“Las religiones monoteístas ¿azote de la humanidad? “, por Jesús Gil García.
(Algunas anotaciones con ocasión de los atentados yihadistas en Cataluña y su vinculación religiosa)
Actualmente es común el sentir de los estudiosos de las religiones a la hora de señalar su origen. Las religiones no son de procedencia divina, por más que se reivindique su carácter divino. Ninguna religión ha sido creada por Dios. Tampoco el cristianismo. Jesús de Nazaret no es el fundador de la religión cristiana. Él inicia un movimiento de seguidores, que posteriormente lo convierten en religión algunos de ellos.
Las religiones monoteístas se fundamentan en un libro que se considera sagrado, por proceder de la inspiración divina (Tora, Biblia y Corán). Los tres son considerados en las respectivas religiones como palabra de Dios. Hay una característica común a las religiones del libro. Todas ellas hablan de culpa y pecado. Desobedecer las órdenes de la religión constituye un pecado contra Dios, merecedor de castigo, que impide la consecución de la gloria divina. La insistencia en el pecado provoca el miedo ante la posibilidad de la condenación eterna. El miedo sustenta la obediencia a las normas y mandamientos de la religión. Y crea los llamados “escrúpulos” que han maniatado a tantas personas religiosas en su proceso durante el periodo del nacional-catolicismo en que la religión ha estado presente en todos los estamentos sociales y en las conciencias de las personas creyentes.
Acudiendo a la memoria histórica constatamos que en todas las religiones de libro se han dado actitudes fundamentalistas, que radicalizan a sus seguidores hasta extremos realmente preocupantes. Su inmediata consecuencia es la lectura literal del libro que sustenta a estas religiones monoteístas. Lo que dice el libro sagrado ha de entenderse al pie de la letra, porque su procedencia divina avala la verdad absoluta del texto. Al mismo tiempo la postura fundamentalista conduce a la exclusividad de la religión- Los seguidores de cada religión no sólo consideran la verdad de su religión, sino también que es la única verdadera. Las demás son falsas religiones. Esta actitud ha llevado a la intolerancia en unos casos, e incluso a la persecución en otros momentos. Recordemos la Inquisición en la religión cristiana y el Santo Oficio, defensor de la ortodoxia doctrinal. Pensemos en la persecución entre judíos y palestinos en el momento actual en el Oriente Medio proclamando la exclusiva pertenencia de Palestina y la ciudad de Jerusalén. Y finalmente desde hace unos años estamos asistiendo al terrorismo islámico sobre todo en los países de Occidente y de la Unión Europea, por considerar infieles a los que no practican la religión del Islam. Todos estos atentados tienen un componente religioso y son llevados a cabo bajo el grito de “Alá es grande”.
Pensamos además que las religiones han sido utilizadas a través de la historia de la humanidad para fines no precisamente humanitarios por los poderes imperantes en ese momento. En vez de servir a una mayor humanización de la sociedad, han introducido el odio, la destrucción y la muerte. Este es el caso de los recientes atentados de Cataluña. En nombre de Alá se matan a personas inocentes, sembrando la destrucción y la barbarie. Opinamos que éste no puede ser el fin de ninguna religión, sino la promoción de la paz, el diálogo y el bienestar de los pueblos. Las religiones nunca han de ser el azote de la humanidad, como lo ha sido el yihadismo islámico en la ocasión que nos ocupa.
La aceptación el pluralismo religioso es una opinión que creemos imprescindible en nuestras sociedades para superar el fundamentalismo de las religiones judaica, islámica y cristiana. Nos parece que todas estas religiones son verdaderas, porque conducen a la persona humana a relacionarse con el Dios único. Proceden de culturas diferentes y circunstancias distintas. Por ello la tolerancia entre ellas es esencial. Ninguna es la única religión verdadera. Todas ellas son creaciones e intentos humanos de acercar a la persona a lo trascendente. Tampoco el cristianismo es la única religión verdadera, por más de que así lo reivindiquen algunos sectores de la Iglesia católica. También queremos afirmar que las religiones han sido y son positivas en la construcción de sociedades realmente humanas, promoviendo valores de paz y concordia entre los pueblos.
En estos últimos años se habla de un nuevo paradigma cristiano, que es pluralista, porque afirma que todas las religiones son verdaderas. promoviendo la tolerancia y el diálogo entre ellas. Es también posreligional, porque va más allá de la religión, alimentando una espiritualidad laica y humanista, basada en los derechos humanos y los derechos de la Naturaleza. Esta ética se presenta como válida para todos los pueblos, culturas y religiones, y fundamentada en el amor como único mandamiento, promoviendo el bien común entre los pueblos.
La experiencia histórica de las religiones opinamos que ha sido en muchas ocasiones muy negativa e inspiradora de enfrentamientos entre los pueblos y las culturas. No podemos continuar por este camino de intransigencia religiosa. Ni el cristianismo se puede considerar la única religión varadera, ni Israel es el pueblo elegido por Dios para conseguir la Tierra Prometida, ni el Islam tiene que considerar infieles a los que no practican su religión.
Con la tolerancia entre las religiones se superará el odio entre los pueblos y las culturas. La intransigencia conduce a la persecución, e incluso hasta la muerte de los que no piensan como ellos, ni practican la misma religión, ni nombran a Dios de la misma manera. Nos parece que las religiones no pueden seguir siendo una de las causas importantes del enfrentamiento en nuestra sociedad. Que la experiencia de lo ocurrido en Cataluña nos haga reflexionar a todas las personas y nos conduzca hacia la tolerancia y la fraternidad/sororidad en la convivencia.
Jesús Gil García
Comunidad Cristiana Popular de Balsas
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