La justicia de Austria concede el asilo a un gay iraní después de que su Oficina Federal de Asilo lo rechazase por desconocer el significado de los colores de la bandera arcoíris
Navid, un joven gay iraní, ha conseguido finalmente asilo en Austria gracias a los tribunales después de que la Oficina Federal de Asilo denegase su petición al no creer que fuese gay, dado que era por ejemplo incapaz de decir qué significaban cada uno de los colores de la bandera arcoíris. La noticia, en este caso con final feliz, pone una vez más de manifiesto la falta de voluntad de los Estados europeos a la hora de dar asilo a personas LGTB en busca de protección. Hace solo unos días, por ejemplo, recogíamos como la Audiencia Nacional española ha rechazado dar asilo a un homosexual argelino amenazado por su familia al considerar que en Argelia los homosexuales no sufren persecución.
Navid escapó en 2014 de Irán, uno de los países en los que todavía es posible ser condenado a muerte por ser homosexual. Se instaló en Viena, donde ha vivido desde entonces. Sin embargo, su solicitud de asilo fue rechazada en junio por la Oficina Federal de Asilo de Austria. Según denuncia la organización austriaca Queer Base, que da apoyo a refugiados LGTB, su solicitud fue rechazada sin ser adecuadamente investigada. Una de las razones que sirvieron para desestimar la petición fue que Navid no pudo identificar cuál es el significado de cada uno de los colores de la bandera arcoíris. La bandera arcoíris, recordemos, fue creada por Gilbert Baker a finales de los años setenta como símbolo del movimiento en favor de los derechos LGTB, e inicialmente contaba con ocho colores a los que se dio un significado (sexo, vida, salud, sol, naturaleza, magia/arte, serenidad y espíritu), aunque poco después se simplificó a seis colores (perdimos el sexo y la magia…). Un dato desconocido por la inmensa mayoría de las personas LGTB del planeta.
Queer Base denuncia que la Oficina Federal de Asilo despachara con tal superficialidad la petición de asilo de Navid y ni siquiera se preocupara, por ejemplo, de tomar declaración a su pareja. Por fortuna, Navid y Queer Base recurrieron la decisión y ahora un tribunal federal ha fallado en su favor. El pasado 13 de agosto, el joven iraní vio por fin aceptada su petición de asilo:
Wir freuen uns sehr gemeinsam mit Navid und danken allen Unterstützer_innen! pic.twitter.com/d5zl1JX00n
— Queer Base (@Queer_Base) 13 de agosto de 2018
Pese al final feliz de este caso, lo sucedido con Navid es buena muestra de la falta de voluntad real de los Estados europeos a la hora de dar asilo a las personas LGTB en busca de la protección de la que carecen en sus países. Las noticias de denegación de asilo son frecuentes, y aunque en muchos casos el asilo se acaba concediendo tras la movilización de las organizaciones LGTB y el salto a los medios de comunicación, lo cierto es que la situación de estas personas de de gran vulnerabilidad e indefensión.
Al mismo tiempo que Queer Base se congratula del asilo a Navid, por ejemplo, denuncia en sus redes sociales que la Oficina Federal de Asilo ha denegado la petición de otro chico gay afgano con el argumento de que el chico no parece gay ni por sus gestos ni por su forma de vestir, de que tiene un historial de peleas con otros compañeros de centro (algo que supuestamente no cabe esperar de los gais) y de que tiene pocos amigos (algo que tampoco cabe esperar de los gais, que según el informe del funcionario que ha rechazado la solicitud son sociables). Según Julia Valenta, asesora legal de Queer Base, la presión de los políticos austriacos para denegar la mayor cantidad de peticiones de asilo posible es un factor determinante en lo que está sucediendo en su país (recordemos que tras las elecciones de octubre de 2017, Austria está gobernada por una coalición entre la derecha y la extrema derecha que ha hecho del discurso contra la inmigración pobre su bandera).
Historia como estas, sin embargo, también suceden en nuestro país. Hace pocos días, sin ir más lejos, nos hacíamos eco del rechazo de la Audiencia Nacional española a conceder el asilo a un ciudadano homosexual argelino amenazado de muerte por su propia familia al considerar que no está perseguido por las autoridades de su país. «No se puede considerar que una persona sea objeto de persecución por el mero hecho de ser homosexual», expresa la sentencia de la Audiencia Nacional, y ello a pesar de que, si bien es cierto que en años recientes no han trascendido a la luz pública procesamientos, el Código Penal argelino castiga los actos de homosexualidad con pena de prisión de 2 meses a 2 años, que pueden llegar a tres años si se cometen en público.
Fuente Dosmanzanas
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