Qué suerte trabajar.
He leído que no se puede hacer ninguna interpretación social al evangelio de los trabajadores en la viña. El dueño llama a trabajar a distintas horas y a todos paga por igual. Yo veo un profundo sentido social: Dios quiere que todos tengan trabajo y paga, no según lo trabajado –los méritos–, sino según las necesidades de cada uno.
Lo veo claro en la vida: Todos tenemos derecho a comer y a vivir. Y la renta ciudadana es una exigencia de mi ser persona. No podemos excluir de una paga digna por el hecho de no tener trabajo o ser mayores de edad o vivir con alguna discapacidad.
Suena a gratuidad, a cobrar sin trabajar. Pero es que la meta no es trabajar para cobrar, sino cobrar por ser personas, por necesitarlo. Claro que igual hay que pensar que más que sueldo hay que buscar la forma de que toda persona se sienta útil y merecedora de sueldo. El trabajo no es un castigo sino una dignificación de las personas.
No entiendo cómo no se da trabajo a toda persona en paro. Con mayor cantidad como sueldo digno, pueden montarse cantidad de trabajos a la sociedad. Me asusta el día que llueva fuerte y haya torrenteras, porque tenemos los ríos sin limpiar, las cunetas llenas de hierba, los montes sin poblar.
Lo más duro que puede sufrir una persona es que se le retrase el trabajo, que se vea privada de él. Es una concienciación nueva que hemos de propagar. El trabajo dignifica, da sentido a la vida. Se nos ha metido muy adentro la idea del trabajo como castigo. ¿No será mejor el trabajo como parte de la persona? Es algo que realiza, cumple, complementa…
Lo entiende así el amo de los jornaleros que no quiere que estén ella plaza brazo sobre brazo, porque no tienen oportunidad de realizarse. Y después cobrarán.
Cuando veamos el trabajo como oportunidad, cambiaremos y aunque no sea más que un cuarto de hora, desearemos poder hacerlo. Trabajo para todos, como vida para todos. El jornal que nos da el dueño de la vida, bien merece cualquier esfuerzo. Independientemente del sueldo, el hecho de trabajar ya nos dignifica. Me parece interesante recuperar el trabajo como realización de la persona, antes del sueldo.
Al dueño de las fincas le daba pena el ver a los obreros sentados en la plaza sin hacer nada.
Pocas cosas tan grandes como el trabajar. Tan es así, que vemos y palpamos a Dios.
“quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto”
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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