Yo voy a la cárcel.
Constantemente se está hablando estos días de la cárcel. Por un motivo u otro, entran nuevas personas en ella. Y percibo en la sociedad un ambiente de ganas de castigo. Todo tiempo nos parece corto y todo castigo, pequeño.
Subo como voluntario cada quince días a la prisión a celebrar la misa los domingos. Y subo como voluntario. Eso me ha llevado a pensar ¿por qué lo hago?
¿Por qué quiero a las personas presas? En ellas descubro personas. Y creo en sus posibilidades de descubrir cualidades y ser personas nuevas. Las personas que están ahí no necesitan castigo sino redescubrir y creer en sus posibilidades.
Veo en la sociedad el intento de que el castigo sea mayor. Yo prefiero que hagamos todos, un esfuerzo por ayudar a curarles. Ellos son enfermos. Lo bueno será descubrir su enfermedad y tratar de acompañarles para que se curen. Enviar a todos, aunque sea mentalmente, nuestro cariño, aprecio, entrega para que se curen. Los presos dejarán de cometer males el día que se sientan queridos de verdad.
Según la constitución española las prisiones tienen como objetivo la recuperación y reintegración.
He vivido 30 años en mi casa con personas inmigrantes, presas, prostitutas… Y creo que ha servido para que esas personas vivan en un ambiente normal. Imaginaos una sociedad en la que acogiésemos así a las personas.
Al amar a una persona, estoy amando a Jesús de Nazaret. Ser cristiano es amar al otro, tal cual es. Todos somos un poco enfermos y siempre hay debilidades en nuestro ser que necesitan recuperar y curar. Todos necesitamos de los demás. Pienso que los presos son expresión de una sociedad enferma.
Es cierto que la mayoría de los presos han cometido grandes faenas. Pero mayor es la capacidad de amar, de sanar, que tenemos las personas. Contra grandes crímenes, mayores amores.
Me gustaría que no se diesen en los medios estas noticias volviendo mil veces sobre ellas. Que no nos hagamos todos jueces. Es preciso limpiar nuestro noticiario. Simplemente pensar que esas personas acusadas son familia nuestra.
Y sobre todo, siento una gran alegría al quererles, al manifestarles mi amor. Va a ser la energía que les cura. Aquí está la receta para sanar a la sociedad.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
Comentarios recientes