Segundo Domingo de Adviento. Ciclo B. 10 Diciembre, 2017
“Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo. Yo no soy digno ni de postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias.”
(Mc 1, 1-8)
Encendemos la segunda vela de nuestra corona de adviento que nos ilumina con esta Palabra. Por una parte nos encontramos con algunas de las primeras palabras escritas sobre Jesús, el primer evangelio, que dice “comienzo de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios”. Así de claro; Jesús, Hijo de Dios, buena noticia… ¿qué más podemos pedir?
Por otra parte, nos encontramos con Juan el Bautista. Bien, por si fuera poco el primer versículo, por si nos parece que no tiene el peso, la profundidad suficiente, aquí tenemos un hombre que con su actitud nos lo dice todo. Es la primera persona a quien nos describe Marcos en su obra. Podría ser el protagonista pero no lo es, es más, su actitud es de quitarse del medio “detrás de mí viene…, yo no soy digno…”
Juan sabe bien estar atento, alerta, vigilante y anunciar. Sabe de alentar y de dar esperanza. Sabe de escuchar y escucharse, se conoce y reconoce sus límites “el que es más fuerte que yo”.
¿Y si unimos las dos ideas? Marcos comienza el evangelio pero no lo termina, no le pone un final. Habla de Jesús y al llegar al último capítulo vemos a las mujeres asustadas porque la tumba está vacía, incluso hay un añadido sobre experiencias de los discípulos, pero no termina. Queda abierto porque nosotras mismas, las cristianas de hoy, continuamos escribiendo la buena noticia de Jesús con nuestras actitudes, nuestro día a día. Y Juan nos da una pista importante de cómo hacerlo, estando atentas, vigilantes, a la escucha, con esperanza… adviento. Tarea fuerte para nuestro discipulado.
Oración
Ven Señor Jesús, el mundo te necesita.
Ven Señor Jesús, te esperamos.
Amén.
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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