Un pueblo croata quema un libro LGTB para celebrar el carnaval infantil
Los organizadores de una fiesta infantil de carnaval en un pueblo de la costa croata han escogido el libro “Mi familia arcoíris” como representación de todo lo malo que ha sucedido en el pueblo durante el año pasado.
La ministra de educación y la defensora del menor del país han condenado el acto, mientras el alcalde del pueblo y los organizadores dicen que no tiene nada de conflictivo.
Seguramente no habíais oído hablar hasta ahora del Carnaval de Kaštela, un pueblo cerca de Split, en la costa dálmata de Croacia, en el que tienen la costumbre carnavalera de quemar una figura (que allí llaman “el Diablo de carnaval”) como una representación de todo lo malo que les ha sucedido durante el año. El problema es que este año decidieron crear una copia gigante con cartulinas de colores de “Mi familia arcoíris” (el primer libro sobre familias homoparentales publicado en el país) para representar ese “Diablo” en una fiesta infantil de carnaval.
El libro “Mi familia arcoíris“, que se presentó este mes de enero y que se pudo publicar gracias al apoyo de la embajada francesa, es un simple cuento para niños en el que hay ilustraciones como ésta en las que aparecen familias formadas por un niño con dos madres o una niña con dos padres:
En la fiesta del pasado 5 de febrero participaron niños de todas las escuelas y guarderías del pueblo, que desfilaron disfrazados hasta el puerto para una vez allí quemar la reproducción gigante del libro, en una acto que, os decimos una vez más, representa quemar todos los males que ha sufrido la localidad durante el año y arrojar las cenizas del Diablo al mar. Ya os podéis imaginar cómo se podría sentir cualquier niño que no fuera hetero viendo cómo todo el pueblo se reúne para quemar una bandera arcoíris gigante.
Los colectivos LGTB+ y otras ONG croatas han denunciado la elección del libro como Diablo del carnaval de Kaštela, y la respuesta del alcalde del pueblo (Denis Ivanovic, que pertenece al mismo partido conservador del primer ministro) fue lavarse las manos diciendo que se trata de una tradición muy antigua y no entra en sus competencias la elección de la figura: “Según la tradición, cada año se quema el diablo culpable de todos los males. Las autoridades nunca se han inmiscuido en las decisiones de las cofradías de carnaval.”
Helenca Pirnat, la defensora croata del menor, todavía fue mucho más contundente: “Éste es otro más en una serie de casos en los que los adultos dan un mal ejemplo a los niños, tanto en términos de la actitud hacia las diferencias como en términos de la actitud hacia los libros. El incidente en Kaštela es un recordatorio de que los organizadores de eventos públicos en los que participan niños y niñas deben anteponer el interés de los niños y niñas a todo lo demás y ofrecerles un buen contenido, en lugar de ofrecerles sus propios prejuicios.”
Pirnat también dijo que los adultos de Kaštela habían actuado de forma irresponsable alentando a los niños a la intolerancia y la violencia y que esta fiesta confirmaba la necesidad de introducir educación cívica en las escuelas en forma de asignatura obligatoria y no electiva.
Por otro lado, a los organizadores del carnaval todos estos reproches les dan absolutamente igual y no se arrepienten en absoluto de nada de lo que han hecho. Su portavoz Nikša Radić comentó que “cuando una mujer pueda dejar embarazada a otra mujer, u otro hombre deje embarazado a otro hombre, patrocinaremos todos los carnavales infantiles del mundo y seremos padrinos de todos esos niños”
Croacia es un país europeo (y miembro de la UE), está a unas tres horas de avión desde España, y las personas que viven allí son bien blanquitas y son muy católicas.
Fuentes | Total Croatia News, Telemadrid, vía EstoyBailando
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