“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.”
Jesús les dijo:
“Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios:
convertíos y creed en el Evangelio.”
“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.”
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron…
y se marcharon con él.
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Marcos 1, 14-20
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Ser cristiano significa prestar atención al kairós, a este «momento especial» de la manifestación de Dios en nuestro aquí y ahora. En él se desarrolla la dimensión auténticamente profética de toda vida cristiana, en la atención […] a todos los signos de la presencia del Reino en nuestra historia. Acoger el Reino de Dios implica una conducta: «Convertíos», precepto urgente, «el tiempo se acaba» (1 Cor 7,29), que acompaña al don del Reino y engendra una nueva actitud respecto a Dios y respecto a los hermanos. Jonás recibió la misión de llamar a la conversión a Nínive, la capital del imperio enemigo de Israel. El profeta, un judío amante de su patria, se niega a realizar esta tarea, pero al final acepta la voluntad de perdón del Señor, que carece de límites raciales o religiosos. El Reino es gracia, aunque para nosotros es también un deber.
Los primeros discípulos escucharon la «Buena Noticia» y fueron llamados a asociarse a la misión de Jesús (Mc 1,16-20). El Evangelio marcó profundamente sus vidas. Así debe marcar también la nuestra.
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Gustavo Gutiérrez,
Condividere la Parola, Brescia 1996, pp. 170ss
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