La Iglesia nace del lavatorio de los pies, no del poder
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01. JUEVES SANTO.
El Jueves Santo es como un mosaico compuesto por muchos contenidos y de muchas resonancias: la libertad (el Éxodo), la Eucaristía, el servicio en la iglesia y en la vida, el amor, etc.
Son grandes valores que construyen bien la existencia humana personal y comunitaria.
02. PECULIARIDADES DEL EVANGELIO DE JUAN.
El relato de la última Cena en el evangelio de Juan comienza con una gran solemnidad.
Jesús reunido con los suyos.
Consciente de su cercanía con Dios: viene del Padre y a Él vuelve.
Ha llegado la HORA.
Se quita el manto de SEÑOR y se ciñe la toalla de SIERVO.
Se pone a LAVAR LOS PIES de sus discípulos.
En la Última Cena del evangelio de Juan no se hace mención a la Eucaristía (como la hacen los sinópticos). Más bien San Juan sitúa la Eucaristía en la multiplicación de los panes (Jn 6). Ahí es donde JesuCristo se presenta como PAN DE VIDA: Yo soy el pan que ha bajado del cielo, quien coma de este pan, vivirá para siempre.
En la última cena según san Juan se ponen de relieve: El lavatorio de los pies y el mandamiento del amor.
03. EL LAVATORIO DE LOS PIES.
El lavatorio de los pies ha quedado relegado a un mero rito litúrgico del jueves santo. Pero el gesto de Jesús de lavar los pies a los suyos es un momento fundacional de la Iglesia.
En el lavatorio de los pies está “naciendo” la comunidad cristiana. Hay iglesia de Jesús donde hay creyentes, personas que se ayudan y sirve humildemente unos a otros.
El poder no es un valor cristiano (puede que desempeñe alguna función en la sociedad, pero no es especialmente humanista, ni cristiano). El superhombre (Nietzsche) y la prepotencia están muy distantes del Evangelio de Jesús y del humanismo.
Pedro no entiende nada de lo que allí se está gestando, por eso dice: tú no me lavarás los pies jamás … El poder no entiende de servicio.
Por desgracia el poder ha tenido un terreno abonado en los estratos eclesiásticos. Basta mirar la historia y la realidad eclesiástica: cargos y puestos en la iglesia, en las diócesis, puestos, diócesis y parroquias de mayor rango, etc.
El papa Francisco no se cansa de luchar contra el “carrerismo” en la Iglesia. Sin embargo muchos obispos, curas, cardenales, etc. viven ansiando un puesto mejor, una diócesis de “más rango” (¿), etc. Todo “perfectamente antievangélico y anticristiano”.
Una iglesia, una jerarquía, (curias, congregaciones, comunidades, etc.) que vivamos en una dialéctica y búsqueda de poder, de puestos y sedes, estará -estaremos- muy lejos de ser la iglesia de Jesús.
Cristo responde a Pedro (poder): Si no te lavo los pies no tienes nada que ver conmigo.
Solamente entiende lo que allí está ocurriendo quien ama, es decir: el Discípulo Amado.
La iglesia de Jesús nace y está allá donde unas personas se ayudan y se sirven unos a otros entre sí y a los demás.
04. EL AMOR A LOS SUYOS: DISCÍPULOS AMADOS.
El evangelio del lavatorio comienza con la solemnidad propia del estilo literario de san Juan: sabiendo Jesús que había llegado su hora, amando a los suyos, los amó hasta el final …
Jesús ama a los suyos, es decir: a todos. Los suyos aparece ya al comienzo del evangelio, Jesús vino a los suyos (Jn 1,11). Todos somos suyos
Somos Discípulos amados.
La figura del Discípulo Amado, comienza a aparecer en la Última Cena.
Somos discípulos si amamos y nos amamos, si nos respetamos, nos ayudamos unos a otros: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros. (Jn 15,9-10).
El amor es esencial para ser humano (“la ley de la selva vive con otro código”). El amor es el medio y la meta de la vida humana.
Vivir es amar. Quien no ama, permanece en la muerte, (1Jn 3,14). Los sentimientos de rencor y venganza nos hacen daño a nosotros mismos y a los demás.
En algunos momentos de la vida podemos vivir situaciones fuertes, quizás afrentas. Es momento de dejarse amar por Dios en la profundidad de nuestro ser. Hemos de pensar y profundizar en nuestra vida hasta encontrarnos con el amor. Dios es amor, hasta sentir el amor como lo último y definitivo. Lo más profundo de la vida es el amor.
El amor tiene consecuencias eclesiales. Sería hermosa una Iglesia que fuese un hospital de campaña donde se curan heridas. Sería muy cristiano y muy hermoso que nuestra diócesis viviera desde el lavatorio de los pies y desde el amor. En la comunidad del Señor no puede tener cabida la condenación, la descalificación, la condena.
En estos momentos de dificultades eclesiales en nuestra diócesis nos hará bien a todos volver a la fuente, al origen, a Cristo. El centro de la iglesia es Cristo, no la jerarquía. El eje eclesial es el servicio el amor, no la ultraortodoxia y el fanatismo. La Iglesia es la asamblea de misericordia, de bondad, de respeto a las personas
El amor (y el perdón) tienen repercusiones sociopolíticas: ¿cómo se van a solucionar -si no- los problemas raciales, los viejos rencores de nuestros pueblos y gentes? El odio u la venganza hurgan más las heridas. El amor reconcilia.
Os conocerán no por el orden jerárquico, ni por la precisión de vuestras reuniones litúrgicas o doctrinales, ni por vuestro Derecho Canónico, ni por el catecismo. Os conocerán porque os amáis unos a otros. Jn 13,35: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros.
El amor reviste muchas variantes según las diversas circunstancias de la vida: a veces es caridad, otras comprensión, perdón, en algunos momentos olvido, siempre discreto. San Pablo decía:
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1Cor 13,4-7)
Permaneced en mi amor. (Jn 15,9)
05. MOMENTO ECLESIAL Y POLÍTICO
En nuestra diócesis y en nuestro pueblo la comunión eclesial, la paz y el amor (perdón) no están en un momento especialmente álgido.
La situación de nuestra diócesis es de división y enfrentamiento en el pueblo, en sus sacerdotes, en su jerarquía. Es evidente que la comunión eclesial, si existe, está en crisis. Esta situación está causando tristeza, desmotivación y muchos cansancios y canseras en muchos de nosotros.
El amor, perdón, pacificación tampoco están muy presentes en la vida sociopolítica
Los cristianos celebramos el jueves santo que es bueno vivir en la libertad del Éxodo, en caridad y amor. Entonces podremos celebrar la Eucaristía.
Permaneced en mi amor
Os he dado ejemplo, haced vosotros lo mismo
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