Turquía prohíbe unas jornadas de cine LGTB para “evitar provocaciones”
Las autoridades justifican la decisión advirtiendo de que existe “un peligro claro e inminente” de que se “incite a la hostilidad y la enemistad”
La Turquía de Erdoğan vuelve a mostrar su cara más hostil con sus ciudadanos LGTB. El gobernador de Ankara emitió un comunicado este domingo prohibiendo por tiempo indefinido todas las expresiones culturales de la comunidad LGTB en la capital turca. El antecedente había sido el veto a la celebración del Festival de Cine LGTBI Alemán, organizado entre otros por la embajada germana. En el evento, cancelado el miércoles pasado con apenas 24 horas de antelación, se iban a proyectar cuatro películas. Las autoridades locales han justificado su decisión por el riesgo de ataques motivados por el contenido “provocativo” de este tipo de actos.
El gobernador de Ankara ha prohibido hoy unas jornadas de cine alemán de temática LGTB, que estaban programadas para esta semana en la capital turca. Importante salto cualitativo en el desprecio y la censura hacia la realidad LGTB en Turquía. El gobernador de Ankara (cargo dependiente del Gobierno central turco) anunció este domingo la suspensión de todas las expresiones culturales relacionadas con el mundo LGTB. La decisión afecta a proyecciones de cine, obras de teatro o exposiciones de arte entre otros. Se producía apenas unos días después de la cancelación de un festival de cine alemán que iba a celebrarse por primera vez entre el jueves y el viernes pasado. Estaba prevista la proyección de cuatro películas, entre ellas Romeos, un film del año 2011 sobre un joven transexual y gay que tuvo una acogida favorable en otros festivales.
La oficina del gobernador Ercan Topaca ha emitido un comunicado justificando su decisión por la posibilidad de que se produjeran ataques contra este tipo de actos. La exhibición de producciones artísticas con temática LGTB podría generar “resentimiento y odio contra una parte de la sociedad”, según su argumentación. La prensa alemana cita también el riesgo de atentados terroristas como otro de los motivos utilizados para la cancelación del festival, por el carácter “provocativo” que las autoridades turcas achacan al evento.
La decisión se toma acorde al estado de emergencia vigente para “proteger la tranquilidad y seguridad”, asevera en un comunicado difundido hoy en la web de la institución gubernamental. Además, “grupos con una visión contraria” podrían “reaccionar contra la proyección de las películas”, por lo que podrían ocurrir “provocaciones”, asegura.
El Gobierno alemán ha expresado su malestar por la decisión de las autoridades turcas. Cuando la prohibición solo afectaba todavía al festival de cine, el secretario de Estado para Europa, Michael Roth, afirmó en un tuit que “la libertad del arte y los derechos de las minorías son inviolables. ¡Eso tiene que valer también en Turquía!”. Roth acompañó su mensaje con una foto de la embajada de Alemania en Ankara, donde se había desplegado una bandera arco iris en solidaridad con la comunidad LGTB. La delegación alemana en la capital turca era uno de los organizadores del festival.
En el plano político, el mandato de la administración turca se produce en un momento delicado de sus relaciones con Alemania, tras la detención de varios ciudadanos alemanes en Turquía durante los últimos meses. Mientras que en el ámbito LGTB, esta decisión se suma a una ya larga lista de agravios, con frecuencia en forma de represión violenta. Con excusas similares a las esgrimidas en esta ocasión, los gobernadores de Ankara y otras provincias han prohibido en los últimos años numerosos actos para conmemorar el Orgullo LGTB o el día internacional contra la LGTBfobia.
El veto utiliza un razonamiento similar al que ha servido en los últimos tres años para prohibir la tradicional marcha del Orgullo en Estambul. Una actitud que, a pesar de todo, no es nueva o excepcional: el pasado 19 de junio de 2016 la Policía turca cargaba con violencia contra los activistas LGTB que decidieron manifestarse en la plaza Taksim de Estambul este para reivindicar el Orgullo Trans. El gobernador había prohibido las distintas celebraciones del Orgullo, aduciendo problemas de “seguridad”.
A pesar de la prohibición del gobernador, la plaza fue ocupada pacíficamente por valientes activistas LGTB, encabezados por mujeres y hombres transexuales que no querían renunciar a expresar sus reivindicaciones. Precisamente, la Marcha del Orgullo Trans debía ser la que diese inicio a los actos que tendrían lugar del 19 al 26.
Una semana más tarde, la Policía ejercía una nueva demostración de fuerza contra los activistas que intentaban celebrar el Orgullo LGTB en Estambul, pese a la mencionada prohibición. Al menos 19 personas fueron detenidas (entre ellas varios políticos alemanes, miembros de Los Verdes). Y si esto ocurría antes del fracasado golpe de estado, ahora el Gobierno erdoganista tiene la excusa para justificar sus posturas LGTBfóbicas y para silenciar a colectivos incómodos o críticos (por más que no tengan ninguna vinculación con el golpe). Pero no todo vale, ni todo es justificable.
La homosexualidad es legal en Turquía desde mediados del siglo XIX, si bien en grandes partes de Anatolia está aún sujeta a un enorme tabú social. Sin embargo, en Ankara y Estambul existe una activa comunidad gay con vida cultural y nocturna, actividades reivindicativas y, hasta ahora, también con frecuencia jornadas o festivales de cine.
Erdoğan, más autoritarismo y menos democracia
Como recogíamos en un amplio reportaje, tras la intentona golpista del pasado 15 de julio, son decenas de miles de personas las que se ven amenazadas por el auge del autoritarismo presidencial de Erdoğan.
Desde el fallido intento de golpe de estado en Turquía, en julio de 2016, el presidente del país, Recep Tayyip Erdoğan, lo ha utilizado para acallar cualquier voz crítica que le resulte molesta. Hasta el momento, ha despedido a más de 100.000 funcionarios públicos, acusándolos de golpistas, según denuncia la organización Human Rights Watch. También se ha perseguido a periodistas y medios de comunicación críticos con el Gobierno, a políticos de la oposición y se ha detenido a activistas LGTB como Levent Pişkin o Uğur Büber. Solo en 2016, se le han imputado cargos por “terrorismo” a 47.000 personas.
El pasado mes de abril de 2017, Turquía aprobaba en referéndum convertirse en un estado presidencialista. Además de eliminar el cargo de primer ministro y concentrar poderes en su persona, de un modo autocrático, Erdoğan podrá nombrar ministros del gabinete, uno o varios vicepresidentes, emitir decretos, elegir jueces de los tribunales superiores y disolver el Parlamento. Con los dos mandatos de cinco años, aprobados como el plazo máximo que un presidente tendrá posibilidad de ejercer el cargo, Erdoğan podría mantener su poder casi absoluto hasta 2029. Sin duda, una noticia muy preocupante para el respeto de los derechos humanos y del colectivo LGTB en Turquía.
Fuente Agencias, vía Cáscara Amarga/Cristianos Gays
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