Dom 22. 7. 22. Ovejas sin pastor, pastores sin pasto
Dom 16. Tiempo ordinario. Ciclo b. Mc 6, 30-34. Éste es un texto “de transición”, parece muy simple:
— Jesús quiere retirarse a descansarcon sus discípulos cansados de una larga brega por tierras y mares,
–pero una muchedumbre llega, y Jesús deja el descanso, y se pone a enseñar (¿para que no necesiten pastor?) multiplicando después los panes, para que ellos mismos se guíen mutuamente, siendo a la vez pastores y rebaño
Esos gestos tan simples contienen una intensa problemáticamarcada hoy por el gran cambio de Iglesia. ¿Dónde está el tema?
— ¿Somos las ovejas las que hemos abandonado a los pastores? y nos hemos perdido, y andamos así errantes, confundidos.
¿O somos pastores los que hemos dispersado a las ovejas, o las hemos pedido por nuestra culpa? Posiblemente hay en la Gran Iglesia un Complejo de Pastores “sin olor a oveja”, sin palabra, sin “comida”
Es evidente que existe un intenso divorcio de iglesia entre ovejas y pastores. Un divorcio en el que no es fácil discernir las responsabilidades. Habrá visto el lector que he colocado en las dos partes, entre los pastores y las ovejas, pues no fácil distinguir dónde está cada uno
¿Tendremos que cambiar de lenguaje y las actitudes? ¿Cambiar el mismo lenguaje de Jesús, el de la iglesia de hoy? ¿Dejar de ser ovejas? ¿Dejar de querer se pastores? Sea como fuere, existe un largo, profundo divorcio… y no se ve solución.
Pero el evangelio de este domingo nos ayuda a plantear el tema, que no es sólo ni ante todo el de las “mujeres sacerdotes” (tema resuelto ya en forma positiva), sino el del tipo y función de pastores que son (somos) al mismo tiempo ovejas: Hermanos, amigos, compañeros, mujeres, niños, varones… .
Empezaré por unas reflexiones previas. Comentaré después el texto de Marcos. Pase quien quiera directamente el texto. Feliz domingo a todos.
Tema. Una situación distinta
1. Acabada una dura misión, Jesús y sus discípulos quieren descansar, buscando un lugar solitario. Se van, a solas, tras la dura faena… esperando quizá que llegue Dios y culmine su obra (que llegue el Reino). Van como jerarcas de una Iglesia que ha bregado por siglos y, al fin, se halla cansada. Se reúnen en Concilio, ellos solos.
Seguro que van mujeres, pero el texto no habla de ellas Ésta es la tentación de una iglesia, que se centra en sí misma, se aleja del mundo… y discute sus problemas en un Vaticano de Roma y en mil Vaticanos del mundo… mientras el mundo busca, sufre y tiene hambre.
2. Jesús y sus discípulos van por un camino (en barco, al otro lado del mar)… Muchos les buscan de otra forma (por tierra…), para alcanzarles al fin. La iglesia podría cerrarse en sí misma, acabada una larga tarea de misión, dedicada a su liturgia… Pero la gente sigue teniendo necesidades… Quiere salud, pan, amor… E
Esta es la situación de nuestro mundo: Estamos ante una Iglesia que quiere cerrarse en sí misma, sin pan de verdad para todos, y palabra. Más aún, en otro tiempo la muchedumbre buscaba a Jesús, por mar y por tierra… Ahora parece que ya no buscan. ¿Quién se acuerda de Jesús en este mundo? ¿O se acuerdan, pero de otra forma…?
3. Jesús les descubre como ovejas sin pastor… Es como si Dios (un Dios desconocido, un azar, un destino…) hubiera “creado” a los hombres para dejarles después abandonados, como un “rebaño” perdido en bosques y estepas sin fin…
El que nos ha creado nos ha abandonado, esa es la impresión que tenemos. Un poder más fuerte nos ha puesto en la gran meseta de la vida, para olvidarse luego de nosotros… Así aparecemos a comienzos del siglo XXI, como abandonados de Dios, en manos de poderes que nos utilizan, manipulan, destruyen, de izquierda o derecho. Estamos ante el gran relato de los pastores que se buscan a sí mismos, en iglesias y reinos (reyes que roban, presidentes que engañan, obispos que trepan por sus oscuros campanarios)
4. Pero ¿hacen falta de verdad pastores? En principio no harían falta, no somos ovejas, no necesitamos pastores que nos manden y nos guíen, pero… Muchos pensamos que Jesús ha venido a decirnos que no necesitamos pastores, que somos libres, no hace falta que nos manden. Pero…
Pero Jesús sabe que venimos de una historia de pastores malos, opresores, destructores. Esa historia de pastores malos, reyes, caudillos, sacerdotes opresores ha marcado la historia del mundo, como sabe y dice el libro de Daniel, como dirá el Apocalipsis. En ese contexto, Jesús viene a iniciar una camino a historia de buenos pastores, de animadores, de guías… para que al final no haya postores que mandan ni oprimen, sino hermanos que dialogan, amigos que se aman, personas que comparten la vida…
5. Y se puso a enseñarles… Jesús se deja encontrar, dejándose transformar por los problemas de los hombres. Tenía un plan (¡estar con los suyos, descansar!), pero lo cambia, al descubrir la necesidad de los hombres y mujeres, que son como ovejas perdidas… No les empieza dando pan, o salud externa… Hace algo anterior: Les dice quiénes son, les ofrece la Palabra.
Ésta es la tarea de Jesús: Enseñar a los hombres y mujeres, para que sean ellos mismos en libertad, para que descubran y desplieguen la verdad por dentro, su verdad, para que todos se guían y ayuden para que sean y vivan en plenitud…
Así andamos la mayoría de nosotros, en este duro comienzo del siglo XXI, sin saber quiénes somos. Nos han robado la palabra, nos están manipulando. En ese contexto, Jesús ofrece la Palabra; no queda arriba, no se encierra en su “verdad sagrada”, sino que la dice (se dice) a todos los que vienen, para que podamos vivir en plenitud, en comunión, sin opresión externa… Eso es evangelio.
6. Éste es el tema… que deberá descubrirse y manifestarse en todos sus matices… distinguiendo pastores y pastores:
— Hay pastores políticos, de reyes y partidos, que dicen ayudar pero que tienden a aprovecharse de su mando
— Hay pastores/pastorcitos intelectuales, que dicen educar, pero que tienen (tendemos)a manipularr
— Hay pastores eclesiales… desde curas y curias, hasta obispos y asambleas episcopalesEl tema es ¿quién pastoreará a los pastores? ¿Cómo se guiará el “rebaño-comunidad” de los hombres?
Éstas son las preguntas abiertas por el tema que sigue estando en el fondo de la problemática social y religiosa: . Evidentemente, en el contexto de este blog pongo de relieve la problemática eclesial:
1. ¿Hay pastores de verdad? . Ciertamente hay pocos, en occidente: Donde antes había 100 hay ahora 10, a los más… ¿Se refugian los pastores de la Iglesia en sí mismos, alejados de toda realidad, como pastores que se pastorean sólo a sí mismos?
2. ¿Hay ovejas…de Iglesia? Antes todos eran ovejas… Ahora parece que no hay, quedan algunas, unos pocos… ¿Buscan ya los hombres y mujeres de este principio del siglo XXI a la Iglesia de Jesús pidiendo pan y palabra?
3. ¿Tiene la Iglesia una Palabra que ofrecer, la tiene Jesús? El ideal es que haya unos pastores que inviertan el camino anterior… para que al final no haya ya pastores y ovejas, sino hermanos, amigos…
Las reflexiones que siguen ofrecen un desarrollo inicial del tema. Para saber más,cf.:Evangelio de Marcos. La Buena Noticia de Jesús, VD, Estella 2012, 486 ss. Buen fin de semana a todos…
Sobre la imagen: Los lobos actuales ya casi no tienen necesidad de disfrazarse de pastores… Pero Jesús nos ofrece la Palabra.
Texto. Mc 6, 30-34
30 Los enviados volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado 31 y les dijo: Venid vosotros solos a un lugar solitario, para que descanséis un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no tenían ni tiempo para comer. 32 Se fueron en la barca, ellos solos, a un lugar despoblado.
33 Pero los vieron marchar y lo reconocieron muchos y corrieron allí, a pie, de todos los pueblos, llegando incluso antes que ellos. 34 Y desembarcando, vio un gran gentío y sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
1. RETIRO DE JESÚS. VENID A UN LUGAR DESPOBLADO
Mientras ha contado la opinión de Herodes y la muerte del Bautista (Mc 6, 14-29), el supone que los enviados de Jesús (los Doce) han cumplido su misión (6, 6b-13) y han recorrido Galilea pregonando la conversión, expulsando demonios y curando a los enfermos. En este contexto, dentro de la lógica mesiánica (conforme a una hipótesis famosa de A. Schweitzer, que se apoya sobre Mt 10, 23, que ofrecería un fondo histórico viable par todo este relato), se podría suponer que, culminada la misión de los Doce, debería haber llebado el Reino de las Doce tribus de Israel que Jesús había anunciado (1, 14-15) y preparado .
El evangelio de Marcos, que, en otro contexto, conserva la esperanza de la venida inminente del Reino de Dios (9, 1; 13,30), evita pronunciarse aquí sobre el tema, dejando a un lado aquello que, conforme a la lógica mesiánica, debería haber sucedido, tras el despliegue de la obra de Jesús a través de sus discípulos. Éste debería ser el momento del triunfo nacional, como aparece en un famoso dicho del Q («Os sentaréis sobre doce trono, para juzgar a las Doce tribus de Israel»; Lc 22, 10; Mt 19, 28).
Pues bien, Marcos ha silenciado cuidadosamente ese motivo, limitándose a recordar que Jesús recibió a los enviados (apostoloi), que le dijeron las cosas que habían hecho y enseñado (hosa epoiêsan kai hosa edidaxan), pero sin añadir nada, ni ofrecer ningún juicio sobre la misión y enseñanza de sus discípulos, diciéndoles sólo que fueran con él a descansar a un lugar solitario, sin evocar para nada el tema del Reino.
La respuesta de Jesús (deute hymeis autoi, venid vosotros…) pone de relieve su interés por los discípulos, a los que se dirige directamente. No se trata de que descanse él, sino de que descansen ellos, como añade de manera expresa, diciéndoles: «Para que descanséis» (kai anapausasthe). Ciertamente, él se incluye en el “venid”, pero no dice vayamos (hypagômen), como corrigen algunos manuscritos. Él aparece así como protector de sus discípulos cansados.
‒‒ La razón para marchar sólo con ellos, viene dada por el hecho de que Jesús sigue rodeado por gentes que van y vienen, que no les dejan espacio y tiempo ni para comer, a la vera del mar, donde sigue estando (6, 31-32). El texto destaca así una palabra clave (phagein, comer), que estará en el centro esta doble sección de los panes (6, 33−8, 26). Jesús quiere comer en paz y calma con sus discípulos, porque vienen cansados de anunciar el Reino, pero no pueden, porque la gente les rodea. Por eso decide marchar a otro lugar, por el bien de sus discípulos, no por el suyo, para que puedan comer en paz (pero no podrá, porque tendrán que compartir su comida con otros) .
‒- De esa forma “se fueron en barco a un sitio solitario, solo ellos” (6, 32). El barco que en otros momentos había servido para que Jesús curara y enseñara con cierta libertad a los que venían (cf. 3, 9; 4, 1), les vale ahora para buscar la soledad. Jesús quiere salir de su entorno anterior, con el fin de buscar algo distinto (cf. 1, 35-38), con sus discípulos, como si necesitaran tomar una distancia (pero no podrán, como seguirá diciendo el texto).
2. LES PERSIGUIERON Y BUSCARON.
33 Pero los vieron marchar y lo reconocieron muchos y corrieron allí, a pie, de todos los pueblos, llegando incluso antes que ellos.
Jesús con sus Doce ha empezado a navegar, buscando para ellos un lugar solitario. Esa retirada de Jesús, que quiere dejar por un tiempo la actividad pública, puede fundarse no sólo en el cansancio de los discípulos, sino en el miedo ante la posible persecución de Herodes Antipas, que le ha vinculado con Juan Bautista, a quien, según el texto, acaba de matar. De todas formas, Marcos no dice nada de ello y, por eso, en un primer momento, podemos pensar que el motivo básico de esta “retirada” de Jesús es el deseo de ocuparse más directamente de sus discípulos, como sucede de nuevo al final de la sección de los panes (cf. 8, 27; 9, 30-31).
De esa forma, como he dicho también, Marcos nos irá mostrando (quizá con ironía) que Jesús tiene que cambiar de estrategia, haciendo una cosa que no esperaba ni había planeado, pues lo va a marcar su decisión futura es la necesidad de la gente que, estrictamente hablando, “le va llevando a ser mesías”. En ese contexto se entiende este enigmático verso: «Pero los vieron marchar y lo conocieron muchos y corrieron allí, a pie, de todos los pueblos, llegando incluso antes que ellos».
Ellos los Doce con Jesús, habían querido navegar en barco, a solas “pero los vieron muchos”… El texto supone que reconocieron (epegnôsan) el lugar hacia el que iban, de manera que pudieron corren y adelantarse. No se dice dónde les esperan, pero puede suponerse que se trata de algún lugar más allá de Betsaida Julias, que está al otro lado de la desembocadura del Jordán, en la tetrarquía de Felipe, es decir, fuera ya de Galilea a unos doce km de Cafarnaúm. Después, al tratar de la vuelta (6, 45) intentaremos fijar mejor la identidad de esa Betsaida.
Desde una perspectiva histórica se ha discutido la posibilidad “física” de esa “persecución” de la muchedumbre, que corre a pie, por la orilla del lago, descubriendo el “lugar secreto” donde quieren ir Jesús y sus discípulos, adelantándose a ellos y esperándoles allí (como en 1, 35-36, cuando Simón y otros encontraron el lugar secreto de Jesús). Sea como fuere, el dato no es imposible, pues podría suponerse que algunos conocían el lugar donde Jesús quería dirigirse (y donde se había refugiado quizá otras veces); además, el viaje en barca, con poco viento, puede ser muy lento. Sea como fuere, lo que Marcos quiere destacar es la “necesidad humana” de la muchedumbre que sigue a Jesús, en busca de palabra y curación, llegando a pie a un lugar que parece hallarse al otro lado del mar de Galilea, en una zona que puede hallarse cerca de la Decápolis (donde hemos situado el origen de Marcos).
3. COMO OVEJAS SIN PASTOR, JESÚS MISERICORDIOSO.
Había querido retirarse de la muchedumbre, pero al llegar y salir del barco descubre que le ha precedido y que le espera mucho pueblo (polyn okhlon). Están allí, y Jesús no puede abandonarles. No ha buscado a la gente, pero han venido muchos, y él tiene que acogerles y acompañarles. En 6, 6-23 era el mismo Jesús quien enviaba de manera programada a sus discípulos, fijando con ellos el despliegue del mensaje. Pero ahora ve a los hombres y mujeres que vienen y le esperan, y él responde con misericordia.
Los Doce acaban de recorrer la tierra anunciando la transformación final (conversión) que Jesús anuncia. Pues bien, conforme a la esperanza repetida de las profecías, que prometen un banquete (cf. Is 25,6), el Reino que esos Doce habían anunciado debería culminar y cumplirse en forma de comida; quizá por eso, Jesús ha querido reunirse con sus Doce a solas, para esperar la llegada del Reino. Pero, en vez del Reino, llegan los necesitados del entorno, como ovejas sin pastor, con hambre de palabra y pan, y Jesús les habla y les da de comer, con misericordia. La enseñanza de Jesús (que retoma, sin duda, los motivos de 4, 1-2) aparece matizada por un comentario del propio evangelista con dos términos que tienen gran importancia en la tradición bíblica: pastor y misericordia :
‒- En el fondo del texto sigue influyendo la experiencia de la llegada de los tiempos mesiánicos, pero de un modo distinto. Jesús, que ha utilizado ya las imágenes del pescador (Mc 1,16-20) y agricultor (4,3-9), aparece ahora como un Buen Pastor, que se apiada de los hombres y mujeres que van sin rumbo, como ovejas perdidas. Su primer gesto de piedad es enseñar a esas “ovejas”, y su palabra, que había aparecido ya como poder para expulsar demonios (cf. 1,21-28), viene a presentarse ahora como voz abierta a todos los que llegan y le siguen en el campo. Los escribas desarrollan un tipo de enseñanza elitista dirigida a los que tienen mucho tiempo para ello, en espacios donde sólo pueden entrar y habitar los escogidos. Jesús, en cambio, enseña a campo abierto, en palabra dirigida a miles de personas (ovejas sin pastor) que posiblemente no conocen las interpretaciones de los escribas.
− Como ovejas sin pastor (probata mê ekhonta poimena).
Conforme a una visión habitual, Dios y los reyes eran “pastores” de hombres, a quienes dirigen y cuidan (protegen) . Pastor es en oriente (Sumeria, Babilonia, Asiria…) el rey, porque él reúne a los dispersos, protege a los enfermos, ayuda a los débiles. Para la Biblia, el verdadero pastor de Israel es Dios (Gen 48, 15; Sal 23, 1; 80, 2): dirige a su pueblo, lo lleva a las fuentes y los pastizales, lo reúne y lo protege (Sal 23, 3: Jer 23, 3; Ez 34) ; así aparece también en otros textos del judaísmo parabíblico (cf. SalSal 17, 40; 1 Henoc 83-90).
También los jefes de Israel reciben rasgos de pastor (cf. 2 Sam 7, 7; Jer 13, 20; Sal 78, 72), aunque parece que nunca se les atribuye di¬rectamente ese título, que se aplica de un modo especial al Mesías: «Les daré un pastor único que los pastoree: mi siervo David; él les apacentará, él será su pastor. Yo, el Señor, seré su Dios y mi siervo David será príncipe en medio de ellos» (Ez 34, 23-24; cf. 37, 22.24; Jer 3, 15; 23, 4) .
Según Ezequiel, el Pastor supremo es Dios, que litiga contra los pastores de Israel (Ez 34, 8-16) y anuncia un juicio de separación, distinguiendo entre ovejas flacas y gordas, fuertes y enfermizas (34, 17-22). El motivo de esta intervención del Dios pastor es claro: los poderosos y grandes (malos pastores) han oprimido y destruido a los pequeños (a las ovejas débiles de Israel). Por eso, la intervención del Dios Pastor tiene dos fines: por un lado protege a las reses débiles; por otro lado juzga y castiga a las fuertes (carneros, machos cabríos) según haya sido su conducta con las débiles.
‒- En ese contexto ha de entender la frase «como ovejas sin pastor», que aparece con frecuencia en el Antiguo Testamento y en la tradición judía, como expresión habitual para destacar el riesgo del pueblo, que no sólo carece de guías buenos (cf. Num 27, 17; 1 Rey 22, 17; Judit 11, 19), sino que está dirigida por malos pastores, que lo manipulan y destruyen (cf. Ez 34, 8; Zac 10, 2 y el Apocalipsis de las Semanas de de 1 Henoc 83-90). Ambos rasgos (ovejas sin pastor, pastores malos) parecen aplicarse a nuestro caso. Jesús viene a presentarse así como el auténtico pastor de Israel, capaz de enseñar y dirigir al pueblo (cf. Sal 119, 176; Filón, Post. Caín 67-69; Ap. Baruc 76, 13-14).
— Jesús pastor (poimên).
La tradición de Israel recuerda a grandes figuras de pastores, como Abrahán, Moisés y, sobre todo, David, en línea mesiánica (cf. Sal 78, 70-72). Ciertamente, Jesús no ha empezado siendo pastor, sino artesano, y nada parece suponer que entre sus discípulos hubiera pastores, pues en aquel momento eran menos frecuentes en Galilea (tierra de agricultores), aunque seguían seguían siendo abundantes en Judea y en su entorno. Quizá podría decirse que él ha tomado la imagen del pastor a partir de esas figuras, especialmente de David (cf. SalSal 16, 23-46). Sea como fuere, la imagen era común y es normal que Marcos presente a Jesús, al menos veladamente, como un pastor que guía, protege y alimenta al rebaño de los descarriados (ovejas sin pastor), asumiendo una experiencia israelita común, que aparece, sobre todo en Sal 23 TM, donde el mismo Dios ha venido a mostrarse como pastor que acoge y protege a sus fieles, ofreciéndoles mesa o comida de gozo triunfante, que la tradición ha interpretado en forma de plenitud escatológica .
‒ La certeza de que Dios cuida a las ovejas y la promesa del nuevo pastor mesiánico de Ez 34, 11-14; 23, 23 s forman el punto de par¬tida teológico-simbólico de nuestro pasaje, que puede hallarse igualmente influido por la imagen de 1 Hen 89-90, donde el tiempo que va del diluvio hasta el Mesías, aparece como historia de un rebaño, en el que los israelitas son ta próbata (ovejas) y Dios las guía, superando peligros, rechazos y rupturas, hasta que llegue el salvador-Mesías.
‒ Jesús aparece en esa línea como el pastor fiel y final que acoge, enseña y alimenta a las ovejas perdidas, que aquí (a diferencia de lo que veremos en Mc 8, 1-10) pertenecen al pueblo de Israel. Cf. J. Jeremias, Poimên, TWNT 6, 485-487; J. Friedrich, Gott im Bruder, Calwer V., Stuttgart 1977, 146; W. Jost, Poimen. Das Bild vom Hirten in der biblischen Überlieferung und seine christologische Bedeutung, Universität, Giessen 1939. Esa imagen del pastor que reúne y protege a sus ovejas está en el fondo de Mc 14, 27 (cf. Zac 13, 7.: «heriré al pastor y se dispersarán las ovejas»), donde la muerte de Jesús aparece como causa de disgregación para sus discípulos (ovejas), pero la resurrección significará un nuevo principio de unidad.
–Jesús se compadece (esplankhnisthê: 6, 34) de las ovejas, como el Dios misericordioso del Antiguo Testamento (cf. Ex 34, 6-7; Jon 3, 3).
Por encima de la ley, como principio de comunión (iglesia), viene a revelarse aquí (y en 8, 2) esta profunda misericordia de Jesús, que había aparecido en el “milagro” del leproso (1, 41; cf. también 5, 19) y que volverá a mostrarse en el relato del niño enfermo (9, 22). Sólo esa piedad que nace de su entraña (splankhna), superando el egoísmo individual o de pequeño grupo, hace posible el surgimiento de la nueva familia mesiánica. Quería Jesús descansar con los suyos, pero las necesidades de las “ovejas sin pastor” salen a su encuentro y él responde a ellas. Renuncia así al reposo y abre para todos, en pleno campo, las entrañas de su nueva casa mesiánica, en gesto de palabra y pan compartido .
La primera expresión de la misericordia de Jesús es la enseñanza: Empezó a enseñarles muchas cosas (o quizá mejor con insistencia, largo tiempo: didaskein polla, 6, 34), ofreciendo palabra mesiánica a todos y no sólo a unos letrados, y lo hace a pleno campo, en un lugar desierto (deshabitado). No se aísla y enseña a unos pocos en el monte de las revelaciones esotéricas, en la casa de la ciencia profesional, pues no necesita ni monte ni casa, sino que “abre su escuela universal”, en un lugar donde pueden llegar todos, sin limitaciones, probablemente en la ribera nord-oriental del Mar de Galilea, cerca de Betsaida, una tierra que puede estar ya abierta a los gentiles, aunque en ese caso (todavía) los destinatarios de la palabra de Jesús sean en principio judíos .
En el principio de la acción misericordiosa de Jesús (de Dios), está su enseñanza, es decir, la palabra mesiánica que constituye e instaura al nuevo pueblo de Dios, abierto a todos los que vienen, sin necesidad de estudios previos, y no sólo a unos letrados. Había querido comer en paz con sus discípulos (cf. 6, 31), pero la llegada de la muchedumbre le ha hecho cambiar y de esa forma, quizá desde el otro lado (como Moisés antes de que el pueblo entrara en la Tierra), ofrece su doctrina hecha pan. Nos hallamos ante un tema sustancial del evangelio, ante un Jesús que debe cambiar, pues la gente viene hambrienta de palabra y pan.
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