En ocasiones, mi nombre en tus labios.
Del blog del Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa:
En ocasiones me quedo escondida en el sepulcro, cobijada en las oscuridad de las vendas y el sudario, sin querer oír, sin querer ver, sin querer saber. No siempre deseo esa situación pero la vida me empuja “como un aullido interminable” y acabo entrando en la cueva. Con todas mis fuerzas corro la piedra de la superficialidad y me acurruco en mi secreto: “no siempre soy así, no siempre muero”.
Desde la oscuridad percibo cómo giro sobre mí misma, sin apenas moverme, en un círculo vertiginoso que se convierte en espiral y me hunde en lo más gris del silencio.
En ocasiones la cueva está fría, y negra, y percibo la soledad, la ausencia, hasta el miedo. Quizás es la debilidad, la fragilidad, lo que más hiere. La mía propia, mi pequeñez.
Solo en ocasiones.
Pero… oigo sollozos afuera, incluso gritos; casi puedo saborear la sal de las lágrimas de otros. Algo de luz se cuela entre las rendijas de mis vendas, hiriéndome los ojos. Entonces oigo mi nombre en Tus labios, y no en un susurro, sino en un fuerte grito que rompe mi coraza: “¡¡Sal afuera!!”
Y salgo.
De la tiniebla a la Luz.
Porque solo Tú desatas mis nudos, mis vendas, solo Tú alzas mi sudario.
Solo Tú me das un futuro.
***
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