El no menos que impactante auto sicariato de dos curas que se amaban en secreto es uno de los eslabones de la historia de amor que construyó Jaime Manrique en su nueva novela.
El 27 de enero del 2011, Colombia se estremeció con la noticia de que dos sacerdotes habían sido asesinados en el suroccidente de la capital. El crimen de Rafael Reátiga (con dos balazos de revólver calibre 38 en el cráneo) y Richard Píffano (con tres impactos de munición 7.65 en la cabeza y en el cuello), que en un comienzo parecía un atraco a dos queridos líderes católicos del sur de la ciudad, fue en realidad el resultado de un plan fraguado por ellos mismos en un pacto de amor que duró casi 20 años.
El detonante de la decisión de acabar con sus vidas, según la investigación de la Fiscalía, habría sido el diagnóstico de VIH + que recibió el padre Rafael en octubre del 2010. Después de un fallido intento de suicidio en enero del nuevo año, los sacerdotes pagaron cerca de 5,300 dólares (casi 98 mil pesos mexicanos) a unos sicarios con los que, horas más tarde, condujeron a un potrero oscuro y solitario, para perpetuar el que algunos llamarían “suicidio asistido”.
Después del estallido de la noticia en 2012 y de que los medios se regodearan con la ´conmovedora historia´ para sus titulares, quedaba en el aire la pregunta de qué fue realmente lo que llevó a Rafael y Richard a no separarse incluso en la muerte. Una pregunta que, sin querer responderla, el escritor colombiano Jaime Marique plasma en su nueva novela Como esta tarde para siempre (Seix Barral) como una incesante lección sobre el amor, sobre la vida vivida siempre a contracorriente y también sobre la muerte.
Una catarsis de la ausencia
“Las largas relaciones entre hombres son muy poco narradas en la literatura en español, y entonces eso fue una motivación muy grande, retratar la intimidad de una relación de muchos años, sin querer inventarles una vida a estos sacerdotes que murieron puesto que la mía es una obra de ficción, no es periodismo” dice Jaime, que nos recibió en Bogotá para hablar sobre la novela, e insiste en que fue no sólo la reconstrucción literaria de una historia específica sino también los dilemas que puede representar para él la muerte y la ausencia.
“Mi compañero de vida murió en octubre del 2010, y leí esta noticia un par de meses después. Todo comenzó por ahí, pensando cómo había sido mi relación con él, porque cuando murió la verdad es que yo dejé de escribir por casi tres años. Él siempre leía todo lo que yo escribía: 50 veces escribía la página, 50 veces quería leerla, entonces no sabía escribir sin la presencia de él, ya no podía escribir una frase porque decía: ¿dónde está él para mostrársela? Esta [la novela] fue una forma de recuperar el lenguaje para mí, una forma de volver a escribir “.
Jaime Manrique / Foto Colprensa.
¿Cómo fue la construcción de la vida de estos personajes desde un relato que se identifica como homosexual?
“Hay partes de esas experiencias que narro que son de mi vida, son cosas autobiográficas. Pero también entrevisté a una serie de jóvenes colombianos, y algunos mexicanos, en los Estados Unidos que habían sido sacerdotes o que habían estado en el seminario o habían renunciado a la iglesia, y fueron historias que me contaron acerca de sus frustraciones, de su despertar sexual”.
Una reflexión permanente sobre ‘el closet’
“No podemos hablar con la gente a cerca de sus almas y olvidar que viven dentro de sus cuerpos” es uno de los fragmentos que determinan un carácter protestante de la novela: expresa una necesidad física más fuerte que los temores infundidos por esa institución caduca y recalcitrante como la iglesia, que niega el cuerpo e intenta alivianar las penas del deseo arguyendo que todas las recompensas estarán en el cielo.
Y si bien esos dolores son redimidos a través de una sexualidad y sensualidad entre Ignacio y Lucas resguardada por la selva, secretas, y por eso mismo más felices, vista desde una teología de la liberación que abre los ojos de Ignacio y asume su clandestinidad y se libera al mismo tiempo, ¿contribuiría esta novela a perder esa clandestinidad; a ´salir del closet?
“Para mí sería peligroso estar escribiendo para otra persona que no sea yo. La única persona con la cual puedo ser sincero y honesto es conmigo mismo. Esa es la verdad como yo la percibo, y si me pongo a pensar en cómo va a afectar a los demás entonces estaría traicionando a algo que yo pienso”.
Retrato de un país en guerra
“Me di cuenta de que la novela comencé a concebirla tal vez 20 años antes de la tragedia de los dos sacerdotes” dice el escritor y se refiere a una noticia que leyó en un periódico colombiano con una foto sangrienta e impactante de una masacre cometida por las FARC, que recortó y guardó esperando escribir algún día sobre ella: “Creo que finalmente, cuando empecé a escribir el libro de pronto recordé la foto y eso me ayudó a sembrar la historia y a enfocarla no sólo en la historia de amor de los dos hombres, que es lo más importante para mí como autor”.
Rafael Reátiga y Richard Armando Píffano. / Foto: Revista Semana (Colombia).
Los dos personajes de la novela, Ignacio y Lucas, basados en Rafael y Richard, dan pie a narrar la tragedia del país de esos años que se va revelando a través del servicio que ejercen este par de sacerdotes en las comunidades asoladas por la guerra y la desesperación, casi palpables, con la descripción (clásica de los escritores colombianos) del paisaje: “Un personaje muy importante, pero que no habla, actúa como una especie de coro griego que está allí comentando sobre todo lo que está sucediendo”.
¿Siente que algo faltó por ser retratado, no sólo en la novela, sino algo más sobre los sentimientos y las ausencias de la comunidad LGBTI?
“Sí. No sé cuántos libros más hay en mí, quizá escriba uno o dos más. Pero sí me gustaría relatar algo que me preocupa mucho y es mantener viva la memoria histórica de miles de personas que murieron, amigos que murieron como perros, rechazados por sus familias, ni siquiera los enterraban, los médicos no querían darles medicinas o tratamiento en los hospitales. Todos ellos han sido olvidados y yo quiero mantener viva esa memoria, es importante“.
Fuente Homosensual
Biblioteca, General, Iglesia Católica
Colombia, Como esta tarde para siempre, Homosexualidad, Jaime Manrique, Rafael Reátiga, Richard Píffano, Sacerdotes, VIH/SIDA
Comentarios recientes