Tu deseo es tu oración
Tu deseo es tu oración; si tu deseo es continuo, continua será tu oración. No en vano dijo el apóstol: «Orad sin cesar». ¿Acaso doblamos las rodillas, postramos el cuerpo o levantamos las manos sin interrupción para que pueda afirmar: Orad sin cesar? Si decimos que sólo podemos orar así, creo que no podemos orar sin cesar. Ahora bien, hay otra oración interior y continua, y es el deseo. Hagas lo que hagas, si deseas aquel reposo sabático, no interrumpas nunca la oración. Si no quieres dejar de orar, no interrumpas el deseo. Tu continuo deseo será tu voz, es decir, tu oración continua. Callarás si dejas de amar. […] La frialdad en la caridad es el silencio del corazón; el fervor de la caridad es el clamor del corazón. Si la caridad permanece constante, clamarás siempre; si clamas siempre, siempre desearás.
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Agustín de Hipona,
Exposición sobre el salmo 37, 14
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