Dos libros de Thomas Merton, una recensión … y otro escrito sobre él.
Para comprender mejor la vida de un místico de nuestro tiempo
Este libro de Thomas Merton explora el significado y la práctica diaria de la contemplación, el corazón de la experiencia monástica y religiosa, y constituye su obra más completa sobre el tema.
Editada con toda fidelidad por un experto en Merton, tiende un puente entre las primeras obras del autor sobre la contemplación, de clara inspiración católica, y las posteriores, en las que adopta una postura más ecléctica.
Este libro pone de manifiesto su creciente interés por las tradiciones orientales de meditación y espiritualidad, sobre todo por la tradición budista, que influyeron notablemente sobre su pensamiento y escritos en la última década de su vida.
La experiencia interior no sólo supone una trascendental presentación de la mejor enseñanza que existe sobre la contemplación y la meditación, sino que además muestra cómo se practica la contemplación en la vida cotidiana.
(Colección El Viaje Interior, ONIRO, 228 páginas).
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Esta breve obra consta de cinco capítulos dedicados a otras tantas corrientes de la filosofía y la religión orientales: taoísmo, zen, hinduismo, sufismo y varias modalidades poco conocidas del budismo.
Al final del libro, el autor habla de sus memorables entrevistas con el Dalai Lama, que lo recibió tres veces en audiencia privada.
El monje trapense Thomas Merton es el máximo exponente contemporáneo del acercamiento entre el ascetismo cristiano y la filosofía oriental. Su interés por el budismo y el taoísmo le llevaron hasta las fuentes de estas milenarias “religiones sin Dios”: viajó a la India y al Tibet y se entrevistó con algunos de sus maestros espirituales, entre ellos el Dalai Lama.
En este libro se recogen las experiencias y reflexiones de Merton a raíz de sus iluminadores encuentros con la filosofía oriental. Con palabras sencillas y profundas, el autor logra transmitir al lector occidental la oculta sabiduría de las religiones y filosofías más antiguas del mundo-
(Colección El Viaje Interior, ONIRO, 128 páginas).
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En REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, conocida publicación carmelitana de ciencia y vida espiritual, con fecha abril-septiembre de 1962, encuentro la presentación de un libro de THOMAS MERTON, “Dirección espiritual y meditación”, escrita por el muy conocido y malogrado carmelita descalzo CRISÓGONO DE JESÚS. Como una curiosidad, y también por su sencillez y claridad, la comparto
“El conocido y benemérito cisterciense de la abadía de Getsemaní trasciende una vez más su austero retiro para suscitar inquietudes de vida divina entre el gran público de habla inglesa. Obra breve pero sustanciosa. Sus páginas están sembradas de ideas y consejos de mucha utilidad tanto para seglares como para sacerdotes y religiosos, sobre todo su primera parte. No busca el autor presentarnos una obra completa. Espera solamente ayudar a quienes no hayan encontrado lo que necesitan en otros libros de la misma materia.
La obra contiene dos partes como indica el título de la misma: Dirección espiritual y Meditación. En la primera parte, el autor se propone:
1. Ayudar a las almas que buscan o tienen ya dirección, para que consigan el máximo provecho espiritual de esta gracia.
2. Estimular a los sacerdotes demasiado tímidos para considerarse posibles directores espirituales para que, confiando en la ayuda de Dios, se animen en la empresa de estimular y dar consejo a las almas en el confesionario, cuando esto es posible.
3. Finalmente, disipar algunas ideas erróneas acerca de la dirección espiritual.
En la segunda parte no se propone enseñar a meditar. Pretende dar los consejos oportunos para evitar errores y dificultades en el camino de la meditación.
Crisógono de Jesús, OCD.
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La sinfonía femenina (incompleta) de Thomas Merton,
Por María Cristina Inogés Sanz:
En la vida de Thomas Merton hubo muchas mujeres.
Están su madre y otras mujeres de su familia; aquellas que conoció, en el más amplio sentido del término, durante su alocada juventud; la madre de su hijo; aquellas que formaron parte, más adelante, de su círculo de amigos; aquellas otras con quienes mantenía correspondencia y que le ayudaron a ver otros puntos de vista o profundizar en los suyos, y, finalmente, M –como él la llama–, el amor de su vida, siendo ya monje.
Las mujeres y Merton parece un tema que no se evita, pero del que se prescinde en cuanto hay oportunidad.
La historia de la Iglesia está salpicada de parejas que le han aportado mucho. Lo único que hace falta es una mirada limpia y una lengua contenida cuando se desconocen las circunstancias.
(Colección Sauce de PPC. 160 páginas)
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