Gozar del esplendor, dejar atrás la oscuridad.
Esta noite chora uma gitarra, (Fado portugués)
9 de diciembre. DOMINGO II DE ADVIENTO
Lc 3, 1-6
Una voz grita en el silencio: y verá todo mortal la salvación de Dios
La misión mesiánica no podrá ser asimilada si no hay una disposición interior, un camino “allanado” para recibir a Jesús.
Ese camino a que hace referencia el profeta Baruc en 5, 7 en el que Dios mostrará su esplendor: “Dios ha mandado aplanarse / a los montes elevados / y a las colinas perpetuas, / ha mandado llenarse a los barrancos / y a las colinas perpetuas / hasta allanar el suelo, / para que Israel camine / con seguridad / guiado por la gloria de Dios”.
La Navidad se acerca y es preciso que abajemos a flor de tierra el orgullo de nuestros montes elevados, y la presunción de nuestro henchido ego. En otro caso el Niño, no podrá recorrerlo. Quizás haya que cruzar también ríos y pantanos. Y entonces, precisaremos estar bien pertrechados de energías para que, como el gigante San Cristóbal, podamos subirlo a nuestros hombros, y llevarlo hasta la orilla opuesta sin cansarnos.
Jesús cargó sobre los suyos a quienes tenían necesidad de algo. Necesidad de atravesar desiertos, de desprender las hojas en otoño, de tiritar en invierno, de florecer en primavera, y de dar frutos en verano. Sólo así se garantiza que podamos cruzar con júbilo el Mar Rojo (Éxodo 14, 16), apagar nuestra sed con el agua de la roca golpeada por el bastón de Moisés (Números 20,) y saciarnos de maná, blanco como la semilla de cilantro y gusto parecido a obleas de miel (Éxodo 16, 31).
Allí estaba la voz recia del Profeta manteniendo continuamente en Ley a los israelitas, y aquí la de Juan Bautista, clamando en el desierto, porque tampoco a él le hacían mucho caso.
Situación triste y tensa, en cuya noche de los tiempos lloraron las guitarras. Sobre el Negueb hebreo y el Algarbe portugués se oyó en la oscuridad un fado lusitano, compuesto y entonado por Maja Milikovic, que decía:
Esta noite chora uma guitarra
Só por mim, só para mim
Esta noite saudade amarra.
Llegó el amanecer, y con él un “Gozar del esplendor, dejar atrás la oscuridad”, que acallaba el silencio, y permitía ver a todo mortal la salvación de Dios.
Ó LUZ DA ALEGRÍA
Eu ouvi um sereno canto
Nas alturas do céu cantar
E as montanhas da minha terra em silêncio a escutar…
Eu ouvi um canto sereno
Nas douradas ondas do mar
E nas praias da minha terra, muita gente a escutar…
Ó Luz da Alegria, Ó Alma da Vida!
Ó Luz da Alegria, só te vê quem dá…
Das montanhas da minha terra
Às sagradas praias do mar
Toda a gente escutando espera o Divino Cantar…
Ó Luz da Alegria. Ó Alma da Vida!
Ó Luz da Alegria, só te vé quem dá…
não tem fim.
Madredeus
Disco: Um amor infinito
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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