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Nos ha parecido al Espíritu Santo y a Nosotros. Democracia eclesial

Domingo, 4 de junio de 2017

18814373_802514953259032_2957395311252763666_nDel blog de Xabier Pikaza:

Están todos reunidos: los cuatro líderes en primera fila (Santiago y Pedro a un lado, Pablo y Bernabé al otro), todo el pueblo cristiano en torno a ellos, escuchando para decidir. Ése es el tema de las dos primeras imágenes, el Pentecostés de la democracia cristiana del Espíritu Santo:

La comunidad entera debate sobre el problema (quiénes forman la verdadera iglesia, cuáles son sus compromisos). Han subido algunos de Antioquía (Pablo y Santiago) y se reúnen en Jerusalén, con Santiago y Pedro, y con todos. Hay un problema, deben resolverlo.

Los líderes aportan sus argumentos, aduciendo a la Biblia y a la propia experiencia de Jesús , expresando las diversas tendencias y visiones de las iglesias. Sin unos líderes buenos, capaces de defender sus posturas, pero dialogando en medio del pueblo no puede haber decisión cristiana.

Oran juntos, y deciden todos, líderes y comunidad en su conjunto, pues la palabra y la vida es de todos, de manera que la decisión surge de la búsqueda conjunta, de la oración y la conversación.

Al fin, todos ellos declaran, diciendo: Nos ha parecido al Espíritu Santo y a Nosotros… Seguirá habiendo problemas: Santiago será siempre Santiago, y Pablo será Pablo… y Pedro deberá asumir su tarea y decir su palabra entre todos… para que al final decida “todo el pueblo” (nosotros…) y no sólo los tres líderes.

18765875_802513103259217_3080303065364721342_nEsta es la palabra clave de Pentecostés, según el relato del “primer concilio”, donde Pedro es Pedro por estar junto a otros, en medio de la Iglesia

Pedro es uno de los que hablan y votan, pero a su lado hay otros líderes (Santiago, Pablo…). Tienen ideas y prácticas muy distintas, pero se escuchan unos a otros, de manera que todos (ellos, todo el pueblo…) pueden entender, decidir y asumir el compromiso mutuo, en lo esencial (pues sigue habiendo entre ellos muchas diferencias).

No hay una iglesia jerárquica (no deciden nos por otros), sino una iglesia fraterna, donde dialogan y deciden todos…animados por unos líderes distintos entre sí, pero fraternos…

Sin duda, la iglesia tiene otros problemas vinculadas a su encarnación en el mundo de los pobres y a su apertura misionera a las naciones, como signo y sentido de Pentecostés. Pero sin esta democracia del Espíritu ella pierde su sentido y fundamento.
Por eso es importante volver a este Pentecostés del primer Concilio del Espíritu Santo, el año 49 d. C. Buen día a todos.

Nos ha parecido al Espíritu Santo y a Nosotros… El Espíritu es siempre Nosotros:

18881798_803893249787869_678267458961174625_nÉsta es la democracia del Espíritu Santo, que se expresa allí donde la comunidad reunida

Quiero precisar la función del Espíritu Santo en el conjunto de la Iglesia, a partir de la versión lucana del “concilio” de Jerusalén (Hech 15; cf. Gal 2, 1-10), donde la iglesia acepta como seguidores mesiánicos de Jesús (herederos de las promesas de Israel) a los cristianos de la gentilidad, aunque no sean judíos, ni se circunciden, ni cumplan gran parte de la ley nacional. Por su parte, las iglesias de la gentilidad aceptan la raíz judía de su fe, manteniendo la comunión con Jerusalén.

Este es el centro de Hech y del cristianismo: aquí se anudan y separan los hilos de la vida y ministerio de la iglesia, donde el Espíritu Santo de Pentecostés se revela a través del diálogo y decisión de toda la iglesia que dice: Nos ha parecido al Espíritu Santo y a Nosotros. El Espíritu Santo habla así a través de toda la iglesia, con los apóstoles que dialogan/discuten, llegando a un acuerdo con toda la comunidad que asume y confirma su compromiso, a favor de la extensión universal de la Iglesia.

18767603_802510446592816_4589964107468717215_nTema: La Iglesia de Jerusalén, representada por Apóstoles y Presbíteros (15, 2.4.6.22.23), con todos los creyentes reunidos, decide que los cristianos gentiles no han de ser circuncidados, ratificando la conducta de Pablo y Bernabé, aunque les imponen ciertas condiciones (15, 22-35).

Protagonistas son los delegados de la misión gentil (Pablo y Bernabé), los cristianos fariseos (exigen circuncisión: 15, 5) y algunos mediadores como Pedro y Santiago (cf. 15, 7-21).

La presencia de Pedro, que ha salido de Jerusalén hacia el 43 (cf. Hech 12, 17), está atestiguada por Gal 2, 1-10 y por todo el texto de Hch 15. Pero Pablo y Hech 15 suponen que Pedro no pertenece ya a esa comunidad (presidida por Santiago), sino que actúa como misionero.

En el centro de la iglesia de Jerusalén (representante de todas las iglesias) está Santiago. Pedro y Pablo acuden al “concilio” como misioneros de tendencias distintas, para recibir la aprobación de Jerusalén.

La decisión de admitir a los gentiles en la comunión mesiánica, sin exigir que se circunciden parte de Pablo y en algún sentido de Pedro, pero la ha tomado la iglesia judía, que se sitúa así en una postura delicada ante el resto del pueblo…

Esta será una decisión arriesgada. A los pocos años, un Sumo Sacerdote judío mandará matar a Santiago (62 d. C; cf. Josefo, Ant 20, 200), y los cristianos serán expulsados de la comunidad judía “ortodoxa” de Jerúsalén. Pero él (Santiago), con Pedro y Pablo y con el conjunto de la Iglesia de Jerusalén aceptará la misión universal del cristianismo. También Santiago dice, con Pedro y Pablo y con el conjunto de la Iglesia, nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros. Éste es uno de los principios fundamentales de la vida de la Iglesia, un día pleno de Pentecostés cristiano.

TEXTO Y COMENTARIO EN VARIAS PARTES

Texto 1. (Problema). Y algunos descendieron de Judea y enseñaban: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis salvaros. Como Pablo y Bernabé tuvieran gran disensión y debate con ellos (en Antioquia) determinaron que Pablo y Bernabé, y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los apóstoles y presbíteros, para tratar esta cuestión (15, 1-2).

Comentario. Esta en juego la identidad de la iglesia: si los creyentes de la gentilidad deben circuncidarse se vuelven judíos y ella, la iglesia, una secta o agrupación intra-israelita. El problema no puede resolverse por revelación especial de Dios o a suertes; hay que reunirse y estudiarlo: la voluntad de Dios se expresa a través del diálogo entre todos los hermanos. Los de Antioquía reconocen la autoridad de la iglesia de Jerusalén: necesitan mantenerse en comunión con ella; por eso envían allí sus delegados

Texto 2. (Discusión). Cuando llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, apóstoles y presbíteros, y dijeron todo lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos creyentes de la secta de los fariseos se levantaron diciendo: “hay que circuncidarlos y que guarden la Ley de Moisés”. Entonces los apóstoles y presbíteros se reunieron para considerar el asunto (15, 4-6).

Comentario. Dentro de la iglesia tienen función de presidencia y discernimiento dos grupos: los apóstoles (que Lucas identifica con los Doce, aunque falte al menos Santiago el Zebedeo) que ejercen aquí su última función de liderazgo) y los presbíteros, representantes de la autoridad emergente de Jerusalén. Así se define el paso ministerial de una autoridad a otra. Al lado de ellos actúa un grupo de cristianos fariseos, partidarios de imponer toda la Ley (=circuncisión) a los gentiles convertidos.

Texto 3. (Pedro). Tras mucho debate, se alzó Pedro y dijo: “Hermanos, sabéis que al principio, cuando estaba con vosotros, Dios quiso que los gentiles oyeran por mi boca el evangelio y creyeran. Y Dios, conocedor del corazón, dio testimonio al darles el Espíritu Santo como a nosotros, sin distinción, purificando por la fe sus corazones…” La multitud calló y escuchaban a Bernabé y Pablo, relatando las señales y prodigios que Dios había hecho (15, 7-12).

Comentario. Habla como representante de la iglesia del principio (=de los Doce apóstoles), ofreciendo su experiencia, avalada por el Espíritu. Frente a la ley anterior, que separa, se eleva el Espíritu que une a judíos y gentiles en comunidad. El conjunto de la iglesia (no sólo apóstoles y ancianos) escucha con asentimiento a Pedro, mientras Bernabé y Pablo cuentan su experiencia. Se ha establecido el diálogo. Pedro ha ejercido la tarea fundamental dentro de la iglesia, de acuerdo con lo que hemos venido diciendo: esta capacidad de recuerdo (es fiel al principio eclesial) y de mediación comunitaria le hace modelo y principio de diálogo para los cristianos.

Texto 4. (Santiago). Cuando acabaron de hablar, respondió Santiago: “Escuchadme, hermanos. Simón ha relatado cómo Dios al principio tuvo a bien tomar un pueblo para su Nombre entre los gentiles. Y esto concuerda con los profetas: Levantaré tras esto la tienda caída de David… (Am 9, 11-12). Por tanto, juzgo que no molestemos a los gentiles convertidos, sino que les escribamos que se abstengan de lo contaminado por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado y de sangre. Porque Moisés desde generaciones antiguas tiene en cada ciudad quienes lo prediquen” (15, 13-21).

Comentario. Tras Pedro (= los Doce), habla Santiago, representante de los presbíteros. Pedro apelaba al Espíritu Santo y a su experiencia en el origen de la iglesia, Santiago a la Escritura, mostrando que la salvación mesiánica de los gentiles responde a la esperanza más antigua de Israel (con cita de Amós). La concordancia entre Espíritu (Pedro) y Escritura (Santiago) garantiza la validez de los cristianos gentiles, a los que Santiago sólo pide que (por Ley y paz comunitaria) cumplan unas normas de tipo alimenticio y familiar, que solían vincularse al “pacto” universal de Noé (Gen 9, 1-17). Así apoya, desde el mismo judaísmo-cristiano, la existencia de un cristianismo-gentil. Como vínculo de unión comunitaria (no sólo espiritual o teológica) quedan esas normas de pureza (que la iglesia posterior se ha sentido libre de no cumplir).

Texto 5. (Acuerdo y carta). Entonces pareció bien a los apóstoles y presbíteros con toda la iglesia, escoger algunos de ellos (Judas y Silas), para enviarlos con Pablo y Bernabé y mandaron esta carta: “Los apóstoles y hermanos presbíteros a los hermanos gentiles… salud. Puesto que hemos oído que algunos de entre nosotros, a quienes no autorizamos, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, nos pareció por común acuerdo, enviaros a algunos… Porque nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros…” (15, 22-28).

Comentario. El acuerdo está asumido por la iglesia y avalado de modo especial por los apóstoles (con Pedro) y ancianos (con Santiago). Se ha logrado tras larga disputa, con la mediación de los dos líderes. De esta forma ha expresado Lucas el sentido básico de la autoridad eclesial: 1.Es experiencia compartida: sólo en diálogo abierto a la misión universal (extensión del evangelio a todos los humanos) puede hablarse de autoridad en la iglesia. 2. Es experiencia sagrada, y así dicen los compromisarios: nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros, vinculando autoridad divina y humana. 3. Es autoridad comunicada, que se expresa no sólo con una carta, sino a través del testimonio personal de los enviados de Jerusalén.

Texto 6. (Cumplimiento y ruptura). Despedidos (por la iglesia), ellos (Judas y Silas, Pablo y Bernabé) bajaron a Antioquía y reuniendo a la multitud entregaron la carta. Al leer aquellas palabras se alegraron… Tras algunos días, Pablo dijo a Bernabé: “Visitemos a los hermanos de las ciudades donde anunciamos el evangelio…”. Pero tuvieron un conflicto y se separaron, por causa de Juan Marcos… (15, 30-41)

Comentario. Pablo y Bernabé se han mantenido unidos en la misión primera. Pero, conseguido el reconocimiento de su obra, se separan. Hechos supone que la razón de la ruptura es Marcos. cuya madre había recibido a Pedro en su casa-iglesia de Jerusalén (Hech 12, 12-17). Gal 2, 11-15 sabe que la división es más profunda. Pedro (con Bernabé y Marcos) y Pablo interpretan de formas distintas la libertad de los gentiles. Es difícil decidir quién tiene razón. La misma autoridad del Concilio, personificada en Pedro y Pablo, se vuelve conflictiva, dolorosa.

AMPLIACIÓN Y APLICACIÓN ECLESIAL

Este acuerdo fija el estilo de la autoridad cristiana y así lo recordamos como base para definir la estructura y acción del evangelio, pues aquí aparecen los ministerios fundantes (apóstoles y ancianos), los líderes de las comunidades (Pedro, Santiago, Pablo-Bernabé) y el conjunto de la iglesia que escucha, razona, decide. Por la declaración final (nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros), sabemos que Dios (Espíritu Santo) se expresa en el diálogo y decisión de los creyentes (nosotros). La iglesia es una asamblea teologal: los hermanos se juntan y dialogan los problemas a la luz del mensaje de Jesús, de manera que pueden afirmar y afirman que les asiste el Espíritu Santo. Es una asamblea participativa: Dios habla en el diálogo fraterno.

Este es el modelo cristiano de gobierno, en una iglesia establecida y con problemas. Ella no puede resolverlos mágicamente, ni apelar a una instancia exterior (oráculo de Dios, revelación privada o decisión particular de un dignatario). Los hermanos deben reunirse y dialogar: sólo allí donde comparten la palabra, conforme al evangelio (misión) y para bien de todos, se revela el Espíritu. Lucas ha desarrollado este acuerdo de Jerusalén como ejemplo de autoridad, expresando para siempre el sentido de la comunión eclesial. Este es el primero y quizá el más importante de todos los “concilios”, pues no define un dogma especial, sino la base y comunión dialogal de la iglesia. Tras el concilio de Nicea (325 EC), las decisiones las tomarán sólo los obispos, cosa, en cierto modo, lógica, por los cambios de estructura eclesial. Pero al principio era distinto: no se reunieron obispos, sino apóstoles y presbíteros (paradójica mezcla), con delegados de las comunidades (Antioquía) y el conjunto de la iglesia (muchedumbre de Jerusalén).

Ese ejemplo ha de influir en los concilios del futuro. En vez de obispos (junto a ellos) podrán participar delegados eclesiales y misioneros (=apóstoles) de las comunidades. La estructura actual de la iglesia no responde a su experiencia original. La razón conciliar (nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros) ha sido poco elaborada y practicada en la iglesia posterior, donde el Espíritu Santo aparece más vinculado a los dones carismáticos privados y a las funciones administrativas de la jerarquía (episcopal, presbiteral) que a la experiencia y tarea del diálogo comunitario.

Debemos recuperar el nosotros colegiado de los diferentes estamentos de la iglesia. Otros autores del Nuevo Testamento siguen en la misma línea.

1) Mt 18, 18-20 reasume le fórmula de Hech 15, 28 al afirmar que la oración y acuerdo de los creyentes constituye la autoridad máxima de la iglesia.

2) 1Cor 13 ha condensado los ministerios o carismas eclesiales en el amor mutuo.

3) Jn 21 sitúa en esa línea el testimonio del Discípulo amado. El diálogo comunitario no es una ayuda moral, sino fuente y sentido de la autoridad cristiana. Por eso, no puede haber en la iglesia jerarquía, como poder particular, pues la autoridad pertenece a la comunidad reunida en amor y buscando la respuesta (la verdad) a través del mismo diálogo.

Esta decisión, que vincula el Espíritu Santo con el Nosotros eclesial, constituye el principio y sentido de todos los ministerios y tareas de la Iglesia . Había en aquel tiempo una tendencia aristocrática, ejemplarmente expresada en los círculos sacerdotales, esenios y rabínicos: la autoridad de los sacerdotes estaba vinculada a su familia y función sacral; la de los esenios a una jerarquía minuciosa, según rangos y purezas; los escribas apelaban a la Ley y al saber.

En contra de eso, el movimiento de Jesús se expresó en la participación comunitaria, al servicio de los excluidos. Ciertamente, la iglesia de Jerusalén corrió el riesgo de estructurarse en línea jerárquica, conforme a un orden de rangos y cargos, a partir de los Doce, los hermanos de Jesús o los ancianos, como acabamos de indicar. Pero en el momento central del encuentro y decisión participan todos los hermanos. Sin duda, influye Pedro (historia primera) y Santiago (con los presbíteros nuevos), lo mismo que los delegados de Antioquia. Pero en el fondo de su diálogo va emergiendo la autoridad de la Iglesia, donde el nosotros del conjunto de la comunidad es presencia del Espíritu Santo.

La iglesia va creando estructuras que se diferencian pronto (las de Santiago en Jerusalén, las de Pedro y los apóstoles, las de Pablo-Bernabé…). Pero todas vinculan el Nosotros a la revelación del Espíritu Santo. Este es el principio pneumatológico y ministerial de la iglesia.

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