«Estaba abusando de analgésicos, no hay duda (…). Ayudó con el dolor de las lesiones, y con el dolor de ser gay. No me preocupaba ser gay cuando tomé el Vicodin. Simplemente no me preocupé. Empecé a gastar todo mi dinero para ponerme en una posición en la que sería imposible, o al menos extremadamente difícil, volver a intentar matarme», explica O’Callaghan, cuya carrera deportiva concluye antes de lo que tenía previsto debido a unas lesiones que todavía le afectan hoy en día.

«Se necesita mucha más fuerza para ser honesto contigo mismo que para mentir», declara el ex jugador de fútbol, explicando que le llevó un tiempo «construir esa fuerza» para contarle su secreto a Susan Wilson, psicóloga del equipo sanitario de los Kansas City Chiefs, donde encuentra todo el apoyo que necesitaba para salir del armario. Posteriormente coge fuerzas para confesar su orientación sexual a algunos jugadores y miembros de la directiva, descubriendo que sus reacciones eran positivas. Tras asistir a su primera celebración del Orgullo, en Los Angeles, O’Callaghan decide salir definitivamente del armario haciendo pública su condición sexual.