Del blog de Xabier Pikaza:
Domingo 6º de Pascua. Juan 14,15-21. El evangelio de hoy presenta la Pascua de Jesús como promesa y Esperanza del Espíritu Santo:
“Yo rogaré al Padre y os enviará otro Defensor”, es decir, el “paráclito de Dios”, Dios mismo como Amado compañero, Consolador y defensor de los hombres.
Nos acercamos a la Ascensión del Señor, nos acercamos a Pentecostés. En esa línea quiero presentar mi reflexión dominical…que en este día tendrá dos partes bien diferenciadas:
— (1) Un comentario exegético del evangelio, centrado como he dicho en la promesa del Espíritu Santo, analizando las palabras del evangelio, con la promesa del Paráclito, desde sus diversas perspectivas Puede servir de meditación personal o de guión para una predicación dominical.
La Pascua viene a presentarse en este contexto como experiencia de intimidad orante, Dios en nosotros. Ésta es la promesa que sostiene el camino de la historia tantas veces oscura y angustiosa de los hombres: Llega el Espíritu de Dios, la verdad auténtica, la nueva humanidad
(2) En la segunda parte quiero presentar una teología del Espíritu Santo, comentando dos obras fundamentales de H. Mühlen, que fue a finales del siglo XX el gran pensador alemán que renovó el estudio de la “Vida de Dios”, hecha fuente de vida en la existencia de los hombres.
H. Mühlen fue un gran teólogo… un carismático. De esa forma pasó de la cátedra (sin dejarla) a las comunidades pentecostales católica, apostando por una renovación vivencial de la Iglesia.
Las dos partes (experiencia y teología) se vinculan. Las dos nos ayudan a pentrar en la vida de Dios que es su Espíritu. Buen domingo a todos.
Imagen 1. Un signo del Espíritu Santo. El fuego de Dios, hecho paloma…
Imagen 2. El lugar tradicional del Cenáculo y de Pentecostés en Jerusalén…
Es una estancia gótica del siglo XIV, un lugar entrañable, signo del Espíritu Dios, en la Jerusalén dividida: Al lado está el gran templo cristiano de Sión, debajo el “cenotafio” de David, revestido de negro y copado por nacionalistas judíos… y este salón del Cenáculo (construído por los franciscanos el año 1342, es ahora propiedad de un musulmán, que deja entrar a los devotos y rezar en privado, pero no celebrar liturgias…).
Buen domingo, buena espera del Espíritu Santo a todos, que buena falta nos hace.
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Texto:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor (=Paráclito), que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.
No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros.
El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él (Juan 14,15-21).
EXPERIENCIA DEL ESPÍRITU SANTO. COMENTARIO EXEGÉTICO
Introducción.
Evangelio de Juan: Catequesis del Espíritu
(Traducción polaca de un libro sobre el Espíritu Santo, que publiqué el año 2002)
El evangelio de Juan puede entenderse como una catequesis del Espíritu, como dice el mismo Jesús a Nicodemo, maestro de Israel: «En verdad te digo, si alguien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios» (Jn 2, 5). El evangelio es experiencia de nacimiento: nos hace ver que somos hijos de Dios, con Jesús, en el Espíritu. La religión anterior ha pasado, los montes sagrados y templos, los cultos antiguos. Llega en Jesús la novedad de una adoración gratuita, abierta a todos:
«Créeme, mujer: viene la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre… Pero llega la hora y es ésta en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en Verdad; estos son los adoradores que Dios busca: Dios es Espíritu, y quienes le adoran deben adorarle en Espíritu y Verdad» (Jn 4, 21-24).
Los hombres estaban divididos por sacralidades. Ahora han de unirse en el Espíritu y Verdad universal. Eso lo sabían los judíos helenistas (Filón y Sabiduría), pero no habían podido concretarlo. Muchos cristianos posteriores han seguido encerrados en una cultura o ciudad (nación) particular. En contra de eso, Jesús quiere que todos se vinculen por el Espíritu, que brota como río de su seno:
«Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él; pues todavía no había Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado» (Jn 7, 39).
Jesús resucitado es manantial del Espíritu, que mana hacia todos los humanos (como las aguas del paraíso: Gen 2, 10-14; Ap 22, 1-2).
Jesús pascual, los textos del Paráclito:
En ese fondo se sitúan los textos del Espíritu-Paráclito, como abogado, defensor de los fieles en la prueba (cf. Mc 13, 11 par), intérprete y autoridad de Jesús en la iglesia.
(1) Rogaré al Padre y os dará otro Paráclito, que esté con vosotros para siempre (Jn 14, 16). Ésta es la palabra clave del evangelio de hoy. Jesús mismo había sido el Paráclito, defensor de sus discípulos. Pero ahora que se va y les deja en plano físico, pide al Padre otro, que sea presencia interior y compañía (no os dejaré huérfanos: 14, 18).
Los hombres que están cerrados en el “mundo” viven en un plano de carne, de lucha mutua, mentira. La misma vida se les cierra y aparece como círculo de muerte. Por el contrario, aquellos que viven iluminados por Jesús (desde la presencia de Dios) reciben la promesa del el Espíritu. Están acompañados. Esta experiencia del Dios-Compañía es la clave de pascua cristiana.
(2) El Paráclito… os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os dije, como Maestro interior divino (Jn 14, 26). La iglesia ha corrido a veces el riesgo de entender la verdad como algo impuesto por fuera, resuelto y enseñado desde arriba. Pero Jesús promete a los suyos un magisterio interior: los cristianos sólo conocen la autoridad del Espíritu-Paráclito, que interpreta y actualiza a Cristo. Leer más…
Biblia, Espiritualidad
6º Domingo de Pascua, Dios, Espíritu Santo, Evangelio, Heribert Mühlen, Jesús, Pascua, Resurrección
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