Brutal agresión contra dos mujeres transexuales pakistaníes por su labor en defensa de los derechos de las personas trans e intersexuales
Dos activistas transexuales pakistaníes han sido brutalmente agredidas como represalia por su labor en defensa de los derechos de las personas trans e intersexuales.
Shama, de 18 años, fue secuestrada y violada por nueve hombres, que posteriormente la amenazaron con matarla si continuaba con su activismo.
A Sonia le disparó repetidamente su propia pareja con un arma de fuego, tras de que ella se negara a cesar en la lucha por sus derechos. Ambas pertenecen a la organización TransAction Pakistan, que ofrece refugio y apoyo a quienes son víctimas de discriminación por su identidad de género.
Shama y Sonia desarrollan su labor en la organización TransAction Pakistan, que ofrece apoyo y refugio a quienes se enfrentan a la persecución y violencia por su identidad de género. Sonia es muy conocida por su participación en seminarios y marchas por la defensa de los derechos de las personas trans e intersexuales. La joven Shama, muy concienciada, también participa en estas actividades.
El 17 de enero, la activista Sonia recibió varios disparos por parte de su propia pareja, tras una fuerte discusión causada por la negativa de Sonia a cesar su labor en defensa de los derechos trans e intersexuales, a la que su pareja se oponía con agresividad.
Sonia fue conducida a un centro hospitalario, donde aún permanece, con heridas de arma de fuego en la cara y una bala alojada en la garganta. En este caso, sí se ha iniciado procedimiento contra el atacante.
El 22 de enero, Shama, que tan solo cuenta con 18 años, fue secuestrada por nueve hombres, que la violaron repetidamente como castigo por su activismo a favor de las personas trans e intersexuales. Después de la brutal agresión sexual, la amenazaron de muerte si denunciaba el ataque y si proseguía con su lucha en la asociación TransAction Pakistan. A pesar de las amenazas, Shama presentó la correspondiente denuncia ante la policía. Sin embargo, no se ha iniciado procedimiento alguno, ni se ha efectuado ninguna detención, ni tan siquiera se ha procedido a realizar un examen médico a Shama.
La realidad LGTB en Pakistán
Las condiciones de vida de la comunidad LGTB en Pakistán son muy duras. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo siguen siendo ilegales a día de hoy en este país. El Código Penal se remonta a 1860, cuando formaba parte de la India colonial y ambos Estados compartían la ley de sello británico. Tal y como reza el texto en su artículo 377, están perseguidos los “delitos antinaturales”, que cometerá “quien voluntariamente tenga relaciones sexuales carnales contra el orden de la naturaleza con cualquier hombre, mujer o animal”.
Los condenados por estós “delitos” “serán castigados con pena de prisión de por vida o con pena de prisión de cualquiera de las dos categorías por un término que no podrá ser inferior a dos años ni superior a diez años; también será responsable de multa”. La ilegalidad de las relaciones homosexuales ha provocado, a parte de injustas persecuciones motivadas por la orientación sexual, situaciones tan ridículas como la censura de una fotografía de dos hombres besándose en la portada internacional del New York Times distribuida en Pakistán el 29 de enero de 2016.
En cambio, como publicó también dosmanzanas en su momento, en julio de 2009 la Corte Suprema de Pakistán daba un paso hacia un cierto reconocimiento oficial de las personas transgénero y a finales de ese mismo año ordenaba que se reconociera oficialmente la existencia de un “tercer sexo”. Este mismo año, el senador Babar Awan presentaba en la cámara alta un proyecto de ley similar al de ahora para proteger al colectivo trans y que también contenía disposiciones antidiscriminatorias. En marzo, una histórica sentencia condenaba a cadena perpetua a los dos asesinos de una mujer trans.
No obstante, la igualdad real de las personas trans también sigue estando muy lejana, ya que todavía son vulnerables a los abusos físicos y verbales, tienen que soportar la actitud humillante de los policías, médicos en los hospitales y funcionarios públicos y los informes de palizas y otras formas de violencia dirigidas contra estas personas son comunes. Cualquier ley que favorezca a las personas trans y al conjunto de la población LGTB pakistaní es muy necesaria, igual que lo es la urgente despenalización de la homosexualidad.
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