Un joven fue golpeado por el solo hecho de ser gay en Berazategui (Buenos Aires)
Un joven fue golpeado por el solo hecho de ser gay en Berazategui.
“Podrán pegarme todo lo que quieran, pero no voy a dejar de ser gay”
Vivir nuestra identidad y deseo sin sufrir consecuencias
Situación cotidiana en barrios donde ni las leyes ni el negocio “gay friendly” garantizan la igualdad ante la vida.
Enzo Silva, joven de 17 años, fue atacado por otros tres jóvenes cuando volvía del colegio en Berazategui, zona sur del Gran Buenos Aires, por el solo hecho de ser gay. Antes de atacarlo, los agresores gritaron: “Es puto, vamos a fajarlo”.
Como muchos de quienes viven esta realidad a diario, en barrios donde la falsa igualdad del negocio “gay friendly” ni siquiera existe y donde las leyes tampoco garantizan igualdad ante la vida, este joven intento seguir caminando y evitar la situación. Pero eso no fue suficiente y los tres jóvenes se abalanzaron sobre él.
En medio de la golpiza, mientras Enzo intentaba defenderse, uno de ellos le dijo: “De acá no salis, te vamos a matar”. Justo después de eso, un conductor se bajó de su auto y ahuyentó a los agresores. Esta vez, la cultura homofóbica no pudo seguir descargando golpes sobre un cuerpo que no responde a la heteronorma del sistema.
Lejos estuvieron de amedrentarlo. En declaraciones para El Diario de Varela, Enzo aseguró: “Son tristes. Y desalentadores, que te hacen tener miedo. Tanto odio es al pedo. Podrán pegarme todo lo que quieran, pero no voy a dejar de ser gay”. Enzo fue valiente y tuvo “suerte”, pero no siempre es así. En muchos casos estás agresiones tienen consecuencias fatales, y en varias de ellas la Policía es cómplice o quien directamente las lleva adelante.
La lucha contra el machismo y la homolesbotransfobia se pudo ver en las masivas movilizaciones por #NiUnaMenos, en la exigencia de justicia por Lohana Berkins y Diana Sacayan, y por la #LibertadParaHigui, que esta presa por defenderse del ataque de diez hombres que intentaron violarla.
La Iglesia, con Bergoglio a la cabeza comparando a las personas trans con bombas nucleares y afirmando que “no deben dudar en abolir leyes contrarias a los principios de la Iglesia”, es responsable de cada agresión o discriminación social, laboral o de cualquier índole. También lo son los gobiernos que mantienen y promueven esta cultura y se niegan a implementar leyes y todas las medidas necesarias para enfrentar esta situación.
Lejos de poner confianza en la falsa igualdad que pueden ofrecer los recovecos “gay friendly” del “mercado rosa”, o en la mera sanción de leyes que evidentemente no garantizan la igualdad ante la vida, luchar por un cambio social radical que libere a todos los oprimidos de este sistema debe ser la perspectiva con la que luchemos por cada demanda de las mujeres, la juventud y la disidencia sexual.
Fuente La Izquierda Diario
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