“Satanás está perdido”. Domingo 10 de junio de 2018
Génesis 3, 9-15: Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer.
Salmo responsorial: 129: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
2Corintios 4, 13-5,1: Creemos y por eso hablamos.
Marcos 3, 20-35: Satanás está perdido.
Para sus familiares Jesús está loco, fuera de sí. Ha perdido la cabeza y deben contenerlo volviéndolo a su casa y haciéndole reflexionar, para eso llevan a su madre con ellos. Y para los letrados de Jerusalén, Jesús está poseído de un demonio. Loco y endemoniado. Desquiciado y dominado por un mal espíritu. ¡Pobre Jesús! Se necesitaba mucha valentía y convicción para superar opiniones tan negativas de su propia familia y de los maestros de su pueblo. ¡Cómo quedarían de confundidos los discípulos después de escuchar comentarios de tal calibre sobre el Maestro que recién comenzaban a seguir!
Jesús no pierde la serenidad. Enfrenta con firmeza profética a sus adversarios. A los escribas los desenmascara colocándolos delante de sus propias contradicciones. Si está poseído por un demonio ¿Cómo puede echar otro demonio? Si Satanás está contra Satanás significa que su reino está siendo destruido. Si una persona está siendo liberada por el poder de Jesús de la alienación a la que estaba sometida, ¿cómo pueden declarar a Jesús endemoniado, si el que aliena y domina es el demonio? Están luchando contra la evidencia de que Dios ha comenzado a actuar en la historia a través de Jesús. Están luchando para no ver, para cerrar los ojos a la verdad. Están luchando contra el Espíritu de Dios que libera y da vida. Ese pecado no puede ser perdonado porque es cerrazón a la gracia, es contumacia, es obstinación. No niegan a Dios, niegan que la práctica liberadora de Jesús sea de Dios. Y a su familia que lo tiene por desquiciado, Jesús agrega una nueva locura: declara que ese pequeño grupo de hombres y mujeres de Galilea, sentados a su alrededor, son más familia suya que la que lo busca. Esa nueva familia está comulgando con sus ideas y sus enseñanzas más que la otra.
Delante de este Jesús valiente y libre, debemos preguntarnos cuántas veces nosotros mismos que nos decimos cristianos, que nos decimos su comunidad, enmascaramos nuestras cobardías ante lo nuevo de Dios y nos refugiamos en poner etiquetas y descalificar lo que no queremos admitir: que donde hay liberación, más salud, más vida y dignidad está actuando el Espíritu de Dios.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 110 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión, el audio y su comentario se encuentran aquí:
https://radialistas.net/article/32-dicen-que-esta-loco/
Para la revisión de vida
¿Vivo mi vida con convicción y valentía, como Jesús, o tengo miedo al qué dirán, me callo, no digo lo que pienso ni testimonio lo que creo…?
Para la reunión de grupo
– La primera lectura es la del famoso «pecado original». Los mayores fuimos educados religiosamente concediendo a este elemento un puesto principal dentro de la cosmovisión cristiana. Pero hay muchas cosas que notar ahí:
– podemos releer despacio la Biblia y nos daremos cuenta de que ese relato prácticamente no tiene eco en el resto del Primer Testamento: en ninguna parte se habla de «pecado original», ni de ningún pecado especial que haya traído a la humanidad las consecuencias que nos enseñaron en el catecismo: la concupiscencia, el sufrimiento y, sobre todo la muerte. (Supuestamente, antes de ese pecado, no estábamos afectados por nada de ello).
– Hasta san Agustín, nadie habló de pecado original en los términos que nosotros hemos conocido. Él elaboró toda una teología con el pecado original –y su reparación, la redención– como centro. Conviene estudiar lo que dijo san Agustín, y valorar su autoridad…
– Hay que preguntarse: ¿forma parte esencial del ser cristiano el creer que hubo un tiempo (antes del pecado original) en el que los seres humanos no morían, no sufrían, tenían dones preternaturales, no tenían concupiscencia… como nos enseñó el catecismo?
– ¿Qué decir, igualmente, de la teología de la Redención? (Puede ayudar el artículo de John Shelby Spong, en http://servicioskoinonia.org/relat/380.htm
Para la oración de los fieles
– Por el pueblo santo de Dios, para que sea para toda la humanidad primicia de la salvación y germen fecundo de unidad y de esperanza… roguemos al Señor.
– Por los pastores de la Iglesia, para que sepan recoger en torno a Cristo la entera familia de Dios, y la sirvan humildemente con la Palabra y el ejemplo… roguemos al Señor.
– Por los responsables de las naciones y de los organismos internacionales, para que busquen con conciencia recta lo que lleva al progreso y no se dejen corromper por el dinero o el poder… roguemos al Señor.
– Por todos los que ayudan a aliviar los sufrimientos humanos, para que sepan reconocer a Cristo presente en los más pequeños hermanos, en los enfermos y en los marginados… roguemos al Señor.
– Por nosotros acá reunidos en torno al altar, para que seamos contructores del Reino de Dios en todas nuestras situaciones de vida según los dones recibidos… roguemos al Señor.
– Para que tengamos la sabiduría del corazón a fin de comprender y ayudar a los “nuevos pobres”: ancianos, emigrantes, discapacitados, marginados, enfermos… hermanos y hermanas que están a nuestro lado… roguemos al Señor.
Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, que en Jesús de Nazaret, nuestro hermano, has hecho renacer nuestra esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva; te pedimos que nos hagas apasionados seguidores de su Causa, de modo que sepamos transmitir a nuestros hermanos, con la palabra y con las obras, con su mismo coraje y convicción, las razones de la esperanza que nos sostiene. Nosotros te lo pedimos inspirados por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro.
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