El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH y sida ha presentado los últimos datos mundiales de prevalencia de 2016 que, por primera vez, muestra como se inclina la balanza en el acceso al tratamiento.
En el último año, aún se registraron 1,8 millones de nuevos casos y un millón de muertes relacionadas con el sida.
El número de muertes relacionadas con el sida se han reducido a la mitad desde 2005.
El informe presentado el pasado jueves en París (Francia) hace más factibles los objetivos de 90-90-90 que este organismo se ha marcado para el año 2020: Que en 2020 el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico respecto al VIH. Que en 2020 el 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretrovírica continuada. Que en 2020 el 90% de las personas que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral.
En 2016, según datos de ONUSIDA, había 36,7 millones de personas con VIH en el mundo de los que 19,5 millones, un 53 por ciento, han tenido acceso a un tratamiento. Además, el número de muertes por sida ha caído a la mitad desde 2005, pasando de 1,9 millones a 1 millón de fallecimientos en 2016.
Las nuevas infecciones también han caído pero, según este organismo de Naciones Unidas, no al ritmo necesario para conseguir sus objetivos a nivel mundial, ya que desde 2010 se han reducido un 16 por ciento. Y aunque hasta 69 países han experimentado una reducción de nuevos casos, se observan “aumentos alarmantes” en Europa oriental y Asia central.
“Cumplimos con la meta de 2015 de contar con 15 millones de personas en tratamiento y estamos en camino de duplicar ese número a 30 millones para alcanzar nuestro objetivo de 2020”, ha reconocido el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé.
La región donde se han producido más avances es África oriental y meridional, que ha sido la más afectada por el VIH y de hecho es donde viven más de la mitad de los pacientes de todo el mundo. Desde 2010 las muertes por sida han caído un 42 por ciento, y las nuevas infecciones por VIH se han reducido un 29 por ciento, especialmente en niños, donde han caído hasta un 56 por ciento.
El trabajo también muestra como en 2016 más de dos tercios (70%) de las personas que viven con el VIH ya saben que tienen el virus. De éstas, hasta un 77 por ciento tiene acceso a una terapia antirretroviral y, una vez tratadas, el 82 por ciento logran reducir la carga viral a niveles indetectables, lo que es clave para su salud y para prevenir nuevas infecciones.
África oriental y meridional, Europa occidental y central y América del norte y del sur son las regiones que están más cerca de conseguir el objetivo de 90-90-90 en 2020.
En el caso de la región africana, que es la que partía de una situación más desfavorable, el 76 por ciento de personas con VIH saben que tienen el virus. Y de estos, el 79 por ciento están en tratamiento y hasta el 83 por ciento ha logrado reducir la carga del virus, lo que equivale al 50 por ciento de todos los pacientes con VIH de esta región.
En este último año Botswana, Camboya, Dinamarca, Islandia, Singapur, Suecia y Reino Unido ya han alcanzado los objetivos de 90-90-90 y muchos más están a punto de lograrlo.
“Acabar con el sida es posible, es un compromiso compartido y una aspiración“, ha añadido la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, durante la presentación de estos datos.
Además, la reducción de las muertes por sida ha permitido también que la esperanza de vida haya aumentado significativamente en los países más afectados. De hecho, en África oriental y meridional ha crecido casi 10 años desde 2006.
“Las comunidades y las familias están prosperando a medida que el sida decae. A medida que controlamos la epidemia, los resultados de salud están mejorando y las naciones se están volviendo más fuertes”, ha insistido Sidibé.
De igual modo, alrededor del 76 por ciento de las mujeres embarazadas que viven con VIH tenían acceso a los medicamentos antirretrovirales en 2016, frente al 47 por ciento en 2010, mientras que las nuevas infecciones por VIH en niños se han reducido a la mitad, pasando de 300.000 en 2010 a 160.000 el año pasado.
Pese a estos avances, ONUSIDA lamenta que en algunas regiones sigue quedando mucho trabajo por hacer, en especial en Oriente Medio, el norte de África, Europa oriental y Asia central, donde las muertes relacionadas con el sida han aumentado entre un 38 y un 48 por ciento.
No obstante, en estas regiones también hay excepciones que demuestran que cuando se hacen esfuerzos los resultados acaban llegando. En Argelia, por ejemplo, ha aumentado el acceso al tratamiento del VIH del 24 por ciento en 2010 al 76 por ciento en 2016, en Marruecos del 16 al 48 por ciento en el mismo periodo y en Bielorrusia del 29 al 45 por ciento.
Además, ONUSIDA lamenta que, pese al avance en el conocimiento del estado serológico, alrededor de un 30 por ciento de los afectados sigue sin saber que tiene VIH. Asimismo, sigue habiendo 17,1 millones de afectados que no tienen acceso al tratamiento y, pese a ello, más de la mitad siguen sin tener controlado el virus.
Sólo el 43 por ciento de los niños que viven con el VIH tienen acceso a la terapia antirretroviral, en comparación con el 54 por ciento de los adultos, y hasta dos tercios de los menores de dos años son diagnosticados tarde y comienzan el tratamiento cuando presentan ya una inmunodeficiencia avanzada, lo que explica que todavía exista una alta tasa de mortalidad en este grupo de edad.
De igual modo, los jóvenes de 15 a 24 años están rezagados en múltiples frentes, desde el conocimiento del VIH al acceso al diagnóstico, tratamiento y prevención. Las nuevas infecciones por VIH en mujeres jóvenes del África subsahariana son un 44 por ciento más altas que entre los hombres de la misma edad de su región.
Fuente Agencias, vía Cáscara Amarga
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Anne Hidalgo, Michel Sidibé, ONUSIDA, VIH/SIDA
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