¿Quién es Cristo?
Del blog de Tomás Muro, La Verdad es libre:
01. QUIÉN ES CRISTO.
No les fue fácil a los compañeros de Jesús, ni nos es fácil a nosotros saber quién es Jesús, ni la relación que existe entre Jesús y Cristo. De hecho, el mismo Jesús era consciente de que a Dios nadie le ha visto nunca jamás, (Jn 1,18).
Muchas personas vieron y convivieron con Jesús, pero fueron más bien pocos los que creyeron en Él.
También nosotros podemos conocer a Jesús por la historia, los evangelios, etc., pero quizás no llegamos a creer en Cristo, el Mesías.
Sin duda que con buena voluntad, algunos decían que Jesús era Juan Bautista, hombre recio y de gran personalidad; quizás Jesús podía haber sido un profeta como Elías, pero no lo fue. Jesús decepcionó a muchos: Jesús no fue un sacerdote del Templo, como esperaban los monjes de Qumrám, tampoco fue un político con lo que defraudó a mucha gente e incluso a parte de sus propios discípulos. Jesús decepcionó incluso a su propia familia que pensaba que estaba loco, (Mc 3,21). Jesús no fue un hombre de la ley, un moralista atormentado, con lo que desilusionó al movimiento fariseo.
También nosotros nos preguntamos, ¿quién es Cristo? Sobre todo los que ostentan el poder tienen todas las respuestas ya prefabricadas, como si tuviesen la vara de medir la verdad, el bien y el mal, incluso la estética.
02. DEJARNOS PREGUNTAR POR CRISTO
En el texto de hoy es Jesús quien nos pregunta: ¿Quién decís vosotros que soy yo? ¿Quién soy Yo para vosotros?
Muchas veces y mucha gente puede pensar que Jesús un personaje religioso que lo puede todo, un “todopoderoso”.
Y algo de esto es lo que expresa Pedro: Tú eres el Mesías.
Pedro dice lo que hay que decir, lo establecido, lo políticamente correcto: Tú eres el Mesías.
Pero Pedro “no se ha enterado del asunto”.
En el momento en que Jesús concreta su mesianismo: el Mesías tiene que padecer, ser condenado, crucificado… y resucitar al tercer día, Pedro pega una “espantada”: No te puede suceder esto, a ti no te puede pasar esto.
Pedro tenía posiblemente como nosotros una imagen de un mesías poderoso, “salvapatrias”, inquisidor, “salva-doctrinas” y “salva-diócesis”. A Pedro le podríamos haber visto detrás de alguna pancarta que dijera: “Romanos, go home”.
Pero el Mesías salvador del ser humano, JesuCristo es totalmente diferente. Es un Mesías sencillo, humilde, que va a ser perseguido y crucificado.
03. VADE RETRO, SATANA.
El poder es la gran tentación humana: poder político, poder económico, poder físico, poder religioso, poder informativo, poder doméstico, etc.
El poder es un instinto pasional que alienta al ser humano. Probablemente el poder es la pasión más fuerte del ser humano
También en la Iglesia el peligro y la gran tentación es el poder: cardenales, obispos, curas, superiores religiosos, también laicos tenemos la misma tentación de los primeros discípulos. Mandar, disponer, ordenar. Iban discutiendo quién sería el primero…
Jesús hubo de ejercer de auténtico “exorcista” para expulsar el demonio del poder de sus discípulos. (Es muy significativo que Jesús curara de la fiebre a la suegra y a la familia de Pedro. Fiebre: fuego, ansias de poder)
Gracias a Dios, el papa Francisco es un hombre bueno, sencillo. No es un hombre de poder. Quizás por eso se le están enfrentando un buen grupo de cardenales y obispos.
Todo eso es “Satana”: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Al poder, las situaciones de injusticia y prepotencia que crea el poder se vence con el servicio, con un cristianismo de entrega, de curación, ayuda. Tú, poderoso, superior dominador, obispo prepotente, dirás y dispondrás lo que quieras, pero el seguimiento de Jesús Mesías es otra cosa.
Una Iglesia, una congregación religiosa, una comunidad, un superior que funcionen desde la dialéctica del poder, no son la comunidad ni la Iglesia de Jesús. ¡Y cuidado que hay comunidades y personas que viven desde el poder…! ¡Y cuánto daño hacen!
Por otra parte, recuerdo aquello que decía K Rahner: la obediencia al superior no exige someterse al más necio o inepto de la comunidad.
04. ENTREGAR LA VIDA.
Jesús es Mesías y lo es porque entregó su vida por nosotros.
Humanamente hablando parece que uno vive cuando se siente seguro, cuando busca y obtiene un buen nivel de vida, economía, medicina, confort, etc.
Sin embargo la vida humana no consiste siempre en el cuidado siempre del propio “ego”, sino que uno es persona cuando se entrega a los demás, cuando se trabaja, se ama. La vida no es un egoísmo en el que yo me cuido y estoy pendiente siempre de mí mismo, de mi doctrina (mundo eclesiástico), de mi ideología (política), mi salud, etc. Uno vive y crece como persona cuando entrega su vida, sus carismas y sus talentos a los demás.
Una afirmación de un filósofo danés del siglo XIX: Soren Kierkegaard
Señor Jesús, tú no viniste para ser servido, ni tampoco para ser admirado o, simplemente, adorado… Por eso, despiértanos, si estamos adormecidos en este engaño de querer admirarte o adorarte, en vez de imitarte y parecernos a ti.
Creer en Cristo confiere una profunda confianza y serenidad en la vida, despeja muchas discusiones y cortocircuitos inútiles.
Solamente Tú, Señor, eres el Mesías
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