va creciendo y madurando en Jesús.
Es la cristología ascendente. La Palabra de Dios va creciendo y madurando en Jesús de Nazaret.
Podríamos pensar que el relato de Jesús en el Templo no es el final de la infancia de Jesús, sino el comienzo de Jesús como creyente adulto.
04. MARÍA CONSERVABA ESTAS COSAS EN SU CORAZÓN.
María, la madre de Jesús, no entendía y quedaba desconcertada ante el comportamiento y actitudes de Jesús. Jesús discutiendo en el Templo con los sabios, Jesús que se salta la ley por menos de nada: cura en sábado, toca la lepra, la muerte, se deja tocar por la hemorroísa, etc., Jesús al que le siguen zelotas y prostitutas, Jesús que vuelca las mesas y las “ventanillas” del Templo…
María conservaba, meditaba y le daba más de cuatro vueltas a la cuestión.
El anuncio del ángel Gabriel llega a María después que ella ha llegado a la fe en su hijo Jesús.
María es madre, pero sobre todo, es creyente en Jesús.
05. La de Jesús: ¿UNA FAMILIA ROMÁNTICA?
La familia de Nazaret será santa y sagrada, pero en calma, no.
La Sagrada familia fue sin duda santa, pero ciertamente no fue tranquila. Es obligado distanciarse de la imagen consabida imagen tradicional de la familia de Nazaret: La Virgen vestida de manto celeste que hila lana, “San José” todo seráfico que trabaja la madera y “Jesús niño” rubio como un sueco, ojos azules, de color sonrosado, con un vestido más blanco imposible, siempre en una pose de bendición como preparándose para la futura misión … algún angelito disperso por el cuadro, algún pajarillo y florecillas. ¿Todo muy idílico? Nada de nada.
La agitación, como en tantas familias, es causada por el Hijo.
No le entienden. Y él, Jesús, no hace nada por facilitar las cosas.
Los tres, Jesús, José y María son santos pero inquietos.
Inquieto José porque no ve respetada su autoridad. Inquieta María, que no entiende a este Hijo. Inquieto Jesús, porque soporta mal las pretensiones de sus padres.
Lo más probable es que hubiera una grave tensión y más de cuatro discusiones entre Jesús y su familia, (Flusser).
06. MEDITEMOS Y CONSERVEMOS.
Nunca está de más echar una “pensada” a la vida, a los problemas y conflictos. Es la actitud de María.
Bueno será que pensemos las cosas personalmente y en la familia, en la sociedad, en la Iglesia.
Biblia, Espiritualidad
Año C, Dios, Evangelio, Jesús, Navidad, Sagrada Familia, Tiempo de Navidad
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