Sudafricano acusa a cura católico aún activo en Reino Unido de abusar de él durante años
William Segodisho se atreve a romper su silencio treinta años después
“He aguantado este abuso (…) de la Iglesia y su continua victimización demasiado tiempo”
“No son conscientes del daño que le hicieron a mi alma y a mi fe”
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El sudafricano William Segodisho ha alegado haber sido violado y abusado sexualmente cuando era adolescente, entre 1985 y 1990 en Johannesburgo, por un sacerdote católico que actualmente se encuentra en Reino Unido.
“No es fácil para mí hablar de esto, por ello me he mantenido en silencio durante casi 30 años, pero a medida que voy envejeciendo, (y como) la vida es imprevisible, odiaría llevarme esto a la tumba“, dijo Segodisho al inicio de su discurso en una conferencia organizada por el grupo Mujeres y Hombres contra el Abuso Infantil y retransmitida por el canal Enca.
Siendo un adolescente después de tener que huir de la localidad de Polokwane (noreste) por organizar protestas en contra del Gobierno segregacionista que imponía el régimen del apartheid, Segodisho terminó viviendo en las calles de Johannesburgo.
En un refugio para niños sin hogar conoció al párroco -cuya identidad no ha sido revelada-, con quien inició una relación estrecha en la que él le regalaba ropa nueva, le invitaba a buenas comidas e incluso le matriculó en un prestigioso colegio privado.
En 1985, cuando tenía unos 13 años, le invitó a una cena en su casa y, según Segodisho, en lugar de ofrecerle “zumo de naranja, un Appletizer o una Coca Cola”, le dio de beber whisky y poco después le forzó a besarle y a masturbarle.
Al día siguiente, el cura le pidió guardar en secreto lo sucedido ya que, de no hacerlo, perdería su plaza en el refugio y en el colegio.
Los abusos continuaron repitiéndose durante años y llegaron a la violación en varias ocasiones.
El sacerdote fue transferido a Bournemouth, Reino Unido, en 1990, año en el que Segodisho denunció los hechos y, como consecuencia, terminó de nuevo viviendo en la calle.
En ese período empezó a abusar del alcohol y otras drogas y pasó 8 meses en prisión.
“No son conscientes del daño que le hicieron a mi alma y a mi fe”, señaló Segodisho, que finalmente interpuso una denuncia en febrero de 2018, de la que aún no ha recibido respuesta alguna.
“He aguantado este abuso (…) de la Iglesia y su continua victimización demasiado tiempo”, sentenció, remarcando que tiene siete hijos y que se sentiría muy mal si este sacerdote abusara de otros niños.
Fuente EFE/Religión Digital
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