“Tengo a mi mamá y a mi madre-astral”: Hija de una pareja de lesbianas nos cuenta su historia
Seguimos celebrando el Día de las Madres, el primer fin de semana de mayo fue en España y este pasado domingo se festejaba en varios países del mundo, por eso te traemos esta historia con la que –es posible- que más de una se sienta identificada.
Es una adolescente, próxima a cumplir sus 14 años, como las chicas de su edad sus emociones andan montadas en una montaña rusa. Un día su mamá le contó que es lesbiana, a lo que ella respondió: “no sé cuánto tiempo estemos juntas, solo sé que quiero que el tiempo que compartamos sea de felicidad. Si amar a otra mujer te hace feliz, para mí es fabuloso”.
En ese tiempo su mamá no tenía pareja. Situación que cambió con el correr de los meses. Ahora otra persona se acercaba a sus vidas. Cuenta que su mamá se veía contenta, se inquietaba cuando sonaba el teléfono o entraba un mensaje de Whatsapp. “Ahora la adolescente era mi mamá”, dice.
Por su mente comenzaban a revolotear ideas. Hasta el momento solo había compartido con su mamá y en ocasiones con su papá. Desde la separación de sus padres, su mamá no le había presentado a nadie más. Era un espacio totalmente diferente “conocer y compartir con otra persona, independientemente, si era hombre o mujer”, acota.
Comenzaron los saludos por teléfono. En este punto de la conversación entra la madre y comenta que para entonces nuestra adolescente era una chiquilla de 11 años, que aunque fuese muy comprensiva para su edad, “no sabía muy bien cómo manejar el tema de los celos”.
“Mi mamá siempre había estado casi que en exclusividad para mí, como mi papá no vivía todo el tiempo en casa, nosotras éramos un binomio inseparable. Con la llegada de esta otra persona aprendía a compartirla. En las noches dedicaban horas para hablar de sus cosas y yo escuchaba las risas. Me inquietaba saber de qué se reían o buscaba participar. Unas veces lo hacía, me acercaba, ahora entiendo la cara ruborizada de mi madre que buscaba apurada cambiar el tema que hablaba con su chica”, dice a carcajada.
Llegó el día de la presentación. “La novia de mi mamá no vivía en nuestra ciudad, así que planeamos que a su llegada haríamos un viaje para compartir un fin de semana las tres. Mi mamá decía: en un terreno neutral. Puedo decir que al conocerla me cayó bien. Me pareció una persona que encajaba con nosotras. Le gustaba jugar a la pelota, reírse, se me hizo familiar el trato, aunque reconozco que tampoco fue que le hice muy fácil la entrada a nuestro círculo íntimo que teníamos mi madre y yo. Ella supo –con paciencia- superar la prueba de resistencia que le impuse”.
Desde ese viaje hasta ahora, comentan que ya han transcurrido casi 3 años, con sus altas y sus bajas han logrado conformar una “familia astral (cósmica)”.
“Sabes, el término madrastra te trae la imagen de esas brujas de Disney, y la novia de mi mamá no se le parece –bueno sí a veces- No, es broma”, se ríe y continúa “así que de manera espontánea comenzamos a llamarnos “hija astral” y “madre astral”. No fue nada premeditado. Así nos hemos ido presentando. Con total libertad en la casa de sus padres yo le digo “madreastral” y ellos ya pasaron a ser mis “abuelos astrales”, comenta esta chica que además de la música y el cine, le apasiona la lectura (ya va por el cuarto libro de la saga de Dan Brown) y la natación.
Fuente Universogay
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