Ten misericordia de nosotros.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús, sales hacia el huerto, esta noche dormirás a la intemperie. Jesús que sufre con los transeúntes, con los sin techo, con los que no tienen donde ni con quién cobijarse. En tu sufrimiento nos encontramos con todos los que no conocen el confort de una cama, el calor de un hogar, el abrazo de alguien que te espera.
La noche es fría y sufre tu corazón con los que tiritan cada noche a la intemperie, con los que sienten congelar sus cuerpos en las pateras, surcando las aguas del Mediterráneo en busca de una vida mejor, con los que nunca han recibido una abrazo cálido.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús traicionado por uno de los suyos. En su traición recordamos a todos los que se sienten engañados, sometidos por sus parejas, utilizados y abusados por sus superiores, por los pederastas, por los chulos del burdel.
En esta noche te recordamos la soledad de la noche en el hospital, atemorizados ante la incertidumbre de un diagnóstico fatal, entristecidos por no sentirse acompañados ni valorados; amputados en su cuerpo y en el corazón porque no conocen el amor. Recordamos a todos los niños, jóvenes, adultos, ancianos desaparecidos en una noche fría como la tuya dejando rotos los corazones de padres, madres, parejas, familias enteras que no saben ya cómo vivir.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús que conoces el dolor y el rechazo. Recordamos a todos los inmigrantes, las prostitutas, los refugiados, los excluidos de lo pactado socialmente, a los discapacitados síquicos que señalamos y arrinconamos. Todos ellos te acompañan en tu soledad y en tu dolor. Recordamos a cada una de las víctimas de las guerras, cinco años de guerra en Siria con miles de muertos, miles de huérfanos, viudas, miles de amputados cada día por los bombardeos. Oramos también por los refugiados que pierden la vida en el camino hacía una vida posible y digna; a los que malviven en los campos de refugiados esperando que los gobernantes del mundo decidan abrir las fronteras y derribar todas las concertinas.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús que naciste niño en una aldea perdida. Contigo están todos los niños y niñas que nacen fruto de una violación, los que nacen con la vida sentenciada por el hambre y la guerra; los niños que son abandonados en los conteiner o los parques; los que son explotados laboralmente y los que son vendidos para el turismo sexual. Oramos también por los niños acosados en el colegio, por los niños que no tienen acceso a la escolarización y por aquellos que fracasan en sus estudios, por los que son abusados sexualmente por sus padres, por sus entrenadores o familiares o personas cercanas a su entorno.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús negado por Pedro. En su negación encontramos a todos los que se les niega un empleo, un salario digno, una vivienda donde cobijarse, una comida con que paliar su hambre. Recordamos a todos los que no encuentran respuesta a sus preguntas, a todos los que viven sin sentido ni esperanza, a los que suplican ayuda y no la encuentran. A todos los que les negamos el saludo porque son diferentes, a todos los que no nos atrevemos a abrazar porque han sido mutilados por accidentes de tráfico, por la violencia, por las minas anti persona o porque han nacido deformes.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús inocente y torturado. Recordamos a todos los hombres y mujeres que son torturados en las cárceles de todo el mundo, a los que mueren en celdas habitadas por causa de una sentencia injusta. Tu inocente, condenado por los que no te entienden. Recordamos a todos los que nosotros condenamos porque no piensan como nosotros, a los que condenamos a muerte por nuestra insolidaridad, a los que menospreciamos y no acogemos porque no han nacido aquí; a los que la hambruna mata cada día, a los que mueren sin que nos preocupen porque nos resultan sin valor o invisibles.
Padre, ten misericordia de nosotros
Al pie de tu cruz María, tu madre. Oremos por todas las mujeres. Por todas las madres que dedican sus vidas al cuidado de los hijos enfermos, dependientes; por aquellas que se preocupan y ocupan con mimo de sus padres también enfermos. Por las mujeres que viven el infierno de los malos tratos, que viven con miedo a perder su vida o la de sus hijos porque la pareja o padre es terriblemente violento. Por las mujeres y padres cuyos hijos desaparecen y son condenados a vivir el infierno de no saber qué ha sido de ellos. Por las mujeres que no se sienten valoradas por el mero hecho de ser mujer; a las que se les niega el acceso a ciertos puestos de trabajo y responsabilidad. Oremos por las amas de casa que dedican su vida y su tiempo al cuidado de la familia sin que nadie lo agradezca ni lo reconozca.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús que conociste la fragilidad de tus discípulos. Oremos por la mediocridad de nuestra Iglesia, por todos nosotros que vivimos dormidos, con una fe recibida, acomodada, y no apuntamos ni con nuestras palabras ni con nuestros gestos, hacía el Reino. Por los sacerdotes, religiosos y religiosas que han hecho de su vocación una costumbre, un estado de vida cómodo, asegurado, lejos de los más desfavorecidos. Oremos por una Iglesia que no se implica, no se moja, una Iglesia que abusa, que no acoge al diferente, que juzga y que no ofrece el perdón. Oremos por la Iglesia atrapada por el miedo al cambio, por los que no maduran ni crecen en la fe, por los de una fe pequeña que buscan la seguridad en la Tradición, por los que no nos atrevemos a correr riesgos en nuestras celebraciones, por los que nos preocupamos por el número pero no por el seguimiento. Por los que nos resistimos a perder dejando de ser signos del Evangelio.
Padre, ten misericordia de nosotros
Jesús mueres sin entender. En tu cuerpo también se enfrían todas las esperanzas que se abortaron, los corazones que al final de su vida fueron traspasados por la lanza del fracaso, los días que se oscurecieron de golpe por la tragedia; todas las vidas entusiastas que se entregaron por una causa que creyeron justa pero que cubrió el velo rasgado del olvido.
Padre, ten misericordia de nosotros
Vicky Irigaray
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