Siempre que es medianoche, comienza un nuevo día
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01. EL FINAL DEL MUNDO NO ES EL FINAL DEL SER HUMANO.
El evangelio de hoy -como el de hace quince días- nos ofrece una visión del final de la historia humana y lo hacen en el tono apocalíptico, cósmico, algo tremendista, pero no se trata de una descripción histórica o científica del fin del mundo.
El mundo, las estrellas, el cosmos tienen un final, (habría que echar mano de lo que estudiábamos en bachiller: la ley de la entropía, etc.)
El final del mundo no es el final del hombre. El final del mundo cósmico tiene poco interés. Lo decisivo es cómo terminaremos nosotros, los humanos. Al final del tiempo y de la historia humana el ser humano seguiremos en Dios. Y ello no es catastrófico sino salvífico y amable.
02. HABRÁ SIGNOS.
Siempre hay signos en la vida: siempre hay señales de angustia catastrófica: algunas opciones políticas dan vértigo, determinadas posiciones eclesiásticas infunden pavor, las guerras, los desahucios, la violencia de género, además de los crónicos fracasos personales, la inseguridad de la salud, la decadencia por la edad, los conflictos de familia, laborales, eclesiásticos, etc.
Cuando empiecen a suceder estas cosas, SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN.
03. ES FÁCIL DECIRLO.
Puede resultar algo simple decir que se acerca nuestra liberación cuando no se ve cuándo escampará la situación que estamos atravesando (económico-política, eclesiástica, personal). No se ve muy claro cómo intuir la liberación en medio de tantas galernas y terremotos.
Tal salvación, tal liberación no van a ocurrir de la noche a la mañana ni por arte de magia.
Sin embargo cuando percibimos la “salida del túnel” de los problemas y crisis, la liberación está cerca, al menos personalmente está ya a la vista del ser humano. Cuando intuimos un final sereno, ese futuro ilumina el presente. Siempre que es media noche, comienza el nuevo día, aunque todavía quede mucha noche.
04. ESPERANZA.
La esperanza es la relación amable que establecemos con el futuro, me refiero -sobre todo- al futuro absoluto.
La esperanza es la “materia” de la que estamos hechos los seres humanos. Vivimos porque algo en nuestro interior nos convoca a un futuro pleno.
La esperanza no es optimismo voluntarista, ni tampoco la esperanza consiste en tener proyectos. Hay que tener proyectos en la vida, pero la esperanza es la que da sentido a esos proyectos y a la misma vida.
La esperanza es la confianza en que nuestra vida tiene un horizonte. Creemos que estamos en buenas manos, estamos en manos de Dios.
05. ESPERANZA: EL SUFRIMIENTO CESARÁ.
La esperanza no es cuestión de ningún yoga o terapia oriental. Para intuir la esperanza hay que tener calma y sentarse: sufrir, pensar y poner la vida en manos de Dios. Para mantener viva la esperanza hay que sentarse en la vida y tener calma.
SUFRIMIENTO Y ESPERANZA
El sufrimiento forma parte de la existencia humana.
El sufrimiento nos viene de la finitud humana al mismo tiempo que de la culpa-culpas personales e históricas.
Naturalmente que hay que hacer todo lo posible por disminuir el dolor y el sufrimiento, sobre todo impedir y eliminar el sufrimiento de los inocentes. En la medida de lo posible procuremos eliminar el dolor físico y psíquico, las dolencias psíquicas y morales. Es un noble deber humano y cristiano eliminar el sufrimiento del hombre.
Pero el sufrimiento estará siempre presente en el ser humano. No está en nuestras manos el extirpar por completo el sufrimiento del mundo simplemente porque no podemos desprendernos de nuestra limitación. Nadie es capaz de eliminar el poder del mal y de la culpa, fuente continua de sufrimiento. Esto solamente lo puede hacer Dios, un Dios que haciéndose hombre quita el pecado del mundo, (Jn 1,29).
ESPERANZA
La esperanza no es una receta, es algo más “de profundis”.
Ante los conflictos serios en la vida, ante la enfermedad, ante el pecado denso, ante la muerte; también los consuelos uno tiene que vivirlos y mirarlos de frente y “echarles una pensada”. ¿Qué salida tiene esto? ¿Por dónde tirar?
La esperanza es descender al abismo de la vida y ponerlo todo en manos de Dios.
Me pase lo que me pase (y nos va a pasar de todo), que no me pase sin Ti, Señor.
06. LA ESPERANZA ES MUY FRÁGIL.
La esperanza es una planta muy delicada, se puede secar pronto, a veces la esperanza es intermitente, aparece y desaparece en nuestro caminar.
Por eso mismo, porque es muy débil, como el sentido de la vida, hemos de cuidarla y cultivarla.
06. VIVIR LÚCIDOS.
No es razonable vivir aletargados, con la sedación como norma de vida. La esperanza no adormece, abre ventanas a los problemas.
ORAD
La oración es ver la vida desde o ante Dios y ello confiere una seriedad, lucidez y horizonte a la existencia. La oración es un modo de vivir lúcidos, atentos y confiados. La oración es un lugar en el que podemos cultivar la esperanza. En la oración están presentes las miserias y las esperanzas humanas.
Comencemos el adviento con buen ánimo y esperanza:
VELAD Y ORAD
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