Maestro incomparable del Amor.
Creo que no hay nada más artístico que amar verdaderamente a la gente (Película Loving Vincent)
10 de junio. Domingo X del TO
Mc 3, 20-35
El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre
Hoy la ciencia justifica este amor, no sólo desde el Evangelio, sino también desde el punto de vista de los investigadores de la Genética. Todos los seres vivos tenemos el mismo ancestro común. Y esto se hace patente cuando se compara a los humanos en el árbol evolutivo de la vida con nuestros parientes más cercanos: los chimpancés. La secuencia del genoma de éste y de aquellos revela que ambos son un 96% idénticos a nivel de ADN.
No estaría demás que se informara a los cristianos lo estrechamente relacionados que están todos los seres vivos, incluyéndonos a nosotros. “El alma sin ciencia no es buena”, se dice en Proverbios 19, 2.
La directora de cine y guionista polaca Dorota Kobiela, diseña su película con sumo respeto a la obra del artista Vincent van Gogh (1853-1890. Se estrenó en España a finales de enero de 1918. Lleva por título Loving Vincent, y mantiene un brillante lenguaje cinematográfico. Allí están con gran fuerza los trazos arremolinados que hacen vibrar el fondo de sus cuadros: esos cielos en pleno arrebato meteorológico, las luces que tintinean en las pinturas nocturnas, las ondas expansivas de los paisajes. Todo ello con una inteligente diana: dar vida a los cuadros del artista y recorrer parte de su trágica y misteriosa vida a través de las cartas que escribía con frecuencia a su hermano Theo. Precisamente en su última carta Van Gogh le escribía: “Creo que no hay nada más artístico que amar verdaderamente a la gente”.
Él tenía la noble virtud de hacerlo. Y como dice uno de los personajes del film: “no podemos expresarnos mejor que a través de nuestros cuadros”. En nuestro caso lo manifestamos a través de nuestro comportamiento.
Jesús nos ha llamado a ser sus hermanos y es Él el que nos ha elegido y destinado para llevar al mundo la Buena Noticia de su amor. Y esto lo haremos amándonos unos a otros, como Él lo ha hecho al dar la vida por nosotros y por el mundo entero.
En su primera carta el apóstol san Juan dice en 4, 7-8:“Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”.
En su Carta a los Corintios 13, 1 dice Pablo: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad”.
Los griegos contaban con El Coro de Musasque, según Hesíodo en su Teogonía, cantaban y danzaban en el monte Helicón. Eran siete, y entre ellas se encontraba Erato, señora de la poesía de amor y del teatro. Lo inmortalizaron con la figura de Psique atravesado por la flecha de Cupido. Fue siempre tema de inspiración en el arte. En LiteraturaKhalil Gibran dijo:“Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura; Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas”. En Pintura, El cumpleaños, de Marc Chagall. En Música, Sueño de amor, de Franz Liszt. En Escultura, El beso, de Rodin.
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado”, dijoJesús en Jn 13, 34.
SUEÑOS SOBRE LA VIDA DEL ALMA
Te sueño vestida en lencería sexy
-en picardías-
como la que vistió coqueta Caroll
en la película.
¿Era de tul
con hilo multifilamento y fantasía?
Era de gasa con bordados y blondas decolores
que a gritos sugerían
al excitado novio
formas de tus intimidades.
Alma corpórea
como yo te veo y te deseo.
Siempre en noche de bodas,
siempre en picardías.
Y yo siempre esperando
para darte mis besos y caricias
con mis brazos abiertos y mi cuerpo.
Y tú siempre velando
para que con el mío te penetre,
y el tuyo me reciba también dentro.
Luego cesará el viento huracanado,
y en el latir de corazones y silencios
soñaremos unidos como amantes.
“¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo,
a tu alcoba condúceme, rey mío:
a celebrar contigo nuestra fiesta!”,
dice el Cantar de los Cantares.
(EVANGÉLICO CUARTETO. Ediciones Feadulta)
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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