Del blog Homoprotestantes:
Andrés Gioeni se ordenó como sacerdote en el año 2000, un año después dejó los hábitos. Desde entonces ha trabajado como modelo y actor, ha escrito varios libros, se ha casado con Luís, y ha abierto el canal de YouTube “Liberando Conciencias” … Reconoce que su camino no ha sido fácil, pero transmite felicidad, seguridad y sobre todo muchas ganas de hacer de la fe cristiana una herramienta de liberación. En esta entrevista nos habla de todo esto, con naturalidad y seguridad, aun reconociendo que sigue buscando, y que su camino continúa.
Naciste en el seno de una familia católica conservadora, así que asumirte como gay imagino que fue difícil… En algunos países se quieren implementar leyes que permitan trabajar la identidad afectivo sexual en las escuelas, algo a lo que los lobbies homófobos se oponen. Echando la vista atrás, ¿crees que te hubiese ayudado en tu niñez y adolescencia recibir este tipo de educación?
Nací en una familia católica, poco participativa en ritos, pero católica de rótulo. Fuimos de pequeños a un colegio confesional y ahí me nutrí de las cosas de la Fe. Creo que hubiese sido bueno tener esas miradas de la identidad afectivo sexual en la escuela. Pero no sé qué hubiera sido de mi vida. No la imagino. Porque hoy soy quien soy por esa historia concreta. Como esos temas no se hablaban no sabía que esas cosas podían pasar. Así que viví toda mi infancia ignorando que era gay.
Creo que es sumamente importante que desde la escuela se inculque y se enseñe que hay diversas formas de sexualidad y de identidad, eso ahorraría dolor y acortaría caminos de reconocimiento, que a lo largo de la vida significa libertad, felicidad, aceptación, sanación, apertura, diálogo, encuentro.
Has comentado en alguna ocasión que dudaste hasta el último momento entre dedicarte a la medicina o al sacerdocio, intuyo que para ti el cristianismo y la ayuda a los demás van íntimamente unidos. ¿O el sacerdocio fue para ti simplemente una huida para no aceptar tu orientación sexual?
Siempre dudo si inconscientemente la elección del sacerdocio fue una huida. Porque en aquella época no tenía clara mi orientación. Y estaba muy entusiasmado con poder entregarme de lleno al servicio de los demás. Pero supongo que en el fondo algo del tema sexual no resuelto estaba empujando. En aquella época estaba de novio, nos llevábamos muy bien con ella, compartíamos ideales y hasta habíamos proyectado algunas cosas juntos. Creo que si sexualmente hubiera habido algún tipo de deseo no se justifica por qué dejar todo y entrar al Seminario.
Pero lo que tengo claro es que la vocación de servicio estaba presente, en el estado de vida que fuera. Hoy no soy ni médico, ni ejerzo el ministerio, pero vivo ambas cosas desde el arte: sanando, ayudando a abrir los ojos, abriéndome a la Vida, entrando en empatía con las personas, etc.
Como sacerdote has reconocido que ayudaste a mucha gente, que compartió contigo sus dudas o miedos, a encontrar respuestas. Suena doloroso cuando uno piensa que la persona que buscaba respuestas y necesitaba abrirse eras tú… ¿cómo recuerdas esa experiencia?
Por mi forma de ser no soy de abrirme demasiado, soy de rumiar todo por dentro mucho tiempo. Y compartirlo con poca gente. Reconozco que las búsquedas de otras personas me ayudaron a canalizar y encontrar respuestas a las mías.
Tuve un proceso de reconocimiento sumamente doloroso y no se lo deseo a nadie. Aún hoy cuando lo recuerdo y miro hacia atrás, me apeno de aquel Andrés pasando por ese proceso, atravesándolo, sufriendo ese vía crucis. Pero esa travesía me fue forjando y estoy orgullosos de ser quien soy, con mi pasado que asumo, redimo y me hace ser quién soy.
Es como si no entendiera que son momentos claves para forjarnos. No se los deseo a nadie, pero los veo muy necesarios.
Mucho se habla del celibato obligatorio de los sacerdotes católicos. Tú sin embargo has reconocido que visitabas páginas de contactos gay. ¿Conociste muchos sacerdotes gais? ¿Vivian reprimidos o sencillamente llevaban una doble vida?
Sí, por curiosidad entraba a un chat gay, al principio sólo por fantasía. Era como una especie de deseo reprimido, necesitaba experimentar algún encuentro de tipo sexual. En algún momento como humanidad entenderemos que la sexualidad es fundamental en la persona humana.
Con respecto a la mayoría de los sacerdotes que intuía que eran gay después me enteré que llevaban doble vida. No lo sabía en aquella época y además era bastante intransigente. Será por eso que tampoco me permitía reconocerme y aceptarme a mí mismo.
Ahora estás felizmente casado. Mirando hacia atrás, ¿qué crees que hubiera aportado a tu labor como sacerdote el haberte podido casar con tu actual marido?
Mucho, muchísimo. Luis tiene una mirada de la vida complementaria a la mía. Es muy ácido y muy crítico, pero a la vez muy sensible y sabio, una fe despojada de prejuicios.
Creo que el poder estar con otra persona, convivir, conversar, disentir, pelear, pactar, resolver, proyectar, compartir, amar, es un don inconmensurable que aporta una sabiduría al ministerio pastoral.
Otra hubiera sido la mirada de las cosas. Y creo que hubiera iluminado varios aspectos de mi sacerdocio.
En 2001 dejaste el sacerdocio, y al poco tiempo fuiste portada de la revista gay Imperio. ¿Cómo llevó eso tu familia?
“Al poco tiempo” es relativo. Pasó mucha agua bajo el puente, fueron seis meses convulsionados. Fueron como diez años condensados en seis meses. Había retomado más a fondo mis estudios de actuación y también estaba trabajando en desfiles para una marca de trajes de baños. En ese contexto me ofrecieron posar para una revista y pensé que eso ayudaría a mi nueva carrera artística. Y fue así que hice las fotos. Pero con la ingenuidad de creer que eso quedaría entre los lectores de la revista. Como los de “Imperio” tampoco conocían aún mi pasado, no hicieron revuelo, era un modelo más en sus publicaciones. No tenía idea que la revista se repartía gratuitamente en todos los boliches gay del interior de Argentina. Y fue así que la revista llegó a mi tierra natal. Cuando la vieron en Mendoza, se desparramó la noticia. No lo sé… pasaron tantas cosas, aprendí tanto con esas fotos. Somos una sociedad hipócrita. La desnudez es un tema tabú, porque la sexualidad y la corporeidad lo es. Para mí fue una bisagra, ya todos sabían mi condición y eso me ayudó a liberarme y a salir del closet. Quizás de forma brusca.
En 2013 enviaste una carta al Papa Francisco que todavía no ha sido contestada en la que le pedías que “incentivase una mayor profundización en la teología moral sexual acerca del lugar y la experiencia de la persona homosexual”. Pero cuando uno lee el Catecismo de la Iglesia Católica encuentra por ejemplo que incluso la masturbación es un acto intrínsecamente y gravemente desordenado, puesto que no está al servicio del sentido de la sexualidad que no es otro que la procreación. ¿No crees que la teología moral católica está completamente alejada de la realidad humana, y que más que profundizar en ella habría que llamar a reformarla de arriba a abajo?
Claro que sí, la teología moral católica está alejadísima de la realidad humana. Y mientras más profundizo en algunos temas, más me doy cuenta de esa distancia atroz. Lo peor de todo es que todavía se sigue fomentando esa lejanía. No sólo no se incentiva un diálogo con las ciencias y con las diversas disciplinas humanas en búsqueda de la verdad, sino que se hace con soberbia y altanería. Se han olvidado de la humildad y de reconocer que falta mucho todavía por desentrañar de la humanidad. Si la Iglesia y la Teología dejan de dialogar con la realidad va a quedar confinada a un discurso hermético y errático.
Volviendo al tema de tu matrimonio, estoy convencido de que el día de vuestra boda fue un momento inolvidable para vosotros y la gente que os quiere, sin embargo, la Iglesia Católica no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Cómo te hace sentir eso?
No me hace mella alguna. Le perdí totalmente el respeto a lo que la Iglesia pueda decir en el campo de la moral y sobre todo en el campo de la sexualidad. Está tan egocéntricamente cerrada en su puritanismo, que pierde de vista cualquier intento de comprender que el hombre fue creado sexualmente. Es cada vez más parecida al monasterio de Port Royal: “castas como ángeles, soberbias como demonios”. El daño que le han hecho a las parejas, a los novios, al matrimonio, a nuevas formas de amor. La cantidad de gente que han frustrado.
Ya me bajé los discursos de la infelicidad y el victimazgo de la Iglesia. Hoy camino muy firme en mi matrimonio y mirando hacia el futuro. Con Luis llevamos ya casi 14 años juntos y la Iglesia no es quién para ponerle un rótulo diferente a mi relación con él.
Justo ahora has comenzado un canal en YouTube llamado “Liberando Conciencias” y ya en su presentación lanzas un reto interesante a tus oyentes: “¿Tenéis ganas de vivir una fe madura e inteligente?”. Puedes hablarnos de este proyecto, por qué surgió y qué pretende.
Es un proyecto al que le estoy dedicando mucha energía. Surgió de la cantidad de consultas de gente que cree, pero tiene disensos inteligentes con lo que la Iglesia Católica “manda creer” como “fórmulas cerradas”. Con un grupo de amigos comenzamos a pensar de qué manera mostrar otras miradas, no excluyentes ni absolutistas. Sino una nueva forma de mirar las cosas que nos inculcaron desde la cuna, en nuestras escuelas, familias, iglesias.
Está dirigido sobre todo a la gente de fe. Pero no queremos cerrarnos a nadie. Nos gusta cuando un tema se debate, se discute, se abre a nuevas aristas. Esa es nuestra intención: seguir buscando la Verdad. A la que todavía no conocemos profundamente. Y la idea es poder hablar de diversos temas, que la gente nos proponga temas que le interesa encarar desde otro lado. También nos obliga a investigar, escuchar, estudiar, conocer lo que otros han dicho de manera inteligente.
Matías, Leonel, Luis, Lauti, Julián, Agustina, Félix. Todos colaboramos desde diversos lugares para hacer realidad este proyecto.
Pero nos gustaría tener más llegada, que tenga más repercusión, que se propague. Creemos que pensar y hablar estas cosas nos hace crecer como humanidad, nos hace liberarnos y nos hace tomar decisiones más conscientes. Y es lo mejor que le puede pasar a cualquiera: tomar decisiones maduras, informadas, libres.
Pues espero que lleguéis a mucha gente con el canal, muchas gracias por la entrevista, pero no me gustaría terminar sin preguntarte: ¿qué es lo que crees que te ha ayudado a no perder la fe cuando es evidente que ha sido puesta a prueba por personas con las que compartes el seguimiento de Jesús?
He intentado diez mil veces darle la espalda a la Fe, darle la espalda a Dios. Hasta desde un lugar de pensamiento y aun metodológicamente como buscador, de querer desprenderme de ese dato y pensar la realidad despojado. Pero es en vano, descubro a Dios acompañándome en cada tramo de mi vida y en cada rasgo de la Historia, propia y de la Humanidad.
Cómo nos da la libertad para optar, decidir, realizar nuestra propia vida. Y a la vez permanentemente ofreciéndonos la posibilidad de aprender y crecer aún de cosas malas, de realidades dañinas, o decisiones erróneas, pero que después las podemos transformar y sacarle provecho. La naturaleza misma que nos rodea está llena de ejemplos y símbolos de los que podemos aprender.
Estoy convencido que Dios está, que nos acompaña, que es un Dios de Amor y de Paz. Y me apena que muchas veces sea tergiversado desde el discurso que se da desde los púlpitos, de las catequesis, desde los pizarrones.
La gente tiene que animarse a escucharse más, a buscar a Dios en su interior y dejar de escuchar los discursos de “los predicadores de la infelicidad.”
Andrés Gioeni
Entrevista realizada por Carlos Osma
Biblia, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Iglesia Católica
2017, Andrés Gioeni, Entrevista, Iglesia Católica, Matrimonio igualitario
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