El vicepresidente de Malasia prohíbe un festival gay por “Antinatural”
Ahmad Zahid Hamidi ha prohibido el evento que se iba a celebrar en Kuala Lumpur.
El próximo 30 de septiembre se había anunciado la celebración de una fiesta gay como prolongación del festival White Party que se celebra todos los años en la ciudad de Bangkok. Pero al vicepresidente malasio, Ahmad Zahid Hamidi no le parece buena idea y ha dado órdenes a la policía para que impida la fiesta y además, aprovechando que también es ministro del Interior, ha denegado cualquier permiso de entrada a las personas que vayan a acudir al festival… como si fueran a contarlo en la aduana, claro.
Por si esto fuera poco, asegura que están investigando a los organizadores que serán expulsados del país. Y es que para este señor, “el comportamiento homosexual no es normal”.
En Malasia la homosexualidad no es legal y está castigada con hasta 20 años de cárcel, multas y hasta flagelaciones. En mayo te contábamos como el Orgullo de Kuala Lumpur se había cancelado por las presiones religiosas y hace solo unos días hablábamos del concurso de vídeos para prevenir la homosexualidad que había convocado el gobierno.
En el 2012 las autoridades del país publicaron una serie de directrices para “detectar homosexuales” que incluían preferencia por la ropa ajustada o saludarse de la misma forma que las mujeres.
Malasia: economía emergente… y LGTBfobia política y social
Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, allá por 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.
La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.
En junio de este año, conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de T. Nhaveen.
Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT… Y hoy, nos enteramos de esto…
Fuente | PinkNews, vía EstoyBailando/Cristianos Gays
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