“Releyendo la historia yahvista de la creación”, por Carlos Osma
De su blog Homoprotestantes:
En el libro del Génesis encontramos dos historias diferentes que explican la creación del ser humano. La primera la encontramos en el capítulo uno[1], y forma parte de lo que se denomina tradición sacerdotal[2] (fuente P); mientras que la segunda aparece en los capítulos dos y tres, y proviene de la tradición yahvista[3] (fuente J). Muchas personas hacen una lectura literal de estas historias, o al menos eso es lo que dicen, porque releyendo esta tarde la segunda, que relata lo ocurrido en el jardín del Edén, a mí me asaltaban un mar de dudas y preguntas.
Para empezar, me ha resultado irónico que, si para muchas personas el Edén es un lugar paradisíaco donde el ser humano vivía sin responsabilidad alguna, el texto lo que más bien dice es que el hombre fue creado con la intención de que lo labrara y lo cuidara. Después me he sentido un poco incómodo al leer que la mujer fue creada por Dios con la única intención de que su creación primera, el hombre, no estuviera solo. Pero en seguida me he dicho a mí mismo… A ver, a ver… Es evidente que los autores de esta historia tienen una idea clara de qué y quiénes eran Adán y Eva… Pero: ¿Cómo se comprendían a sí mismos Eva y Adán según el texto yahvista?
“Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo[4]”… ¿Qué significaba para Adán ser un hombre si era el primero y nunca había visto uno? ¿Ser algo diferente a la tierra? ¿No ser Dios? ¿Ser el jardinero del Edén? ¿Estar aburrido? ¿Cómo debe comportarse un ser humano para ser un hombre si nadie le ha enseñado a serlo? ¿Imitaba Adán a Dios? ¿Es Dios un hombre? Y si lo que hacía un hombre a Adán era algo físico… ¿Cómo sabía que el trozo de carne que tenía entre las piernas era más determinante que su oreja para clasificarlo dentro de la categoría humana como un hombre? Y si era su orientación sexual… Si no había más seres humanos, cuando fue creado: ¿Adán se sabía heterosexual? … ¿Por qué? ¿Quizás porque no tenía ningún tipo de atracción por los animales a los que después puso nombre? ¿Tenía algún tipo de atracción sexual?
“De la costilla que Dios había tomado del hombre formó una mujer…[5]”. Ser creada a partir de un hueso y no del barro: ¿La convirtió en mujer? ¿O fue no saberse única en el mundo? Ser mujer para Eva: ¿Era no recibir el nombre directamente de Dios sino de otro ser humano? ¿Somos por tanto todos mujeres después de Adán? Y si la categoría mujer tenía que ver con su cuerpo… ¿Ser mujer significaba no ser hombre? ¿Se podía ser las dos cosas al mismo tiempo? ¿La única diferencia entre su cuerpo y el de Adán eran los genitales? ¿Por qué ser más alta o más baja, más gorda o más delgada, importaba menos que tener más pechos que Adán para ser nombrada “mujer”? Y si ser mujer es sentirse exclusivamente atraída sexualmente por un hombre… ¿A Eva le atraía Adán? ¿Cómo podía saber que no le atraían también (o exclusivamente) otras mujeres, si no había visto ninguna? ¿O es que ser heterosexual es lo que les ocurre a millones de mujeres en el mundo que no pueden escoger ellas mismas quién les atrae? Pensando un poco, si yo hubiera sido el segundo ser humano y me hubieran llamado “mujer”, creo que pensaría que ser mujer significaba ser compañera de otro ser humano, formar comunidad (únicamente a partir de Eva existe la comunidad humana), ser capaz de ver, convivir, ayudar y ser ayudada por otro ser humano…
Después de detallarnos la creación del hombre y la mujer, el yahvista nos dice aquellas palabras tan conocidas: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne[6]”. Sorprende, leído miles de años después, que la historia contada anteriormente se utilice como la justificación del matrimonio heteronormativo. De hecho, ni Adán ni Eva abandonaron padres o madres, más aún, en el pueblo Israelita los hombres no abandonaban la casa familiar para casarse (¿no serían hombres?), sino las mujeres. Pero la historia no acaba aquí… si no que continúa explicándonos cómo Adán y Eva desobedecieron a Dios y comieron del fruto prohibido. Y de pronto, tras este hecho: “se les abrieron a ambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos[7]”. Y yo me pregunto, si Adán y Eva no se habían dado cuenta de cómo era su cuerpo o el de su pareja: ¿Cómo pueden ser la justificación del matrimonio heteronormativo? Según el libro del Génesis, a Adán no le importaban los genitales de Eva para unirse en “una sola carne”, y a ésta tampoco los de Adán. Es evidente que a quienes les importan sus genitales son a los lectores homófobos de esta leyenda, pero a Adán y Eva, no.
Si leemos literalmente la historia yahvista de la creación, es difícil ver en ella hombres y mujeres, o machos y hembras. Al menos si estos conceptos son los que utilizamos actualmente. Por otra parte, mucho han debatido los literalistas sobre si hubo o no hubo sexo en el paraíso, pero lo que está claro es que sexo heterosexual solo ha habido en sus mentes, porque sería difícil catalogar de esa manera una relación sexual entre dos seres humanos que son incapaces de percibirse como hombres o mujeres, y que no pueden ver el cuerpo desnudo del otro. Si Adán y Eva fueron una sola carne en el Edén del literalismo, lo hicieron sin que esa carne tuviera necesariamente una forma determinada. De hecho, la primera confirmación clara de sexo en la Biblia, la encontramos fuera del Edén: “Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín[8]”… Forzando un poco algunos conceptos podríamos catalogar esta práctica sexual como heterosexual… Pero es imposible hacerlo dentro del Edén. Solo después del pecado, de la caída, hay heterosexualidad. Antes, en todo caso, hubo dos seres humanos que se relacionaban libremente sin ningún tipo de tabú ni condicionante. No había categorías, ni identidades. Solo dos seres humanos que se encontraban y se complementaban mutuamente. Todo lo demás vendrá después, tras la caída, tras el pecado, tras la expulsión del Edén.
La heteronormatividad y el binarismo de género, intentan volver a entrar todos los días en aquel paraíso lejano para apoderarse del conocimiento del bien y del mal… Ellos dicen que aquel lugar les pertenece. Que aquel es su sitio, y de nadie más. Pero no hay que hacerles demasiado caso, aquel jardín no es de nadie, y quienes intenten apropiárselo se encontrarán a la entrada querubines y la llama de una espada zigzagueante que les impedirán entrar. Mejor les sería a ellos y ellas, pero también a nosotras y nosotros, dirigirnos hacia la cruz en vez de al Edén. Allí está realmente la medida de cualquier identidad que pretenda ser verdaderamente humana, y esencialmente cristiana.
Carlos Osma
NOTAS:
[1] Concretamente hasta el capítulo 2 y versículo 3.
[2] Sus autores serían los sacerdotes. Compuesta en el exilio de Babilonia alrededor del 450 a.C.
[3] Proviene del Reino de Judá. Es la más antigua y fue compuesta sobre el 950 a.C.
[4] Gn 2,7
[5] 2,22
[6] 2,24
[7] 3,7
[8] 4,1
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