Facebook pone anuncios para curar la homosexualidad a personas LGTB
Facebook no para de tener problemas con la gestión de la plataforma, la última de ellas ha sido por permitir que varios anuncios de terapias para curar la homosexualidad.
Los anuncios iban dirigidos específicamente a personas que se identificaban como LGTB, por lo que el daño que han podido llegar a hacer es incalculable. Según los propios algoritmos de Facebook, que te muestran por qué recibes cierta publicidad, se envió el anuncio a personas que Facebook cree que están interesadas en temas de género. Los demandantes denuncian que Facebook ha permitido a una publicidad sobre una práctica que las autoridades sanitarias califican como “inmoral y potencialmente dañina”.
Los que denunciaron estos anuncios los califican como “predatorios” diciendo que además promocionaban la “pureza sexual” además de las terapias para curar la homosexualidad.
El microtargeting que permite hacer Facebook es capaz de detectar audiencias muy concretas e inaccesibles por otros canales, algo muy útil para infinidad de negocios, pero no es la primera vez que una minoría vea peligrar su integridad a causa de la permisividad de Facebook.
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente The Sun, vía AmbienteG/Cristianos Gays
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