Del blog de Xabier Pikaza:
W. Zwickel, R. Egger-Wenzel y M. Ernst, Atlas de la Biblia, Mensajero, Bilbao 2017, 400 págs. (24 x 32 ctms.). Edición original Herders neuer Bibeatlas, Freiburg i.B. 2013.
Manual enciclopédica de referencia y ayuda, esencial para el estudio histórico-geográfico y temático de la Biblia, el más importante publicado hasta el momento en castellano, de 400 páginas, a gran formato, que exponen la evolución cronológica y el escenario espacial de la Biblia, con 200 mapas, 400 fotografías y 40 planos de las lugares y asentamientos urbanos más significativos de la “tierra santa”.
Es un texto de “mirada rápida”, pues fotos, mapas y planos ofrecen de inmediato una visión de conjunto de la historia y geografía de la Biblia. Pero es, al mismo tiempo, una obra de estudio sosegado, pues sus trabajos, escritos por especialistas de gran talla, exponen y comentan de un modo orgánico, el conjunto del tiempo y espacio de la Biblia, desde la prehistoria, pasando por las varias etapas de su itinerario, por el tiempo del bronce y el hierro, hasta el despliegue de los diversos estados del entorno (especialmente el de Israel y Judá), para desembocar en el surgimiento y primer despliegue del cristianismo.
Una obra que era necesaria
Una obra con la que yo había soñado, en mis tiempos de estudiante, cuando compré y aprendí con avidez el libro de J. Aharoni y M. Avi-Yonah, Macmillan Bible Atlas (London 1868), que me permitió preparar los exámenes de Geografía e Historia en el Bíblico de Roma. Poco después compré para mis clases el trabajo ya entonces clásico G. E. Wright y F. V. Filson, Atlas Histórico Westminster de la Biblia (Casa Bautista 1971). Esas dos obras me han acompañado desde entonces, y por ellas he imaginado y enseñado la historia y geografía de la Biblia por decenios. Ciertamente, he conocido después otras obras, también valiosas, como las de E. G. F. Serafini, Atlas histórico de la Biblia (San Pablo, Madrid 2004) y B. J. Beitzel Atlas de la Biblia (Ilus Books 2014). Pero ninguna había mejorado a mi juicio las dos antes citadas.
Ésta, en cambio, lo ha hecho, para mi sorpresa y gozo, ahora que no enseño, aunque sigo con inmenso interés lo que se publica sobre el tema, en un tiempo en que la información on line tiende a sustituir al libro escrito, aunque, en un caso como éste, no puede hacerlo, pues el texto impreso resulta insustituible para obtener una visión directa y de conjunto de los temas.
Pienso que desde ahora no podrá haber ningún grupo de estudio bíblico, ninguna biblioteca de parroquia o colegio cristiano que no tenga y ofrezca este Atlas al lado de una buena edición de la Biblia, para situar a los creyentes y estudiosos en el espacio y tiempo de los hechos, siguiendo de un modo visual los procesos y lugares de la Palabra de Dios.
Es una obra dirigida, como indica el título, por tres especialistas:R. E. Wenzel, profesora de exégesis del Antiguo Testamento en la universidad de Salzburgo, M. Ernst, docente de Nuevo Testamento en la Theologische Hochschule de Salzburgo, y W. Zeickel, profesor de arqueología bíblica e historia de Israel en la universidad de Maguncia.
Ella cuenta, además, con la colaboración de un grupo de especialistas que proceden básicamente del mundo cultural germano. Todos ellos han estudiado con precisión los diversos momentos de la historia de Israel y de su tierra, desde el principio de los tiempos conocidos, hasta la expansión del cristianismo, ofreciendo mapas, esquemas y fotos, que permiten recrear el camino de la Biblia en el contexto de su tierra, desde una perspectiva crítica, social y religiosa.
La edición castellana, que recoge con gran fidelidad el modelo y paginación de la alemana, ha sido traducida, preparada y corregida, de un modo fiel y minucioso, por R. Alfonso Diez y un grupo de especialistas (M. Agúndez, D. A. Cineira, B. Arias, I. Arias y J. M. D. Rodelas), con la colaboración inestimable de Mons. J. M Uriarte, que fue obispo de San Sebastián, y la de J. J. Hernández, profesor de cultura norteamericana en la Universidad de Salamanca.
Resulta especialmente significativa y útil la extensa sección de apéndices metodológicos, con la bibliografía y los índices. En la Bibliografía (págs. 344-345) se ha optado por reproducir simplemente la original, añadiendo en algunos casos la referencia a la traducción castellana. Es una buena opción, aunque quizá sea reductiva, pues el lector de lengua castellana cuenta en la actualidad con otras obras que son igualmente valiosas para el estudio de la geografía e historia de la Biblia. Es impresionante el índice de topónimos y de citas bíblicas (págs. 350-399) con lo que ello implica de ayuda para los lectores.
Ésta es, por lo dicho, y por muchos otros detalles que no puedo concretar aquí, una obra esencial, perfectamente editada y casi imprescindible para el estudio y conocimiento de la Biblia en su contexto histórico-geográfico y literario, una obra plenamene actual, elaborada a partir de la mejor exégesis histórica del momento, con la aportación de los nuevos métodos arqueológicos. Ella nos permite situar y valorar las narraciones y leyendas, los hechos y escenarios de la Biblia, desde un fondo histórico-geográfico, de una forma que resultaba impensable en nuestros tiempos de estudiante.
Más que un mero Atlas es una enciclopledia, por su estudio de los temas arqueológicos y culturales, religiosos y literarios, un tratado inter-disciplinar de religión y cultura, de historia y geografía no sólo de Palestina y su entorno (la “tierra santa”), sino también de Egipto y Mesopotamia, del mundo arameo y árabe, de Asia Menor y Persia, de Grecia y Roma, una visión de conjunto de la historia, cultura y religión de los diversos países del cercano Oriente (de eso que el Atlas llama, con nombre en castellano menos exacto de “Levante”).
Es una enciclopedia y un estudio crítico del origen del pueblo de Israel, teniendo en cuenta los datos arqueológicos con la aportación de los documentos contemporáneos, pero también la comprensión canónica de la misma Biblia, aunque apelando siempre que resulta necesario a los textos y documentos para-bíblicos (y/o apócrifos).
Resulta novedosa en este Atlas la visión del surgimiento múltiple del origen de Israel en Palestina, el paso del Dios “El” (incluido en el mismo nombre de Isra-El) a “Yahvé”, en un tiempo relativamente tardío, con la aportación básica de David, quien aparece como impulsor fundamental del Yahvismo. También es importante el estudio de la aportación teológico-religiosa del Reino del Norte (Israel), con la pervivencia de las tradiciones samaritanas, en un contexto continuo de mezcla y mestizaje de culturas, que permite entender mejor la singularidad israelita (en el tiempo de la formación de la Biblia canónica) y también la identidad cristiana, en un momento de recreación de las tradiciones israelitas.
En ese fondo conviene resaltar la aportación de las diversas perspectivas, que hacen de este Atlas una Enciclopedia y Diccionario, siendo al mismo tiempo una Arqueología, una Geografía y una Historia de la Biblia, con elementos de Crítica Literaria y Religiosa. De esa forma, las diversas perspectivas, bien ensambladas nos permiten entrar en el despliegue de la misma Biblia, en su tiempo y lugar, como si fuéramos (y somos de algún modo) sus protagonistas, pues su historia sigue siendo la nuestra.
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