Es la banalización del Nazismo por defender sus posturas retrógadas… Para Francisco, los abortos son como el Holocausto y las familias conformadas por los homosexuales no son “verdaderas familias”. Además, elogió a los cónyuges que permanecen con sus parejas infieles.
El papa Francisco vuelve a sacar su verdadero rostro contra el colectivo LGBTI, después de que había manifestado una aparente “suavidad” sobre la posición de la Iglesia Católica con respecto a los derechos de las personas LGBTI, cuando el mes pasado le contara a Juan Carlos Cruz, un superviviente homosexual de abusos sexuales propinados por un jerarca de la iglesia en Chile: “Dios te hizo así, te ama así y no me importa” lo que hizo que el cardenal Dolan afirmase cínicamente que esto era la doctrina tradicional católica .
Sin embargo, este fin de semana durante una reunión en el Vaticano con el Foro de Asociaciones de Familias Italianas, Jorge Mario Bergoglio, atacó la igualdad y condenó a las familias conformadas por personas del mismo sexo, en el encuentro que se desarrolló en la Sala Clementina del Palacio Apostolico de la Santa Sede.
“Hoy duele decirlo. Se habla de familias diversificadas, de distintos tipos de familia. Sí, es verdad que la palabra familia es análoga: hay familias de estrellas, de árboles, de los animales. Pero la familia, imagen de Dios, hombre y mujer, es una sola… Puede suceder que un hombre y una mujer no sean creyentes, pero si se aman y se unen en matrimonio, son la imagen y la semejanza de Dios, aunque no lo crean.”
Con este comentario Francisco no solo discrimina a las familias homoparentales, sino también a quienes no encajan en el molde de “familia humana conformada por un hombre y una mujer”. Como es el caso de las madres solteras, los abuelos que crían a sus nietos, los padres solteros, en fin, el concepto de familia es más amplio que el impuesto por la Iglesia durante milenios.
Otro tema que ha abordado el papa durante este encuentro del fin de semana fue el del aborto el que calificó como “una atrocidad”, comparándolos con el holocausto. La declaración del pontífice se da dos días después de que en Argentina se votara la media sanción de un proyecto para despenalizar el aborto. Los obispos argentinos dijeron que les dolió el voto dos días atrás en la Cámara de Diputados del país de legalizar el aborto. Al Papa Bergoglio, por lo visto, le ha dolido también. Francisco ha arremetido este sábado -fuera de programa- contra las interrupciones al embarazo y tachando el “tirar un inocente para resolver una vida tranquila” de “atrocidad”.
“En el siglo pasado, todo el mundo se escandalizó por lo que hicieron los nazis para garantizar la pureza de la raza (…) Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos”. La semana pasada el Congreso de Argentina –tierra natal del papa- aprobó la despenaliación del aborto, tras multitudinarias manifestaciones ciudadanas para que esto se concretara.
“Está de moda, es habitual. Cuando en el embarazo se ve que quizás el niño no está bien o viene con cualquier cosa: la primera oferta es ‘¿lo tiramos?’. El homicidio de los chicos. Para resolver una vida tranquila, se tira un inocente”, expresó Jorge Bergoglio, en ocasión del 25 aniversario de la institución que nuclea a las asociaciones familiares italianas.
“Cuando de chico la maestra nos enseñaba lo que hacían los espartanos cuando nacía un niño con malformaciones: lo llevaban al monte y lo tiraban para abajo para cuidar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo. Una atrocidad”, denunció. “Que los hijos se reciban como vienen, como Dios los manda, como Dios permite”, pidió.
El papa también elogió a los cónyuges que permanecen con sus parejas infieles, con la esperanza de que dejen de engañarlos en lugar de pedir el divorcio. “Muchas mujeres, pero incluso los hombres a veces lo hacen [con esposas], esperan en silencio, mirando para otro lado, esperando que su esposo se vuelva fiel nuevamente”, dijo. Esto, agregó, era “la santidad que perdona a todos por amor”.
Esta postura radical del pontífice va de la mano con la conversación privada que sostuvo, recientemente, con obispos italianos, a quienes solicitó que se prohíba la entrada a los seminarios a candidatos de quienes “se sospeche” que es gay. Impulsando de esta manera una cacería de brujas contra los homosexuales.
La declaración decía: “La Iglesia, aunque respeta profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario u órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada ‘cultura gay’.
¿Qué debemos creer de la actuación de Francisco?
¿Dónde quedan ahora aquellas palabras en las que aseguraba que la Iglesia debería pedir perdón por la homofobia y la discriminación?
Poco queda ya, al menos por lo que a sus declaraciones públicas se refiere, del Francisco de la primera época, aquel del “¿quién soy yo para juzgar?” y de sus gestos mediáticos de moderada apertura a las personas LGTB.
Cinco años después de su acceso al pontificado, nada en absoluto ha cambiado en materia doctrinal, y cada vez que debe pronunciarse de forma concreta y específica más allá de palabras vacuas, lo hace siempre en contra de los derechos LGTB. Así lo hizo cuando apoyó a los partidarios de prohibir en referéndum el matrimonio igualitario en Eslovenia pocos días antes de su celebración (contribuyendo a la victoria del bando homófobo) o cuando avaló desde la Plaza de San Pedro las movilizaciones homófobas contra el matrimonio igualitario en México. Por no hablar de sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero del año pasado en ese país.
Pero también en sus discursos y declaraciones Francisco adopta un tono cada vez más abiertamente hostil hacia los derechos LGTB. En su ya famosa encíclica Laudato si’, Francisco vertía el que posiblemente ha sido el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. Es, en concreto, en su punto 155, donde el papa aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.
No era, de todas formas, su primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.
Y como remate porque esto se alarga, tenemos que referirnos, a las palabras del papa Francisco a un grupo de obispos polacos durante su estancia en Cracovia con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Francisco, motu proprio y sin que nadie le preguntara por ello (respondía, en realidad, a una pregunta sobre la crisis de los refugiados), aseguró entonces que vivimos un momento de “aniquilación del hombre como imagen de Dios”, momento que relacionó con el hecho de que a los niños “se les enseñara en las escuelas” que cada uno puede “elegir su sexo”.
“Detrás de esto hay ideologías. En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender. Hoy a los niños —a los niños— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: «Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador». Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado «inculto» para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado «inculto». Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos que pensarlo: «Es la época del pecado contra Dios creador». Esto nos ayudará”, aseguró entonces Francisco.
Dos meses después, lanzó unas nuevas declaraciones apocalípticas contra el matrimonio igualitario y los derechos LGTB. En el segundo día de su visita a la República de Georgia, el argentino ha denunciado una supuesta “guerra mundial para destruir al matrimonio” de la mano de la “teoría de género”. “Hoy no se destruye con armas, se destruye con ideas. Es la colonización ideológica la que destruye”, aseguró.
Fue en un encuentro con religiosos y agentes pastorales laicos, todos ellos católicos, que tuvo lugar en la Catedral de la Asunción de la Virgen de Tiflis, sede de la administración apostólica latina del Cáucaso. Una mujer, de nombre Irina, acompañada de su marido, le comentó al papa que las familias georgianas se enfrentan a los desafíos de “la globalización, que no tiene en cuenta los valores locales, nuevas visiones de la sexualidad como la teoría de género y la marginalización de la visión cristiana de la vida”. La mujer que hizo la pregunta y su marido actúan, según recoge The Catholic Herald, como consejeros para otras familias y les enseñan “planificación familiar natural”.
El papa Francisco le dio la razón. “Ha mencionado un gran enemigo del matrimonio, la teoría de género”, le respondió. Conviene recordar, en este punto, que “teoría de género” o “ideología de género” es el término que el ámbito más conservador utiliza para denigrar a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB (muy especialmente la lucha en favor de los derechos trans) y feministas. Sin profundizar demasiado, el papa añadió que hoy “existe una guerra global para acabar con el matrimonio”. “Hoy no se destruye con armas, se destruye con ideas. Es la colonización ideológica la que destruye”.
Sobre esa colonización ideológica a la que ya hizo referencia en su viaje Filipinas, el Papa Francisco se explayó: “A veces, algunos países ricos prometen ayudas económicas y como contraprestación intentan que los países intervenidos adopten políticas sociales como el matrimonio gay” En el mismo acto, Francisco también tuvo palabras críticas contra el divorcio.“El matrimonio es la cosa más preciosa que ha creado Dios. En el matrimonio, el hombre y la mujer se convierten en una sola carne, la imagen de Dios. Cuando uno se divorcia, está mancillando la imagen de Dios”, aseguró, entre otras declaraciones muy duras hacia los matrimonios que se divorcian. El papa también defendió el acercamiento a la Iglesia ortodoxa georgiana, abrumadoramente mayoritaria en el país.
Claro que es cuando echamos la vista aún más atrás y nos remontamos a la época en que Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la iglesia católica argentina cuando el tono apocalíptico del que es ahora papa aparece en todo su esplendor: “No se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo sino de una movida del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”. Así se expresaba en el verano de 2010 Bergoglio, en plena discusión sobre el proyecto de ley de matrimonio igualitario en su país… Y este Bergoglio que llegó a calificar al matrimonio igualitario, que entonces se discutía en Argentina, como “pretensión destructiva al plan de Dios” movida por el mismo demonio, sin movérsele el solideo, aseguraba después, siendo ya papa, que ”no es necesario estar hablando sin cesar” del tema. De la misma forma, pocas semanas después de recibir en el Vaticano a un católico transexual español, se conocían los detalles de una entrevista en la que el papa comparaba la “teoría de género” con las armas nucleares.
Fuente Religión Digital/Cristianos Gays
Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica
Diversidad Familiar, Foro de Asociaciones de Familias Italianas, Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco
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