Partir, compartir el pan.
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01. LOS DOS DE EMAÚS.
El texto del evangelio que acabamos de escuchar es el final del hermoso relato de los dos de Emaús.
Aquellos dos discípulos se marchaban de Jerusalén tras el trágico fracaso de Jesús el Viernes en el calvario.
Los dos de Emaús abandonan la ciudad (Jerusalén), desertan de la causa de Jesús, se van.
02. IBAN CAMINANDO Y HABLANDO.
Sin embargo, a pesar de todo, estos dos discípulos decepcionados de JesuCristo, no pierden la memoria de Jesús, siguen recordando, hablando, discutiendo, evocando. Recuerdan la Palabra.
o Los creyentes estaban hablando, discutiendo.
o Jesús les dice, les explica las Escrituras, la Palabra
En las decepciones y problemas que tenemos todos en la vida: el miedo, preocupaciones, heridas físicas y psíquicas, enfermedades, conflictos comunitarios, etc., la actitud puede ser la de caminar, recordar, evocar la paz, los encuentros en la vida, buscar luz.
La palabra, el diálogo (Logos: palabra) es algo específicamente humano. La Palabra conserva la memoria, nuestra memoria histórica; la palabra conserva la cultura, la fe. Si el asunto Jesús no se ha perdido es por la fe en la Palabra, por el testimonio de los cuatro evangelios, el Nuevo Testamento, por la Palabra que nos transmitió nuestra familia, la catequesis en la Parroquia, la vida eclesial, las homilías, que hemos tenido en nuestra vida.
La palabra es memoria, creatividad y futuro.
La lectura de la Palabra, la conversación con quien merece mi confianza, el diálogo en la familia, en la iglesia, en política, etc es recordar, proyectar, crear, compartir, perdonar, abrir caminos hacia la vida.
03. ¿DINAMITAR LA MEMORIA?
Es una discusión que surge intermitentemente en los medios de comunicación, en la vida política y eclesiástica: las raíces cristianas -o no- de los pueblos, de Europa.
Los dos de Emaús van recordando lo vivido con Jesús. Guardan la memoria.
No quiero llevar las aguas a “mi molino” y decir con estas cosas que la Iglesia tenga siempre y en todo la razón y que haya que volver al mundo eclesiástico y cuanto mayor sea la resistencia numantino-eclesiástica, mejor. Ni es esa la cuestión ni con ese tratamiento.
Quiero decir que es una simpleza pensar que la humanidad ha nacido y ha encontrado la solución a los problemas “anteayer” con la modernidad y la tecnología. El ser humano ha nacido, ha vivido y sufrido, ha cantado y caminado, ha pensado, ha enfermado y envejecido, ha esperado y desesperado, ha muerto mucho antes que surgiera el pensamiento moderno y lo seguirá haciendo siempre. Siempre trabajaremos, celebraremos, enfermaremos, pecaremos, moriremos siempre.
Tal vez, si tratamos de suavizar o eliminar hoy en día los grandes problemas humanos es porque no tenemos una respuesta, porque, tal vez, hemos olvidado nuestra memoria.
Guardemos en nuestra vida la memoria de JesuCristo.
04 VAMOS A COMER
El relato de los dos de Emaús es Eucaristía: la Mesa de la palabra y del Pan de Vida. Les explica las Escrituras y parte con ellos el pan.
Tras la resurrección, Jesús se muestra humano. El mismo Jesús que murió, vive. Y su humanidad se muestra en gestos sencillos como comer, compartir, se deja tocar por Tomás, da la paz, transmite alegría.
La comida es el lugar de encuentro, de amistad, de amor (bodas), de encuentro, de fiesta familiar o popular, de amistad o de compartir sufrimiento (muerte).
En el fondo todo eso es la Eucaristía y la mesa de la vida: reunirse, recordar, encontrarse, conversar, comer. En la tradición de la Iglesia se hablaba de la Eucaristía como con dos alimentos: la Palabra y el Pan de Vida.
La VIDA se compone de elementos muy sencillos y creer en esta sencillez es creer en el Señor Resucitado. Una limosna, un poco de pan, cuidar la “herida” de un enfermo, saber escuchar son pequeños sacramentos de la Resurrección y de la vida.
Decía Martin Luther King (1929-1968): Aunque supiera que el mundo se acaba mañana, hoy todavía plantaría un árbol.
A pesar de las desilusiones y de los desánimos, sembremos vida.
05. MENTE Y CORAZÓN ABIERTOS
Lucas resalta la ciudad: Jerusalén significa para Lucas el final de una etapa y el comienzo de otra. “Termina Jerusalén” (judaísmo) y comienza el universalismo: transmitid estas cosas a todas las naciones.
VOSOTROS SOIS TESTIGOS DE ESTO.
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