Silencio hablado…
SILENCIO HABLADO
Si amar es mi costumbre,
la tengo mal sabida:
llena de muchedumbre,
sola de mí mi vida.
La guerra fue mi lumbre;
mi madre, la partida.
Velo mi mansedumbre
como una espada herida.
Derramando palabras,
de mis silencios vengo
y a mis silencios voy.
Y en Tus silencios labras
el grito que sostengo
y el silencio que soy.
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Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera
Editorial Sal Terrae, Santander 1986
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En aquel tiempo, exclamó Jesús:
– “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.“
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Mateo 11,25-30
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