Un cura se casa con su novio y desata el escándalo en Italia: “Amo a Dios y a mi marido”
“Paolo me ha salvado. Me ha hecho una persona mejor”, dice el sacerdote
Su obispo le avisa: “Si no pide abandonar los hábitos, tendré que actuar de oficio”
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(Clarín).- Don Giuliano Costalunga, cura italiano, está radiante y lo admite ante el mundo entero: “Después de 10 años, finalmente se ha realizado mi sueño. Me casé con Paolo, mi amigo y mi amor desde siempre. Amo a Dios y lo amo a él”.
El sacerdote, que cumple sus servicios eclesiásticos en una iglesia de Selva di Progno (un pequeño pueblito cerca de Verona, de 1.000 habitantes, en medio de un Parque Natural Regional), no obstante haya contraído un matrimonio gay, sigue siendo cura. Lo confirmó el obispo de Verona, Giuseppe Zenti, que dijo: “El padre nunca me ha informado de querer abandonar los hábitos”.
El casamiento se celebró en las Canarias, en España, a fines de abril, y el cura solo lo ha revelado ahora.
Pocos se han asombrado que Don Giuliano, sacerdote joven, de la mentalidad abierta y de las ideas revolucionarias, haya elegido, para coronar su sueño de amor, justamente la isla más gay de todo el planeta.
Don Giuliano (que en España se hace llamar Julián), después de haber estado obligado durante diez años a ocultar su matrimonio, se ha casado con “su” Paolo, llamado Pablo en España, su colaborador más cercano en la Iglesia y al que ha conocido en sus primeros años de sacerdocio.
Con sus feligreses Don Giuliano no tenía una relación estrecha. La gente de montaña lo considera “demasiado moderno” y no estaban preparados para un sacerdote perteneciente a la comunidad gay.
Cuando llegó a Selva en el 2007, los fieles se habían dividido. Para algunos, sus maneras eran agradables. La evangelización que practicaba, fuera de los esquemas, era una bocanada de aire fresco, pero la gran mayoría lo miraba con malos ojos y criticaban su manera de ser. “Este (decían los ancianos del pueblito) es el diablo vestido de agua santa“.
https://www.youtube.com/watch?v=QbFVqCct8S0
Funte Clarín, vía Religión Digital
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