Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado
Antes de la venida de Jesús, los imprecaciones de los profetas recordaban que los sacrificios no le agradaban o Dios y que era imposible darle culto sin un corazón humilde que no practicara la justicia con el prójimo Un par de frases sólidas de los labios de Cristo nos bastan para que sepamos qué meditar y qué hacer hasta el final del mundo: “Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así también amaos los unos o tos otros”. ¡Y es todo!
¿Por qué este mandamiento es nuevo? Antes de pronunciar estas palabras, a la pregunta: “Cual es el mandamiento mas importante de la Ley”, Jesús no hace otra cosa que recordar la Ley: “Amarás at Señor tu Dios, con todo tu corazón, con todo tu alma y con todo tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como o ti mismo. En estos dos mandamientos se basó toda la ‘Ley y los profetas'”. Después de recordar que en el Antiguo Testamento esté escrito:‘Amarás a tu prójimo, odiarás a tu enemigo”, “Ojo por ojo, diente por diente”, Jesús añade: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; a quien os abofetee en la mejilla derecha presentadle también la otr”. Entiéndase: esto no es una aplicación, sino una consecuencia,
Lo nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros es, desde ahora, amar a nuestros hermanos como Jesús nos ama [..,]. Y aun hoy otro aspecto de este mandamiento del Señor, no siempre bien comprendido, sobre el que debemos reflexionar brevemente. En efecto, en el mandamiento de la Ley tenemos que amar al prójimo “como a ti mismo”. Se ha visto en esta término uno especie de “minimización” del amor o los otros y casi la justificación de una solapada prudencia egoísta. Y ciertamente, no estamos obligados a amar o nuestros hermanos más que a nosotros mismos. No tenemos que pretender excesivas cosas con los otros, ya que es necesario empezar por nosotros mismos. Y se acaba con una filosofía de la vida muy mediocre y con una concepción muy humana y egoísta del amor al prójimo. El Señor repite este mandamiento y lo asume como propio .
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René Voillaume,
Con Jesús en el desierto, Brescio i969, 103ss
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En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
– “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”
Él le dijo:
– “”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.“
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Mateo 22,34-40
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