Maestro, ¿qué hacemos nosotros?
El Sur,
el Sur,
¡no el Occidente, hermanos!
Somos pobres,
pero somos
mayoría
¡y el futuro!
Gracias a tu ayer,
habrá para ellos
un mañana,
hermano.
Mi hoy, entre los dos,
ha de ser responsable
como un arco de Historia
en el puente del Reino.
¿Qué le dice el Tercer Mundo
al Primer Mundo?
– ¡Si no fuerais lo que sois,
podríamos ser
los que somos!
¿Por qué lo que es de todos
no es de nadie,
si todos somos todos?
Dos son los problemas,
dos:
los demás
y yo.
Vuestros tiempos perdidos
son mi tiempo de canto.
Me anticipo a gritaros que ya es hora.
(Quizás roncos de angustia,
por causa de la noche,
los gallos, los poetas, despertamos el día).
*
EUCARISTÍA
Para Arturo Paoli
Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.
*
Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994
***
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
-“¿Entonces, qué hacemos?“
Él contestó:
-“El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.”
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
–“Maestro, ¿qué hacemos nosotros?”
Él les contestó:
-“No exijáis más de lo establecido.“
Unos militares le preguntaron:
–“¿Qué hacemos nosotros?”
Él les contestó:
-“No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.”
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
– “Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.”
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
*
Lucas 3, 10-18
***
La alegría es oración. La alegría es fuerza. Es como una red de amor que coge a las almas. Dios ama al que da con alegría. El que da con alegría, da más. No hay mejor manera de manifestar nuestra gratitud a Dios y a los hombres que aceptar todo con alegría. Un corazón ardiente de amor es necesariamente un corazón alegre. No dejéis nunca que la tristeza se apodere de vosotros hasta el punto de olvidar la alegría de Cristo resucitado. Continuad dando Jesús a los demás, no con palabras sino con el ejemplo, por el amor que os une a él, irradiando su santidad y difundiendo su amor profundo, id por todas partes. Que vuestra fuerza no sea otra que la alegría de Jesús. Vivid felices y en paz. Aceptad todo lo que él da y dad todo lo que él toma con una gran sonrisa.
*
Madre Teresa de Calcuta.
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