Holanda da asilo a un iraquí gay al que antes rechazó por no “demostrar suficientemente” su homosexualidad
“Volver a Irak es una sentencia de muerte”
El caso provocó entonces gran polémica en el país, pero no es el único, ya que otro joven de 29 años, Sahir Ahmad, también iraquí, está en la misma situación.
La Justicia holandesa accedió este martes a otorgar la tarjeta de residencia a un joven refugiado iraquí gay, después de habérsela denegado el pasado mayo porque “no demostró suficientemente” su homosexualidad, lo que provocó entonces una polémica en Holanda.
Su abogado, Oscar Hammerstein, explicó este martes a la prensa holandesa que el tribunal de la Haya, apoyado por el Ministerio de Seguridad y Justicia, concedió “en segunda instancia” la solicitud de asilo. También consideró que “la primera solicitud no había sido cuidadosamente evaluada”.
El Ministerio añadió que había “dudado de la orientación” sexual del joven de 26 años porque “no estaba suficientemente clara”. Según Hammerstein, el veredicto es “importante porque otros solicitantes de asilo homosexuales pueden apelar” las denegaciones de sus solicitudes. Durante el segundo proceso, el juez tuvo en cuenta fotografías y declaraciones de su pareja, tomadas en Amsterdam y otros lugares.
Este miércoles recibió un permiso de residencia de cinco años en los Países Bajos y, siguiendo el proceso habitual, tendrá que aprender ahora el idioma y la cultura nacional y pasar una prueba de integración para que su tarjeta sea renovada en el futuro.
Otro joven, Sahir Ahmad, también iraquí y de 29 años, se encuentra en la misma situación a la espera de respuesta a un recurso presentado ante la justicia tras recibir una denegación con el mismo argumento. “¿Cómo se demuestra que alguien es gay? He presentado pruebas de todo tipo y, aún así, el juez rechaza mi solicitud. Volver a Irak es una sentencia de muerte”, denunció Ahmad.
El tribunal de Amsterdam dictaminó que Ahmad debe ser deportado a Irak porque “no ha demostrado suficientemente” su orientación sexual, según una sentencia que fue emitida tras meses de proceso judicial en el que tanto este joven como su pareja, Mushtak Nahemy, tuvieron que declarar.
Ahmad recibió, además, una carta en la que se le advertía de que iba a ser trasladado a un centro de expulsión en los próximos días para prepararse para su partida a Irak, ya que el intento de regularizar su situación en Holanda había fracasado.
El servicio de inmigración no consideró “demostrada la homosexualidad” de Ahmad, a pesar de que Nahemy, su novio desde hace dos años y medio, llegó incluso a declarar en el juicio que la pareja mantenía “relaciones sexuales varias veces al día”, según su abogado, Erik Hagenaars.
El letrado añadió que el procedimiento de solicitud de asilo se hizo sobre “la base de la homosexualidad” y se subrayaron las dificultades del “proceso de autoaceptación” de ser gay. “Algunas personas no pueden hablar acerca de sus emociones y sentimientos, y Sahir es una persona así. La homosexualidad puede ser un problema para algunas personas, tanto que lo ocultan durante toda su vida”, justificó Hagenaars.
Como pruebas, el joven presentó varias fotos tomadas junto a la bandera arcoíris, el vídeo de la pareja a bordo de un barco durante el desfile del orgullo gay en un canal de Ámsterdam o el testimonio de amigos de Ahmad. Sin embargo, el fallo establece que “no se trata del desarrollo de los sentimientos homosexuales o del proceso de reflexión”, sino que Ahmad debía haber sido capaz de dar “detalles concretos de su creciente conciencia” de que era gay.
La pareja llegó a los Países Bajos en noviembre de 2015, huyendo de las amenazas de muerte de la familia de Ahmad, que descubrió su homosexualidad después de leer varios mensajes de teléfono que él había intercambiado con Nahemy, según relató el joven a la Justicia. Ambos entraron en Holanda tras cruzar Turquía, Grecia, Austria y Alemania con documentación falsa.
Mientras que la orientación sexual de Nahemy no fue cuestionada y obtuvo su permiso de residencia en Holanda sin mayores complicaciones, Ahmad se pregunta cómo puede “probar” su homosexualidad.
Este joven dijo al tribunal que había huido de Irak en 2015 por temor a ser asesinado por su propia familia debido a su condición homosexual, ya que había recibido amenazas de muerte de sus amigos y hermanos. “Volver a Irak sería mi fin. Me matarán en el propio aeropuerto. Y si no, ya lo hará mi familia más tarde”, afirmó el joven, antes de recordar su “felicidad” al entrar en un bar que tenía colgada una bandera arcoíris en Amsterdam.
Fuente Agencias Cáscara Amarga
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