Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01. DIOS ES AMOR.
Cuando Dios crea no hace un alarde de fuerza o tecnológico. Dios ama y desde su amor, crea, nos crea. Dios crea porque quiere comunicarse. El obrar de Dios a lo largo de la historia no es un monólogo ni un “largar” dogmas, doctrinas y moral. La creación, nuestra propia creación es el primer acto de amor salvífico. La creación y la revelación constituyen un largo –a veces dramático- diálogo entre Dios que ama y el ser humano.
No se trata de que Dios crea, nos “echa al mundo” y “vosotros veréis lo que hacéis”, sino que Dios nos crea en su amor y nos crea para ser felices y salvarnos y nos ama siempre y a fondo perdido y, cuanto más perdidos estamos, más nos ama.
02. JESUCRISTO ES EL AMOR DE DIOS QUE DESCIENDE A NOSOTROS.
Jesús es la comunicación del amor de Dios que convive con nosotros. Jesús es el Hijo amado del Padre
v 9 a: como el Padre me ha amado, así os he amado yo.
La vivencia, la experiencia que Jesús tiene de Dios es que es amor. JesuCristo podía habernos dicho que Dios es infinito, eterno, justo, castigador, implacable, ultraortodoxo, etc. Pues bien, JesuCristo tiene una experiencia muy distinta: como el Padre me ha amado. Jesús se siente amado, querido por Dios.
En las caras y conciencias de muchos cristianos y eclesiásticos vemos mucha amargura y angustia. En el “subconsciente” de este momento eclesiástico no parece residir la gracia, la bondad, el amor de Dios Padre.
Sin embargo, somos cristianos porque hemos sido amados, hemos recibido el amor de Dios y nos hacemos cristianos porque amamos.
Lo que nos identifica como cristianos es el amor.
El ADN del cristiano no es la ley, ni el cumplimiento, ni la perfección y escrupulosidad de su moral, ni los ritos, ni las vestimentas, ni el clerygman, tampoco la identidad del cristiano está en la ortodoxia, sino en el amor.
Quien no ama, no ha conocido a Dios.
En esto os conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros, (Jn 13,34-35).
Muchos de nosotros tenemos una imagen, una experiencia de un Dios duro, justiciero y que “no deja pasar una”. El Dios de Jesús no es el Dios que crea el infierno, que condena, es el Dios que ama.
Volvamos nuestra mirada al amor de Dios: conozcamos la misericordia de Dios y de Cristo. Somos discípulos amados, no clientes o consumidores religiosos posibles candidatos al infierno.
03. ALGUNAS PRECISIONES.
¿Y qué es el amor?
El amor es una de esas realidades que han sido distorsionadas, mal entendidas, a veces comercializada.
Por simple sentido común, conviene ser conscientes y distinguir los diversos niveles de las relaciones humanas y los varios modos de vivir el entramado de tales relaciones.
En griego hay tres palabras para hablar de los diversos niveles del amor, que son los que Sigmund Freud utilizará siglos más tarde: EROS (amor erótico), FILIA (amor de amistad) y ÁGAPE (amor de donación / entrega).
Los tres niveles son buenos, pero diversos y conviene no mezclarlo todo.
Algunos sois padres y el amor matrimonial es profundo, pero diverso del amor, también hondo, hacia los hijos.
En la vida familiar somos hermanos y tal fraternidad es algo muy íntimo. Sin embargo puede que dos hermanos, siendo hermanos queridos, no sean amigos. Es distinto ser hermano a ser amigo. Con un amigo tengo otro tipo de relación y, quizás, de confidencialidad.
En la vida podemos querer a personas por su serenidad, por su competencia, por su disponibilidad. En la vida religiosa, presbiteral el amor, la afectividad se encauza por otros derroteros (celibato).
La vida religiosa, la vida monacal vive en comunidad y se dan relaciones de fraternidad en la fe que les une en un carisma concreto: benedictinos, franciscanos, congregaciones de vida activa, etc. Los miembros de una comunidad religiosa monacal viven como hermanos o hermanas, lo cual no significa que todos los miembros de tal comunidad sean amigos, ni que la comunidad viva en una adolescente amistad.
La vida comunitaria ha de estar posibilitada por una madurez personal, de fe, afectiva y en muchas ocasiones habrá de echar mano del respeto hacia quien no piensa como yo, en ocasiones el perdón, en todo caso de una convivencia adulta, madura.
El presbítero-sacerdote realiza su afecto y amor orientando su vida hacia el Reino de Dios, que se concretará en la tarea pastoral, intelectual y en una buena convivencia con los colaboradores de su parroquia o de las personas con quienes trabaja. Amar su propia tarea, parroquia, mundo pastoral.
Las Parroquias y “comunidades cristianas” no son comunidades de amigos. Los que estamos aquí reunidos nos estimamos, nos respetamos, estaríamos dispuestos a ayudarnos o ayudar a otros en caso de necesidad, pero no somos estrictamente amigos, ni se debe pretender que una parroquia sea una comunidad de amigos.
No es lo mismo amistad que amor, enamoramiento que encuentro, eros que caridad. Y conviene no mezclarlo todo.
04. AMOR Y POLÍTICA.
Puede parecer una ilusión infantil, pero los grandes problemas de la pobreza, del hambre, etc., no se va a solucionar con criterios económicos, sino con criterios éticos. Igualmente la cuestión de la paz –pacificación de nuestro pueblo y de otros muchos conflictos históricos de la pacificación requiere tratamiento político, conversaciones, negociaciones, etc., pero en el humus de esas negociaciones y problemas habrá que inyectar reconciliación y humanismo.
Inteligencia creativa humana hay, dinero hay, tecnología, materias primas (creación) siguen habiendo todavía. Si todo ello no se concreta es por otras razones ya no técnicas, sino éticas.
Lo que llama la atención es que ni los economistas, ni políticos, ni los medios de comunicación, ni la Universidad, ni los sindicatos, ni muchas veces los eclesiásticos invoquemos el amor eficaz en nuestras vidas
El dinero, ni la patria, ni el poder creen en Dios ni en el hombre, el dinero no ama. Y es ahí donde comienza la convivencia y el encuentro entre personas y pueblos.
Fomentar la paz, el encuentro, el amor no es debilidad, sino humanismo.
04. ALGUNAS CONCRECIONES
Amar es respetar y acoger a los seres humanos solamente porque son seres humanos, hijos de Dios.
o Por tanto amar significa RESPETAR a todas las personas por el mero hecho de ser personas: hijos de Dios. Hacemos interesadas acepciones de personas: pensemos en ideologías, puestos eclesiásticos, emigrantes, racismos, etc.
o Hoy en día en nuestro pueblo el mandamiento del amor significa respeto y buscar, ABRIR CAUCES Y CAMINOS, DIÁLOGO PARA LA CONVIVENCIA, la paz y la pacificación. Y en cuanto sea posible, perdonar.
o Amar significa NO SER RACISTA, ni marginar o despreciar a nadie por su etnia, por su origen, por sus limitaciones.
o En el ámbito familiar amar significa muchas veces RESPETO, no hurgar en viejas heridas, no revolver las cosas. Cuestiones de dinero, herencias, etc. Saber declinar, dejar ya de lado determinadas cuestiones.
o El mundo eclesiástico comenzará a ser eclesial -cristiano- cuando intente ver la vida y las situaciones y problemas desde el amor y no tanto desde el legalismo, el miedo, el poder y la ortodoxia. La Iglesia comenzará a ser cristiana cuando deje de ser una permanente sucursal de la Inquisición y del sacramentalismo y pase a ser un hospital de campaña donde se curan las heridas.
o En ocasiones -siempre- amar significa ser discreto y callarse. Callar un defecto, un pecado ajeno, etc. El silencio y la discreción son variantes del mandamiento del amor. Una persona adulta ha de saber callar y marcharse a la tumba con unos cuantos secretos.
o A veces amar significa poner un poco de razón a los sentimientos que pueden aflorar. En determinadas circunstancias es muy difícil amar: en viejos problemas históricos, comunitarios, familiares, brotan sentimientos de odio, de venganza, etc., que son difíciles de dominar. En esas situaciones amar puede significar poner un poco de razón, nuestros sentimientos quizás no los podamos dominar fácilmente, al menos seamos razonables, sensatos.
06. SOMOS DISCÍPULOS AMADOS.
Somos cristianos y ser cristiano es sentirse querido por Dios y desplegar la vida desde el amor. Desde el amor las cosas se ven de otra manera.
El amor produce una confianza enorme, una gran serenidad. Noches oscuras nos van a venir, pero quien ama, quien ama la humanidad, la vida, los valores del Reino de Dios tiene el alma sosegada, en calma.
ESTO OS MANDO: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS.
Biblia, Espiritualidad
6º Domingo de Pascua, Amor, Ciclo B, Dios, Evangelio, Jesús, Pascua, Resurrección
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